Amelogénesis imperfecta: ¿qué es y cómo se trata?
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El esmalte dental es el tejido duro más externo que recubre y protege los dientes. Existen algunas condiciones raras que pueden afectar esta estructura. La amelogénesis imperfecta es una y sobre ella hablaremos en este artículo.
Conocemos con el nombre de «esmalte» al tejido más duro del cuerpo, que recubre y protege la porción visible de las piezas dentarias. Está formado por fosfato de calcio, bajo la forma de cristales de hidroxiapatita. Además, es el que le da a la sonrisa su aspecto blanquecino característico.
Sin embargo, durante la formación de los dientes pueden ocurrir anomalías que afectan el correcto desarrollo de los tejidos. En la amelogénesis imperfecta el esmalte no logra formarse con normalidad. ¿Por qué ocurre? ¡Descúbrelo!
¿Qué es la amelogénesis imperfecta?
La amelogénesis imperfecta es una afección genética que interfiere con el normal desarrollo del esmalte dental. Esta patología puede presentarse tanto en piezas dentarias de leche como en las permanentes.
Es una condición poco frecuente. Los datos sobre su prevalencia difieren entre distintos países, aunque en términos globales se estima que se presenta en 1 de cada 200 personas.
El origen de esta enfermedad dental está en mutaciones genéticas que se transmiten de padres a hijos. De todos modos, también puede haber alteraciones en el material genético sin que existan antecedentes en el grupo familiar.
Durante la formación del esmalte —proceso conocido como «amelogénesis»— intervienen varios genes. El origen del trastorno puede deberse a mutaciones en cualquiera de estos fragmentos de material genético.
Al desarrollarse la enfermedad, los dientes sufren cambios en su apariencia y en su estructura. En particular, son más pequeños, quebradizos y suelen presentar manchas. También tienen más posibilidades de sufrir sensibilidad, desgaste, caries o caída.
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Tipos de amelogénesis imperfecta
La alteración del esmalte dental es la principal característica de la amelogénesis imperfecta. Aun así, existen distintas formas clínicas de la enfermedad que difieren en sus manifestaciones. Esto depende en gran medida del gen afectado y del proceso de formación del esmalte en el que este interviene.
Es decir, los síntomas de la enfermedad varían según el momento en que se produce la alteración. En algunos casos pueden coexistir distintos tipos en un mismo paciente.
Según el Centro de Información Genética y Enfermedades Raras, se diferencian 4 variantes principales. Estas, a su vez, se subdividen en 17 o 18 subtipos, según las mutaciones genéticas que les dan origen.
Tipo I o hipoplásica
La alteración se produce al comienzo. Las células que deberían especializarse para encargarse de la formación del esmalte no logran diferenciarse en ameloblastos. El resultado es la presencia de una capa dentaria externa de muy poco grosor.
Los dientes presentan una superficie rugosa con depresiones lineales y suelen tener una coloración marrón. Además, es común que las piezas dentarias sean más pequeñas y estén mal implantadas.
Tipo II o hipomadura
El defecto se produce al final del proceso de formación del esmalte. La calcificación del tejido es incompleta y defectuosa. El esmalte de estos dientes suele tener alterada su consistencia y es menos duro que lo habitual.
De esta manera, no logra cumplir su función protectora y es común que los dientes se quiebren y dañen con facilidad. Entre tanto, la coloración suele ser amarillo-pardo y su superficie lisa. Algunos casos presentan un aspecto moteado o con estrías verticales.
Al tomarles imágenes radiográficas, no hay un contraste tan evidente entre el esmalte y la dentina, como ocurre en las piezas sanas. Es común que los pacientes con este tipo de amelogénesis imperfecta tengan sensibilidad dentaria y presenten problemas de oclusión asociados, como mordida abierta.
Tipo III o hipocalcificada
En este tipo de amelogénesis imperfecta, el problema sucede durante la fase de calcificación de la matriz orgánica. En este caso, la cantidad y el grosor del esmalte es normal, pero la mineralización es menor.
Los dientes se ven de color amarillo-pardo y su consistencia es blanda. Al igual que en el tipo II, son muy frágiles, suelen estar astillados y se rompen con facilidad. En las imágenes radiográficas, el esmalte se observa menos radiopaco que lo habitual.
Debido a la mala calidad del esmalte, estas piezas sufren con facilidad la pérdida o el desgaste del tejido por factores externos. Esto sucede de manera temprana, expone la dentina subyacente y origina problemas de sensibilidad.
Este tipo de amelogénesis imperfecta también está asociada a algunos problemas de oclusión.
Tipo IV o hipomadura-hipoplásica
En este caso, se combinan las características de la amelogénesis imperfecta tipo I y II. A menudo, se presenta junto con taurodontismo, una anomalía en la forma y en el tamaño de la cámara pulpar de las piezas dentarias.
La capa de esmalte es delgada y lisa, de color blanco, café o amarillento con manchas. Se debe hacer un diagnóstico diferencial con la fluorosis dental, pues el aspecto es parecido.
Complicaciones de la amelogénesis imperfecta
Un esmalte insuficiente o de mala calidad hace que las piezas dentarias con amelogénesis imperfecta no cuenten con la protección suficiente. Es así que prácticas habituales, como comer, masticar o cepillarse los dientes pueden provocar el desgaste y la pérdida de tejido dental.
La alteración conduce a la exposición de la dentina subyacente. Con esto, la persona sufre sensibilidad dental al contacto con sustancias frías, calientes o dulces; también al morder. En algunos casos, el dolor puede volverse bastante intenso y crónico.
Asimismo, incrementa la susceptibilidad a la acción de las bacterias y sus ácidos. Por lo tanto, la aparición de caries es bastante habitual. También es común que los dientes se quiebren o se fracturen con facilidad, incluso en actividades comunes como la masticación.
Entre otras cosas, esta patología puede repercutir en los tejidos que rodean los dientes. Las encías, el cemento radicular, el ligamento periodontal y el hueso alveolar pueden resultar afectados.
Y dado que el esmalte defectuoso afecta la estética dental, son comunes los problemas de autoestima y seguridad. Incluso, para algunos es motivo de rechazo o burlas.
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Diagnóstico y tratamiento
Los cambios en la apariencia de las piezas dentarias hacen que el diagnóstico de la amelogénesis imperfecta se realice tan pronto como aparecen los dientes en la boca. Esto será en los bebés o en los niños más grandes, según los elementos afectados sean de leche o definitivos.
El examen bucal y las imágenes radiográficas suelen ser suficientes para arribar a un diagnóstico. Aun así, los antecedentes familiares y los estudios complementarios y genéticos ayudan a confirmar el trastorno.
Tratamiento
El tratamiento dependerá del tipo de amelogénesis imperfecta que se haya diagnosticado y de la edad del paciente. Las terapéuticas irán cambiando y renovándose a medida que el niño crezca para acompañar su desarrollo y sus nuevas necesidades.
En algunos casos, los sellados y los empastes con resinas directas pueden ser de utilidad. Sin embargo, las restauraciones con coronas que recubren y protegen la totalidad del diente son la medida más utilizada.
Con estos procedimientos no solo se evitan las complicaciones asociadas, sino que también se logra que los elementos adquieran una coloración, forma y tamaño similares a los normales. Es decir, aporta estética y funcionalidad a la boca.
Cuando los niños son más grandes es importante evaluar la necesidad de tratamientos de ortodoncia o quirúrgicos, pues como mencionamos, las maloclusiones son frecuentes en estos pacientes y su corrección a tiempo evitará problemas futuros.
Los procedimientos preventivos también forman parte de la atención de los pacientes con amelogénesis imperfecta. Estas son algunas de las medidas que ayudan a cuidar este tipo de dentadura:
- Adecuada higiene bucodental.
- Dieta saludable, pobre en azúcares y sustancias ácidas.
- Aplicación tópica de flúor.
- Colocación de sellantes.
- Enjuagues con clorhexidina.
- Uso de pastas especiales para la sensibilidad dental.
En casos más graves, estará indicada la extracción de los dientes con mal pronóstico y su posterior rehabilitación protética.
El cuidado de los niños con amelogénesis imperfecta
La amelogénesis imperfecta es un trastorno bucal poco frecuente. Sin embargo, para quien lo padece, esta afección altera la estética y la funcionalidad de su dentadura. Además, predispone a sufrir complicaciones molestas como la sensibilidad, las fracturas y las caries.
Llevar a los niños al odontopediatra de manera temprana es una acción clave para detectar y abordar esta problemática a tiempo. El profesional acompaña al pequeño con las medidas terapéuticas adecuadas para su edad, lo que mejora su calidad de vida.
Los cuidados en el hogar también son muy importantes. Ocuparse de mantener una adecuada higiene bucal y una dieta saludable baja en azúcares y en alimentos ácidos ayuda a prevenir las complicaciones asociadas a estos dientes desprotegidos.
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