Aplasia medular: todo lo que debes saber

La aplasia medular suele acompañarse de síntomas anémicos, hemorragias y una susceptibilidad aumentada a las infecciones. Te explicamos por qué se produce y cómo se trata.
Aplasia medular: todo lo que debes saber
Leonardo Biolatto

Escrito y verificado por el médico Leonardo Biolatto.

Última actualización: 12 abril, 2022

La aplasia medular es una enfermedad que afecta a la médula ósea. Este es un tejido esponjoso que se encuentra en el interior de los huesos largos, las vértebras, la pelvis, la cintura escapular y otros. Se encarga de la producción de las células sanguíneas, como los glóbulos rojos, los blancos y las plaquetas.

Lo que ocurre en la aplasia medular es que desaparecen las células de la médula ósea que dan lugar a las diferentes estirpes de células sanguíneas. Por ello, disminuyen todas ellas. Esto puede dar lugar a anemia, a una mayor sensibilidad para las infecciones y a problemas de coagulación.

Por desgracia, hay muchas circunstancias que pueden dar desencadenar la enfermedad. El tratamiento es fundamental, ya que se trata de una situación grave. En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre el trastorno y cómo se trata.

¿Qué es la aplasia medular?

La aplasia medular es una enfermedad de la médula ósea. Consiste en que desaparecen de forma total o parcial las células precursoras hematopoyéticas.

Estas células son las que dan lugar a las células sanguíneas, como los glóbulos rojos, los leucocitos y las plaquetas. Por ello, cuando no están presentes, se produce una disminución de todas estas líneas celulares.

Las células sanguíneas son esenciales para la vida. Los glóbulos rojos se encargan de transportar el oxígeno a los tejidos. Los leucocitos son fundamentales para el funcionamiento del sistema inmune. Las plaquetas (que son fragmentos de células más grandes) se encargan del proceso de coagulación.

La aplasia medular conlleva la disfunción de todas estas funciones. Por eso, puede dar lugar a un síndrome anémico (llamado anemia aplásica), a hemorragias y a infecciones.

La aplasia medular puede ser parcial o total, lo que hace que su gravedad también sea variable. Según explica un estudio publicado en la Revista Cubana de Hematología, Inmunología y Hemoterapia, se estima que la incidencia está entre 2 y 6 personas por cada millón de habitantes.

Células sanguíneas afectadas por la aplasia medular.
Todas las células de la sangre se ven afectadas cuando hay aplasia medular, por lo que el cuadro es grave.

¿Cuáles son sus causas?

La aplasia medular puede estar producida por numerosas situaciones. De forma general, los orígenes se dividen en congénitos o adquiridos.

La congénita es aquella que está presente desde el nacimiento. Dentro de este grupo se engloba la anemia de Fanconi. Es una enfermedad hereditaria poco frecuente que se transfiere de forma autosómica recesiva. Provoca una disminución de todos los tipos de células sanguíneas.

Por otra parte, tal y como explica un artículo de la Fundación Josep Carreras, las causas adquiridas son las más frecuentes. Son aquellas en las que desaparecen las células madre hematopoyéticas, ya sea por un daño directo a la médula o por mecanismos inmunes.

En casi el 80 % de los casos no se puede identificar la causa de la aplasia. Por ello se dice que se trata de una forma idiopática. Algunas de las etiologías que suelen identificarse son las siguientes:

  • Fármacos o agentes químicos: pesticidas o benceno.
  • Infecciones virales: hepatitis, virus de la inmunodeficiencia humana, virus de Epstein-Barr y citomegalovirus.
  • Tratamientos de radiación y quimioterapia: suele ser temporal.

Síntomas de la aplasia medular

Como señalamos al principio, la aplasia medular puede ser parcial o total. En la parcial sigue habiendo una pequeña producción de células sanguíneas, por lo que los síntomas pueden ser algo más leves que en la total.

Además, los signos varían en función de la línea celular afectada. Según explica la Clínica Universidad de Navarra, si se afecta la producción de glóbulos rojos aparecerá anemia aplásica, la que conlleva fatiga, dificultad para respirar, palidez cutánea y taquicardias. También es usual que haya mareos, vértigos o calambres.

Cuando se afectan los leucocitos, lo que ocurre es que el paciente tiene una susceptibilidad muy alta a las infecciones. Suelen estar causadas por gérmenes poco comunes y durar más de lo habitual.

Por último, la aplasia medular puede aparejar una alteración en la síntesis de plaquetas. Son los fragmentos celulares que intervienen en el proceso de la coagulación. Por eso es usual que aparezcan hemorragias.

¿Cómo se diagnostica?

Para diagnosticar la aplasia medular, primero es importante conocer la historia clínica del paciente. Es fundamental saber si ha estado realizando algún tratamiento, si presenta otras patologías y cuáles son sus síntomas.

No obstante, requiere realizar ciertas pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico. El análisis de sangre es la clave. Mediante esta prueba se pueden cuantificar los niveles de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas. En las personas que presentan aplasia medular estas células estarán por debajo de los límites normales.

Otra prueba que puede ayudar al diagnóstico es la biopsia de médula ósea. Consiste en extraer una pequeña muestra de la médula. Suele hacerse en el hueso de la cadera.

Biopsia de médula ósea para diagnosticar aplasia medular.
La biopsia de médula ósea tiene indicaciones concretas y puede confirmar patologías oncológicas.

Opciones de tratamiento de la aplasia medular

La aplasia medular puede poner en riesgo la vida de quien la sufre. Cuando se trata de un caso grave, suele ser necesario hospitalizar al paciente.

Una de las técnicas que se suelen emplear son las transfusiones sanguíneas. No es un abordaje curativo, pero puede ayudar a controlar los síntomas de la anemia y las hemorragias. No obstante, realizarlas de forma repetida se asocia a ciertas complicaciones.

Otra de las opciones es el trasplante de células madre. Como la anemia aplásica consiste en la deficiencia de células hematopoyéticas, esta medida puede ayudar a que se generen nuevas.

De todas maneras, resulta complejo encontrar donantes compatibles. Además, el cuerpo puede rechazar el trasplante, lo que pone en riesgo la vida. Esta es una opción curativa, aunque requiere inmunosuprimir de forma continua al paciente y un ingreso largo en el hospital.

En la actualidad existen fármacos que actúan como estimulantes de la médula ósea. Por ejemplo, el filgrastim. Son medicamentos que suelen asociarse a inmunosupresores, como la ciclosporina.

Los inmunosupresores son útiles si la causa de la aplasia medular es una alteración del sistema inmunitario. También ayudan al mantenimiento del paciente hasta que se consiga un trasplante de médula ósea.

La anemia aplásica es infrecuente, pero muy grave

La anemia aplásica es una enfermedad grave que produce la disminución de las células sanguíneas. Hay muchas causas que pueden dar lugar a esta patología. No obstante, en un gran porcentaje de pacientes no se encuentra el motivo exacto por el que se ha producido.

El problema es que estas personas pueden sufrir anemia grave, problemas de la coagulación e infecciones frecuentes y prolongadas. Por ello es importante establecer un tratamiento cuanto antes. De lo contrario, la persona correrá serio riesgo de muerte.

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