Aversión de la lactancia materna: ¿por qué ocurre y cómo afrontarlo?

La aversión de la lactancia materna es un problema más común de lo que se cree. Algunas mujeres tienen dificultades para amamantar a sus bebés y esto no las hace malas personas.
Aversión de la lactancia materna: ¿por qué ocurre y cómo afrontarlo?
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 10 julio, 2023

La aversión de la lactancia materna es un fenómeno complejo del que se habla poco. Tiene que ver con emociones y sensaciones desagradables para la madre al momento de amamantar. Luego, hay sentimientos de culpa por esto.

De sobra se conocen los beneficios que tiene alimentar a un bebé con leche materna. Pero cuando hay aversión, de forma involuntaria se rechaza la experiencia.

Las mujeres que la experimentan no son malas madres ni mucho menos. Simplemente, son seres humanos que tienen dificultades para vivir esta situación de una manera natural y gratificante. No es un capricho; hay causas reales y también soluciones.

La lactancia materna y su importancia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y los médicos recomiendan que el bebé se alimente con leche materna durante sus primeros 6 meses de vida de manera exclusiva. Lo ideal es que luego se incorporen alimentos complementarios y que la lactancia se mantenga hasta los 2 años.

Por sí misma, tiene un profundo significado emocional, tanto para la madre como para el bebé. Para la mujer es una vía que le permite identificarse con su rol materno y desarrollar un vínculo muy estrecho con el pequeño. Para el bebé forma parte de la experiencia de apego que requiere al comienzo de su vida.

De este modo, alimentar al bebé con leche materna no solo provee grandes beneficios para la salud física, sino que además aporta una experiencia psicológica significativa. Sin embargo, algunas madres no logran sentirlo de esta manera.

¿Qué es la aversión de la lactancia materna?

La aversión de la lactancia materna es una situación en la que la madre experimenta un conjunto de sentimientos negativos frente al acto de amamantar. Esto se presenta de manera repentina y sin una causa física o concreta que lo explique.

También se le conoce como agitación de la lactancia materna. Ocurre en madres de diferentes edades y condiciones; incluso en algunas que ya han tenido hijos y no habían experimentado algo similar al darles el pecho.

No existen datos concretos en torno a la prevalencia de este fenómeno, pero se cree que puede ser una situación muy común. El punto es que genera sentimientos de culpa en las madres, por lo que no se habla de ello. Así mismo, muchos profesionales de la salud ignoran su existencia.

De todos modos, podría ser que hasta un tercio de las mujeres la experimenten. Hay pocos estudios al respecto. Aunque en 2017 se hizo una investigación con 694 mujeres y en el 70 % de ellas había síntomas de este problema.

Mujer con aversión a la lactancia materna.
Las mujeres con este problema lo viven con angustia y la culpa se prolonga en otras actividades que hacen con el bebé.

Síntomas

Es importante señalar que al comienzo de la lactancia es habitual que haya algunas molestias físicas cuando se amamanta al bebé. Esto puede causar cierta incomodidad, pero no afecta la motivación para alimentar al pequeño.

En la aversión de la lactancia materna la situación es diferente. No hay problemas físicos para amamantar, pero sí una serie de emociones negativas al hacerlo. Hay rechazo al acto de dar de comer al niño. Incluso puede haber resquemores al contacto físico.

Las mujeres describen la aversión de la lactancia materna como una situación en la que aparecen sentimientos de rabia y enfado al momento de amamantar. También hay irritación y agitación. Así mismo, muchas indican que experimentan hormigueo o picor en la piel y que sienten dolor en los pezones.

Un metaanálisis publicado en 2021 muestra que estos síntomas son consistentes:

  • Deseos de apartar al bebé cuanto antes.
  • Pensamientos violentos hacia el bebé, en algunos casos.

Se presenta sobre todo con niños menores de 1 año. Es más habitual en las mujeres que amamantan durante un embarazo en curso.

A veces es constante y otras veces aparece solo en algunas tomas, en especial las nocturnas. Es más habitual en las fechas que coinciden con la menstruación o la ovulación.

Hay conflicto interno por el deseo de amamantar y el rechazo a hacerlo.

Otros datos de interés

Aunque las manifestaciones habituales de la aversión de la lactancia materna son las ya descritas, también hay casos en los que se presentan otros síntomas. Algunas madres refieren que el amamantamiento les produce una sensación erótica que rechazan. Otras dicen que predomina un sentimiento de frustración e impotencia.

Lo más difícil de sobrellevar, en todo caso, es la ambivalencia. Rechazo, por un lado, y culpa intensa por el otro. Hay casos en los que estas emociones están presentes, pero de forma leve. Otras veces son muy pronunciadas e incluso se incrementan con el paso del tiempo.

Muchas mujeres reconocen que el desencadenante de la aversión de la lactancia materna es una fatiga extrema. Por eso es más habitual que se presente o se incremente durante las tomas nocturnas. Así mismo, con los bebés que son muy demandantes.

Causas

La ciencia no ha logrado precisar del todo las causas de la aversión de la lactancia materna. De momento, se sabe que hay algunos desencadenantes circunstanciales, como los siguientes:

  • Fatiga: el cansancio incrementa el rechazo a amamantar.
  • Lactancia en tándem: se refiere a los casos en los que la madre queda embarazada durante la lactancia y decide continuar con esta. Hasta el 60 % de las mujeres en esta situación desarrollan aversión de la lactancia materna.
  • Sensibilidad física: a veces hay mucha sensibilidad en el pezón o en los pechos, quizás por posiciones inadecuadas a la hora de amamantar.
  • Experiencias de abuso sexual: la lactancia supone un contacto muy íntimo y estrecho, que puede ser rechazado por algunas mujeres con antecedentes de abuso sexual.
  • Traumas psicológicos previos: una experiencia desafortunada con la propia madre puede proyectarse en un hijo.
  • Menstruación y ovulación: muchas mujeres reportan sentir el rechazo solo durante estas etapas del mes. Es posible que haya algún elemento fisiológico involucrado.
No hay causas definidas de este problema. Se sospecha de un origen psicológico, pero no se descartan elementos fisiológicos.

¿Cómo se puede tratar la aversión de la lactancia materna?

La principal dificultad en la aversión de la lactancia materna es que muchas veces no se identifica y menos se habla de ello. El primer paso para superar esta condición es reconocer que existe y que esto no significa que una mujer sea una mala madre.

El plan de acción sería el siguiente:

  1. Desculpabilizar. Es importante entender que el rechazo no es deliberado, por lo que no debe haber culpa.
  2. Comunicar. Verbalizar en estos casos es fundamental. Un profesional de la salud es una buena opción para comentar la situación.
  3. Identificar la situación. Es importante observar cuándo se presentan los síntomas de la aversión de la lactancia materna y cómo son esas manifestaciones.
  4. Distraerse y relajarse. Es posible buscar alguna distracción mientras se amamanta, como escuchar música o leer un libro.
  5. Descansar más. Si se detecta que la aversión de la lactancia materna está asociada a la fatiga, lo mejor es buscar la manera de descansar más y mejor.
  6. Revisar la postura. Si hay dolor o molestias físicas, resulta clave revisar la postura que se adopta para amamantar y comentarlo con el pediatra.
  7. Destete respetuoso. Si se estima que no hay forma de solucionar el problema, lo mejor es llevar a cabo un destete respetuoso tras 6 meses de lactancia.

A veces todo se soluciona cuando logra encontrarse la causa del rechazo y se toman cartas en el asunto. En otras ocasiones, no es posible identificar el porqué de la aversión de la lactancia materna.

Lo mejor es acudir a psicoterapia y quizás adelantar un deteste respetuoso. Pacificar la situación es lo mejor para la madre y para el bebé.


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