¿Qué significa tener un brote psicótico?
Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fatima Seppi Vinuales
Aquello de lo que no se habla, no existe y nos deja con escasos recursos para la acción. En octubre, un mes dedicado a hablar de la salud mental, es tan necesario como urgente abordar las enfermedades mentales para que dejen de ser un tabú y causa de discriminación. Veamos, entonces, de qué se trata un brote psicótico.
Pero antes de avanzar con sus características, es oportuno comprender qué es la psicosis. La misma es una enfermedad mental que se caracteriza por la pérdida de sentido de la realidad. En general, su aparición se produce antes de los 20 años de edad y los factores son múltiples; hay causas genéticas, biológicas, ambientales y una mayor vulnerabilidad al estrés, entre otras.
¿Qué significa tener un brote psicótico?
Los cambios más evidentes durante un brote psicótico aparecen al nivel del pensamiento, la percepción, el comportamiento y las emociones. La forma en que se presenta varía entre una persona y otra; y también puede cambiar a lo largo del tiempo.
Es muy importante saber que el brote psicótico suele tener algunas señales de alerta con anterioridad. Si bien muchas de ellas pueden ser confusas por su inespecificidad, las familias que tienen miembros diagnosticados con psicosis pueden observar con mayor detalle su aparición para hacer algo al respecto de manera temprana.
Los síntomas más comunes para identificar un brote psicótico pueden clasificarse en positivos y negativos. Los primeros son los siguientes:
- Alteraciones en la forma del pensamiento: no hay conexión entre una pregunta y su respuesta; la persona parece confundida o perdida.
- Alucinaciones: se refiere a la percepción de algo que no existe. La forma más frecuente es la de escuchar voces.
- Delirios: la persona percibe o cree como real algo que no está sucediendo. Por ejemplo, puede pensar que alguien la está mirando para secuestrarla.
Por su parte, los síntomas negativos son los siguientes:
- Cambios en el sueño.
- Descuido en la higiene personal.
- Apatía, falta de motivación, desgano.
- Sensación de extrañeza con la realidad.
- Pérdida de interés y de la capacidad de disfrute.
- Dificultades para concentrarse, para empezar y terminar una tarea.
Causas
Existen múltiples causales del brote psicótico. Entre las principales, encontramos aquellas vinculadas a enfermedades previas, tales como esquizofrenia, trastorno bipolar y otros trastornos psicóticos. También puede estar motivado por el consumo de sustancias; en especial las alucinógenas.
Fases de un brote psicótico
A partir de identificar los síntomas, también podemos reconocer cómo es, a nivel general, el desarrollo de un brote psicótico. Debemos entender que se altera la percepción de la realidad de manera temporal pero brusca.
Resulta una situación de riesgo, ya que se ve afectada la consciencia de sí mismo y del entorno. En este sentido, también el comportamiento se vuelve impredecible.
Las fases suelen ser las siguientes:
- Prodrómicos: sus síntomas son similares a otras situaciones que no necesariamente dan cuenta de un brote.
- Aguda: aparecen los síntomas positivos de la psicosis.
- Remisión: poco a poco, los síntomas desaparecen y la persona empieza a recuperarse.
¿Cómo actuar ante un brote psicótico?
En general, los brotes psicóticos suelen ser de duración breve. Sin embargo, lo más conveniente es pedir ayuda a un servicio de urgencias.
Es difícil contener a la persona y también es un riesgo. Por ejemplo, en algunos casos, el personal de emergencias puede tener que inmovilizar a quien está teniendo el brote psicótico. Para ello, se requiere actuar sobre sus miembros inferiores y superiores para evitar que se golpee o lastime a otros.
En todo momento es importante intentar mantener la calma y evitar discutir o confrontar. No se recomienda subestimar la situación.
Por otro lado, resulta esencial brindar contención y apoyo a la persona afectada. Respetar sus derechos como persona y no tomar decisiones en su nombre es un imperativo, a excepción de que su vida corra peligro.
Sobre las recaídas
Con la medicación y un abordaje adecuado es posible lograr cierta estabilidad en los brotes psicóticos. Sin embargo, también es necesario preparar al paciente, a la familia y a su red de asistencia y cuidado respecto a las recaídas.
Estas suelen tener un gran impacto emocional y psicológico, ya que muchas personas suelen significarlas como una «vuelta a cero». Con el tiempo, y en la medida en que se evidencien mejorías, es conveniente que se vaya reintegrando a sus actividades, que tenga algo para hacer y sentirse útil.
La participación en grupos también funciona muy bien.
Hay que «normalizar» la aparición de los brotes psicóticos como esperables, buscando evitar que impacten de manera desproporcionada sobre la confianza de la persona. A su vez, es importante favorecer los factores protectores (por ejemplo, tener una actividad y una rutina, evitar el consumo de alcohol) y prestar atención a aquellos factores de riesgo (estrés continuo, falta de sueño).
Habrá que buscar un equilibrio en la dinámica familiar, evitando la sobreprotección que, aunque con buenas intenciones, invalida a la persona y le impide desarrollar su autonomía. A su vez, satura a quienes se ocupan de su cuidado. Luego, a partir del estrés y el burnout, no se encuentran en condiciones de ofrecer una respuesta oportuna y empática.
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