5 cosas que matan el amor y romperán tu relación

Una relación saludable se basa en el compromiso, el respeto y la comunicación. Por eso, hay determinados factores, como la rutina y la mentira, que pueden acabar con el amor y romper una relación.
5 cosas que matan el amor y romperán tu relación
Bernardo Peña

Revisado y aprobado por el psicólogo Bernardo Peña.

Escrito por Virginia Martínez

Última actualización: 24 mayo, 2023

Así como nace, el amor también puede morir, de hecho, hay algunas actitudes que matan el amor poco a poco. Ten en cuenta que una relación es como una flor delicada que necesita esfuerzo y dedicación para que siga estando fresca, hermosa y saludable.

Por esa razón, quizás te interese conocer 5 cosas que matan el amor y que, por tanto, podrán acabar rompiendo tu relación. ¡Toma nota!

5 actitudes que matan el amor

Una relación es cosa de dos. Por tanto, requiere del esfuerzo y la dedicación de dos personas para completarse, respetarse y convivir. Esto no debería suponer un gran esfuerzo, aunque muchas veces debemos dejar el egoísmo y las ideas preconcebidas a un lado a fin de encontrar una armonía entre los dos.

En efecto, se trata de hacer concesiones en muchos aspectos, pero también de establecer y respetar límites. De esta forma, podremos conseguir una relación equilibrada que pueda durar. Ahora bien, ¿cuáles son esas actitudes que pueden afectar tanto al amor hasta el punto de acabar con él?

Los celos

Mujer en la cama y hombre viendo el móvil
Los celos pueden acabar limitando la libertad de la otra persona, conviertiendo la relación en algo tóxico.

Sentir celos es algo normal. Es lógico y razonable que temamos perder a la persona que queremos. No obstante, cuando son extremos, solo pueden traer consecuencias negativas.

Los celos pueden hacer creer a la otra persona que la consideramos un objeto, una posesión. Además, denotan una clara falta de confianza en el otro y en nosotros mismos, de modo que los pilares más importantes de una relación (la confianza y el respeto) se ven afectados.

En casos extremos, los celos pueden llevar a que uno de los miembros de la relación trate de mermar la libertad del otro, lo cual es letal para una relación equilibrada y armoniosa.

La rutina mata el amor

La rutina es seguramente el peor enemigo de una relación, sea cual sea su duración. En efecto, puede provocar tedio, aburrimiento y otros sentimientos desagradables como frustración.

Asimismo, todo esto puede derivar en que la comunicación se deteriore, en que surjan los reproches y quejas constantes; y en que los conflictos, incluso por nimiedades, acaben dominado la vida en común. 

Por otra parte, la rutina, si no se combate, puede llevar a un aislamiento de los miembros de la pareja que, aunque estén juntos, podrán sentirse solos. Es lo que se llama “soledad en compañía”, un signo inequívoco de que las cosas no van bien. 

Por esta razón, debemos cuidar de la relación y del amor que la fundamenta. Debemos hacer cosas juntos, cosas nuevas que den un toque especial y que nos recuerden por qué nos enamoramos y por qué escogimos a nuestra pareja.

Podéis apuntaros juntos a clases de yoga, pilates, baile; dedicaros tiempo a vosotros mismos, individualmente, y añorar la compañía el uno del otro. Podéis hacer excursiones, viajar, prepararos sorpresas… Solo hace falta imaginación y ganas de cuidar y reaviviar lo que entre vosotros existe.



Las mentiras matan el amor

Pareja hablando
“Una mentira puede poner en duda todas las verdades”.

La confianza es uno de los fundamentos de toda relación saludable. Por eso, la mentira es uno de sus enemigos, capaz de acabar con el amor.

En efecto, es mucho mejor decir siempre la verdad, de la manera adecuada, aunque pueda devenir en algún tipo de conflicto. Es siempre mejor ser sinceros, sin temor, asumiendo las consecuencias. Mentir es arriesgarnos a romper la confianza que nuestra pareja ha depositado en nosotros.

Las mentiras matan el amor y una de las bases más importantes de una relación. Así, una vez la mentira aparece, la otra persona podrá dudarlo todo. Es, en efecto, como explica el dicho: “Una mentira puede poner en duda todas las verdades”.  

Los reproches y quejas

Una relación se da entre dos personas y no existen dos personas iguales. Así, no podemos ni debemos esperar que el otro lo haga todo igual que nosotros. Se trata de una persona distinta, que ha tenido experiencias diferentes a las nuestras, y cuya forma de pensar y actuar difiere de la nuestra por muchas cosas que tengamos en común.

Por tanto, esperar a que la otra persona actúe o se comporte como queremos o deseamos es una falacia. Si, además, reprochamos y criticamos constantemente al otro, solo conseguiremos que la relación se deteriore y se llene de toxicidad.

Es mucho mejor establecer una comunicación efectiva y hablar las cosas de manera constructiva a fin de poder llegar a un acuerdo y procurar lo mejor para todos y para la relación.

La infidelidad en tu relación

infidelidad
La infidelidad daña las partes más básicas de una relación: la confianza y el respeto.

La infidelidad supone una traición. Por tanto, es casi un “atentado” contra los fundamentos básicos de una relación: la confianza, el respeto, el amor.

En efecto, ser infiel conlleva también mentir, falta de compromiso y entereza, egoísmo y engaño. De este modo, por mucho que la otra persona esté dispuesta a perdonar y a seguir adelante, algo en su interior se habrá roto irremediablemente.

Si queremos mantener el amor y una relación duradera y equilibrada, debemos ser fuertes ante caprichos y tentaciones y sopesar si realmente merece la pena arriesgar lo que tenemos. Se trata de uno de los golpes más duros que una relación puede recibir y, por tanto, el riesgo de romperla es importante.

Además, debemos tener en cuenta que si realmente queremos a alguien, debemos respetar a esa persona como individuo, como pareja, como persona que confía en nosotros. Porque después de una infidelidad, nuestra pareja no está obligada a perdonarnos, ni está obligada a olvidar. 

Por tanto, ten en cuenta siempre que el amor y las relaciones sentimentales son una realidad viva, es decir, debemos cuidar de su salud. Sus nutrientes son la confianza, el respeto, el amor y el mantener vivo el por qué deseamos estar con esa persona, evitando caer en la rutina que podría marchitarla.


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