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Un estudio detecta arsénico, plomo y otros metales tóxicos en los tampones

6 minutos
Se estima que, en Estados Unidos, entre el 52 % y el 82 % de las personas que menstrúan usan tampones. El descubrimiento de sustancias tóxicas entre sus componentes plantea interrogantes respecto a su seguridad y riesgos para la salud.
Un estudio detecta arsénico, plomo y otros metales tóxicos en los tampones
Última actualización: 05 agosto, 2024

Un reciente estudio que midió la concentración de metales en tampones de varias marcas, detectó la presencia de arsénico, plomo y cadmio en los productos. Este hallazgo ha suscitado una gran preocupación, pues un porcentaje significativo de mujeres los emplea en todo el mundo durante varias horas al día.

La piel de la vagina, al tener un gran potencial de absorción química, aumenta la inquietud sobre los posibles riesgos para la salud asociados con estos contaminantes. Este descubrimiento plantea muchos interrogantes sobre la seguridad de los productos menstruales y subraya la necesidad de investigar más a fondo.

El estudio y sus alcances

El estudio fue realizado por un equipo multidisciplinario de científicos de las universidades de California, Columbia y Michigan que se propuso medir la contaminación con metales tóxicos en tampones. La investigación surgió debido a las crecientes inquietudes sobre los posibles efectos nocivos de los productos que están en contacto directo con el cuerpo durante largos períodos.

Preocupados por la seguridad de estos productos femeninos, los científicos decidieron evaluar si los tampones podrían estar liberando metales pesados, conocidos por sus efectos perjudiciales en la salud. Se propusieron identificar y cuantificar la presencia de 16 metales pesados: arsénico, bario, cadmio, calcio, cobalto, cromo, cobre, estroncio, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, vanadio y zinc.

Entre septiembre de 2022 y marzo de 2023, adquirieron 30 muestras de 14 marcas distintas en tiendas físicas de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, así como en dos importantes minoristas en línea. Se incluyeron tanto los productos más vendidos como los de tiendas de grandes cadenas norteamericanas. Luego se examinaron las concentraciones de metales según distintas variables:

  • Marca: de tiendas o comerciales.
  • Material: orgánicos o no orgánicos.
  • Lugar de compra: Estados Unidos o Unión Europea/Reino Unido.

Los resultados

El estudio ha mostrado que todos los tampones analizados contenían concentraciones mensurables de los 16 metales evaluados, entre los que se destacan:

  • Arsénico: es carcinógeno, puede afectar el sistema nervioso, causar problemas de piel y otros trastornos graves.
  • Cadmio: asociado con problemas renales y óseos. Además, puede tener efectos tóxicos acumulativos en el cuerpo.
  • Plomo: es un metal pesado que puede dañar los riñones, el sistema nervioso y causar problemas cognitivos, sobre todo en los niños.

Las concentraciones de plomo fueron mayores en los tampones no orgánicos, mientras que el arsénico fue más alto en los productos orgánicos.

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos advierte que no hay un nivel seguro de exposición al plomo: este metal representa un riesgo significativo para la salud, especialmente en los niños.

Posibles explicaciones a la contaminación

Los metales pesados podrían llegar a los tampones de varias maneras. En un mundo donde la contaminación del aire, el suelo y el agua es común, estos contaminantes pueden trasladarse a los productos industriales.

Los materiales con el que se fabrican los tampones, como el algodón, el rayón y la viscosa, pueden absorber metales durante su cultivo y procesamiento. Además, el agua utilizada en el proceso de fabricación puede introducir las sustancias tóxicas en los productos finales.

Otra fuente de contaminación es la adición intencional de metales durante el proceso de fabricación como parte de procesos industriales que utilizan pigmentos, blanqueadores o agentes antibacterianos. El calcio, cobalto, cromo, cobre, níquel y zinc, por ejemplo, se añaden para controlar olores y proporcionar lubricación.

Estos hallazgos subrayan la necesidad urgente de una mayor regulación y transparencia en la elaboración de productos menstruales para garantizar la salud y seguridad de los consumidores.

Riesgos para la salud

Aunque el impacto exacto en la salud aún no está completamente claro, la presencia de estos metales en los productos menstruales plantea un riesgo potencial para las mujeres que los utilizan. Las posibles consecuencias para la salud incluyen:

  • Efectos hormonales y reproductivos: el plomo y el cadmio pueden alterar el equilibrio hormonal, afectando el ciclo menstrual y la fertilidad.
  • Problemas dermatológicos: la exposición prolongada a metales tóxicos puede causar irritaciones en la piel, dermatitis y otras reacciones cutáneas.
  • Daño a órganos vitales: la intoxicación con metales pesados puede dañar órganos esenciales como el hígado, los riñones y el cerebro, así como los sistemas cardiovascular, nervioso y endocrino.
  • Efectos crónicos a largo plazo: los metales como el arsénico, el plomo y el cadmio pueden acumularse en el cuerpo con el tiempo, ocasionando problemas de salud graves, como enfermedades crónicas y cáncer.
Aunque este estudio no haya podido revelar los riesgos reales asociados a los tampones contaminados, plantea el interrogatorio. Es necesario investigar cómo estos metales pueden filtrarse de los productos menstruales y ser absorbidos por el cuerpo, y evaluar los posibles efectos adversos para la salud.

Otros estudios previos

Los metales no son los únicos contaminantes presentes en los tampones. Investigaciones anteriores han identificado diversas sustancias tóxicas en productos menstruales, incluidos PFAS (sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas), ftalatos, furanos, bisfenoles y COV (compuestos orgánicos volátiles), entre otros.

Estos químicos han sido asociados con alteraciones en el sistema endocrino, afectando el metabolismo, la salud reproductiva y los niveles hormonales. También se relacionan con un mayor riesgo de cáncer, infertilidad, erupciones cutáneas y desequilibrios en el ciclo menstrual.

Aunque la presencia de estas sustancias químicas en los tampones es preocupante, es importante destacar que su mera presencia no garantiza necesariamente un efecto adverso en la salud. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la medición de una sustancia química en la sangre o la orina indica exposición, pero no implica que cause una enfermedad o efecto negativo inmediato.

La evaluación del riesgo requiere estudios adicionales para determinar cómo estas sustancias pueden impactar en la salud de manera concreta. De todos modos, saber de su presencia en los productos femeninos es importante para tomar decisiones informadas.

Recomendaciones para la salud

Los tampones pueden ser prácticos y simples de usar. Sin embargo, considera las siguientes recomendaciones para mitigar los riesgos asociados con la exposición a metales tóxicos:

Si tienes preocupaciones sobre la exposición a metales pesados o sustancias químicas, busca consejo médico para obtener un enfoque personalizado y adecuado a tus necesidades.

Si experimentas síntomas inusuales como dolor, ardor, secreción o reacciones alérgicas, deja de usar tampones y consulta a tu médico.

Elecciones informadas

El reciente estudio ha revelado la presencia de arsénico, plomo y otros metales tóxicos en los tampones. Aunque estos hallazgos no deben causar pánico, sí subrayan la importancia de estar bien informados sobre los productos que utilizamos en nuestro cuerpo.

Los investigadores destacan la urgente necesidad de mayor transparencia y regulación en la industria de productos menstruales. Abogar por pruebas más rigurosas y un etiquetado más claro puede ayudar a mejorar la seguridad de los productos que usamos a diario.

Aunque aún no se ha establecido una conexión clara entre los metales y efectos negativos para la salud, es crucial mantenernos actualizadas para tomar decisiones conscientes.


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