Alimentación desordenada y desorden alimentario, ¿cómo se diferencian?
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El comportamiento ante la comida es multicausal. El factor sociocultural se ha convertido en un arma de doble filo, ya que se ha centrado en el «mito de la belleza». Al promocionar un estilo de vida saludable, se exigen ciertos estándares corporales para que la persona sea aceptada. De este modo, sus conductas se alteran y se puede producir una alimentación desordenada o un desorden alimentario.
Pero, ¿en qué consiste esto? En realidad, son dos conceptos diferentes. La obsesión y las exigencias por llevar un estilo de vida fitness, cumplir con la dieta de moda, medir las calorías ingeridas, entre otros cliché, pueden poner en riesgo la salud mental, emocional y física, al pasar de un comportamiento alimentario a otro patológico.
Y aunque una alimentación desordenada no es un trastorno alimentario, tampoco es una conducta normal y acarrea riesgos. En esta oportunidad te enseñamos a reconocer las señales de alerta y te damos algunas recomendaciones para afrontarlo.
Características de una alimentación desordenada
De acuerdo al Center for Young Women´s Health, el término «alimentación desordenada» se usa de manera descriptiva y no para diagnosticar un trastorno alimentario. Sin embargo, los comportamientos y patrones de la persona la pueden poner en riesgo de desarrollar algún tipo de desorden de este tipo.
Se habla de alimentación desordenada cuando las comidas se realizan por razones distintas al hambre y a la nutrición. Una revisión al respecto da algunos ejemplos, como las siguientes situaciones:
- Comer por estar aburrido o por estrés.
- Saltarse las comidas.
- Comer por ocultar emociones.
- Obviar los principales grupos de alimentos.
- Comer lo mismo todos los días.
La misma revisión explica que solo hay un paso entre la alimentación desordenada y el trastorno alimentario. Puede ocurrir que el comportamiento obsesivo por las cantidades y los tipos de alimentos conlleve al trastorno por atracón. También cuando la persona se vuelve extrema y restringida con la dieta, lo que puede dar lugar a la anorexia nerviosa.
En otras palabras, el desorden alimentario agrupa las conductas alimentarias y corporales poco saludables que se aplican para perder peso o promover la salud. Cuando esta situación se mantiene en el tiempo, la persona queda en riesgo de sufrir enfermedades, problemas de autoestima, entre otros.
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Síntomas característicos de una alimentación desordenada
La alimentación desordenada puede provocar daños graves en la salud. Debido a esto, la revista Psicología y Salud expone que hay que estar atentos a los signos de advertencia que permiten reconocerlo. Esto abarca lo siguiente:
- Fluctuaciones de peso constante.
- Mantener largo plazo una dieta yo-yo.
- Ejecutar dietas y ejercicios de extrema rigidez.
- Obsesionarse por el cuerpo, los ejercicios y los alimentos.
- Vivir angustiados por la imagen personal.
- Tener un comportamiento compulsivo o emocional.
- Mantener sentimientos de culpa o vergüenza cuando no se puede cumplir con la dieta o los ejercicios.
- Utilizar medidas compensatorias, como restricción de alimentos, ejercicios extremos, ayuno y hasta uso de laxantes.
- Saltarse las comidas.
- Adquirir problemas digestivos.
- Comer de manera compulsiva.
- Contar las calorías.
- Tener problemas de baja autoestima.
- Evitar compromisos sociales que incluyan comida.
¿Cómo diferenciar la alimentación desordenada del desorden alimentario?
Phillipa Hay y Jane Morris, en su capítulo sobre trastornos alimentarios, destacan que la diferencia más importante entre la alimentación desordenada y el desorden alimentario, es si los síntomas y las experiencias de la persona cumplen con los criterios diagnósticos de algún tipo de trastorno alimentario.
Cuando alguien dice: «tengo una alimentación desordenada», describe su comportamiento con la comida, pero sin un diagnóstico definido. Sin embargo, si reúne ciertos criterios, podría clasificarse como un trastorno alimentario no especificado o EDNOS. De todos modos, también es posible que los síntomas no sean tan extremos como para diagnosticarse como un desorden alimentario.
Ahora bien, un artículo compartido en Eating and Weight Disorders expone que un individuo con una alimentación desordenada tiene comportamientos similares a aquellos que tienen desordenes alimentarios. No obstante, los síntomas son menos frecuentes y menos graves.
Por su parte, a través de The American Journal of Clinical Nutrition, un grupo de especialistas determinó que si la alimentación desordenada no se atiende ni se trata a tiempo, puede convertirse en una anorexia nerviosa, un trastorno por atracón o una bulimia. Estas patologías pueden presentarse de forma diferente en cada paciente y tener consecuencias para toda la vida.
Posibles efectos en la salud
Aunque al principio pasa desapercibido, la alimentación desordenada acarrea consecuencias negativas sobre la salud física y mental. Muchas, incluso, son secuelas de por vida. Veamos sus principales efectos.
Trastornos alimentarios comunes
Los desordenes alimentarios provocan pensamientos obsesivos sobre la comida, los 7 días de la semana, las 24 horas de cada día. La persona solo piensa en las calorías, en hacer ejercicios, planificar las comidas o en participar de atracones o purgas. En consecuencia, hay un riesgo incrementado de los siguientes trastornos:
- Anorexia nerviosa: una revisión de la Universidad de Cambridge describe este término como un trastorno alimentario clasificado por la alteración perjudicial en la imagen y en la forma del cuerpo. Existen dos tipos; la restrictiva, cuando se restringen los alimentos para perder peso o prevenir su aumento. El otro tipo incluye los atracones y la purga, a través de laxantes, diuréticos, vómitos inducidos o la práctica de ejercicios extremos.
- Bulimia nerviosa: otra revisión de la literatura describe a la bulimia como un trastorno alimentario grave, que se caracteriza por la ingesta de cantidades excesivas de alimentos en un corto tiempo, es decir, por atracones. Luego le sigue la culpa y la vergüenza, lo que provoca vómitos autoinducidos, abuso de laxantes y ejercicio extremo.
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Otros tipos de trastornos relacionados con la bulimia y la anorexia
Choate y Gintner exponen que la anorexia y la bulimia tienen mucho en común, ya que ambos trastornos implican atracones y purgas. Estos autores han decidido considerar al atracón y a la purga como un subtipo de desorden alimentario.
- Trastorno por atracón: este subtipo de trastorno es el más común, ya que está presente tanto en la anorexia como en la bulimia. Un artículo reciente explica que los atracones y las purgas se caracterizan por episodios de abundantes ingestas, seguidos de vómitos autoinducidos, abuso de diuréticos, laxantes o ejercicio excesivo. En el atracón se pierde el control mientras se come.
- Vómitos autoinducidos: este tipo de vómito es un tipo de conducta de purga. También se incluyen el ejercicio excesivo y el abuso de laxantes y diuréticos. A menudo, va seguido de episodios de atracones «fuera de control». Además, las personas comerán rápido sin importar si están llenas.
Otros problemas de salud
Un grupo de médicos consideraron que otras consecuencias de llevar una alimentación desordenada, incluye un mayor riesgo a la obesidad, a la pérdida ósea, trastornos gastrointestinales, baja frecuencia cardíaca, baja presión sanguínea, desequilibrio hidroelectrolítico, depresión, aislamiento social y aumento de la ansiedad.
¿Cómo corregir los trastornos alimentarios?
Por fortuna, existen herramientas que permiten controlar una alimentación desordenada antes de que se produzca un trastorno alimentario. La revista Pharmacology & therapeutics explica cómo prevenir y corregir estos trastornos. A continuación, algunas recomendaciones.
- Acepta tu cuerpo, tal y como es: no te critiques al mirarte al espejo y piensa que tu cuerpo es un vehículo que te permite desplazarte a lo largo del día. Sustituye el diálogo interno negativo por aseveraciones positivas. Reconoce todas las cosas que tu cuerpo puede hacer.
- Evita las dietas de moda: se recomienda adoptar una forma saludable de comer con moderación. Eso evitará sentimientos de privación.
- Guarda la balanza: el uso de la balanza puede ser obsesivo y conlleva a patrones extremos para adelgazar. Reemplaza la báscula y experimenta cómo te sientes con tu cuerpo y cómo te queda la ropa.
- Programa un plan de ejercicios saludables: debes tener en cuenta la frecuencia con la que haces ejercicio y establecer el objetivo. Debes disfrutarlo, en vez de verlo como un sacrificio para perder peso.
Si los comportamientos alimentarios son graves, hay que buscar ayuda profesional. Un dietista con experiencia en asesorías de trastornos de la conducta alimentaria o un psicoterapeuta pueden ayudar a practicar una alimentación más intuitiva.
Lo ideal es contar con un equipo de tratamiento multidisciplinario para abordar todos los factores desencadenantes. Este equipo debe trabajar en estrecha colaboración para alcanzar los objetivos de salud planteados. Con una intervención oportuna y adecuada, hay altas probabilidades de superarlo.
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