Artritis infecciosa o séptica aguda
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La artritis infecciosa es una enfermedad en la que se produce una inflamación o hinchazón de la membrana sinovial. Se trata de una fina capa que envuelve y sirve de protección para el interior de la cápsula articular fibrosa.
Para llevar a cabo esas funciones produce una sustancia especial, el líquido sinovial. Este compuesto sirve de lubricante en las articulaciones y es capaz de reducir las lesiones que se dan en un traumatismo sobre ellas.
Asimismo, podemos distinguir dos tipos de artritis en función del periodo de desarrollo que posean. Por una parte, hablamos de la artritis crónica, si tras tratar las causas de la enfermedad la artritis no remite. Asimismo, el paciente presenta el problema durante el resto de su vida. Si tras la terapia seleccionada el trastorno desaparece hablamos de artritis aguda.
Normalmente, afecta o aparece de manera simétrica, es decir, se presenta en la misma articulación de cada lado del cuerpo. Por otra parte, la afección de la articulación puede desgastar a otras estructuras internas circundantes (huesos, cartílagos, etc.).
Síntomas de la artritis infecciosa o séptica aguda
Por norma general, el paciente puede sentir una serie de alteraciones o señales que pueden estar asociadas a esta enfermedad. Entre los síntomas más frecuentes podemos destacar los siguientes:
- Cansancio, debilidad o fatiga general.
- Pérdida de apetito.
- Fiebre que puede variar en cuanto a intensidad.
- Escalofríos ocasionales.
- Dolor o molestia intensa en las articulaciones.
- Inflamación o hinchazón de las áreas afectadas. También se puede apreciar un tono más rojizo de lo normal en ellas.
- Xerostomía y xeroftalmia, es decir, sequedad en la boca (sobre todo por las mañanas) o en los ojos que aparecen enrojecidos.
- Sensación de entumecimiento en las articulaciones que se acentúa por las mañanas.
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Causas de la artritis infecciosa o séptica aguda
Los agentes infecciosos que provocan esta enfermedad puede actuar de manera directa (el patógeno se encuentra en la articulación) o indirecta (el microorganismo dañino ha provocado la infección en otra zona y se ha desplazado hasta estas estructuras).
En cualquier caso el sistema inmunitario del paciente actuará contra esa infección produciendo y desplazando una gran cantidad de leucocitos al área. Esta sería la causa de la inflamación en las articulaciones. Podemos realizar otra clasificación en función del tipo de agentes infecciosos que causan la enfermedad. Así, encontramos los siguientes tipos de artritis:
- Bacteriana. Está producida por ciertas bacterias como el gonococo, el estreptococo o el estafilococo. Por lo general, las artritis infecciosas se incluyen en esta categoría.
- Viral. La afección es causada por determinadas clases de virus como el parvovirus B19, el virus de la rubéola o los causantes de la hepatitis (B y C).
- En raras ocasiones se desarrolla a partir de la infección de un parásito o de un hongo.
Diagnóstico de la artritis infecciosa o séptica aguda
Por norma general el equipo médico llevará a cabo una serie de procedimientos médicos para identificar esta alteración y diagnosticarla, así, descartar otras con características similares. Por ejemplo, podemos encontrar las siguientes:
- Examen físico. Durante esta prueba los especialistas comprueban los síntomas que pueda sentir el paciente. También se estudiará su historia clínica y los antecedentes que pueda presentar.
- Análisis del líquido sinovial. En ella se extrae una pequeña cantidad de esta sustancia y se revisa en un laboratorio para confirmar la existencia de patógenos en ella.
- Otras pruebas rutinarias como el análisis de sangre o el de orina.
Tratamiento de la artritis infecciosa o séptica aguda
El objetivo del tratamiento será eliminar la infección desencadenante y aliviar los síntomas que aparezcan en el sujeto. Por tanto, encontramos:
- Uso de antibióticos, si se trata de una artritis infecciosa causada por bacterias.
- Utilización de otros fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y analgésicos (para calmar el dolor o las molestias).
- Recomendación de un descanso o reposo de la articulación afectada (se puede conseguir a través de la entablillación).
- Terapia física para recuperar la fuerza articular y la amplitud del movimiento.
Estas medidas suelen utilizarse de manera combinada y mejoran el estado del paciente.
Una patología compleja
Los pacientes con artritis infecciosa requieren un diagnóstico precoz y tratamiento oportuno. De lo contrario, la aparición de complicaciones podría ser muy posible. Por tal motivo es importante acudir al médico lo antes posible en caso de presentar los síntomas.
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