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El cáncer de esófago es un tipo de cáncer que se desarrolla por el crecimiento anormal de células en el esófago. En sus etapas iniciales es asintomático, pero es importante estar atentos a cualquier señal de alerta para lograr un diagnóstico oportuno.
El cáncer de esófago es una enfermedad crónica que se desarrolla por un crecimiento anormal de células en el esófago, una estructura larga en forma de tubo que va desde la garganta hasta el estómago. En la actualidad se ubica como la sexta causa de muertes por cáncer en el mundo.
De acuerdo con la evidencia científica, afecta con más frecuencia a los hombres mayores de 50 años, pero también se da en las mujeres. Casi siempre se detecta debido a los síntomas que ocasiona; sin embargo, en sus etapas iniciales suele ser asintomático y, por ende, se dificulta tanto su diagnóstico como su tratamiento oportuno.
Hay varios subtipos de la enfermedad, pero la mayoría desencadena síntomas similares. Aunque sus causas no están completamente claras, por lo general se relaciona con mutaciones genéticas, enfermedades que comprometen el esófago y factores ambientales.
El cáncer de esófago está clasificado en función de las células que intervienen en su desarrollo. Determinar qué tipo de cáncer padece cada persona puede ayudar a establecer un tratamiento adecuado. Los dos tipos más comunes son el carcinoma escamoso y el adenocarcinoma.
También conocido como carcinoma escamoso o carcinoma epidermoide, es un tipo de cáncer que se forma a partir de las células delgadas y planas que recubren la superficie del esófago. Con frecuencia se presenta en la parte superior y media de este órgano, y es el cáncer de esófago más frecuente en todo el mundo.
El adenocarcinoma inicia en las células de las glándulas secretoras de la mucosidad del esófago. Ocurre generalmente en la parte distal o tercio inferior del órgano. Es la forma más frecuente de cáncer de esófago en países como Estados Unidos.
Otros tipos de cánceres también pueden comenzar en el esófago: linfomas, melanomas, sarcomas y coriocarcinomas. Sin embargo, estas formas de la enfermedad se presentan en casos reducidos.
El cáncer de esófago se desarrolla cuando las células de este órgano presentan mutaciones en su ADN. Las células crecen y se dividen sin control, formando un tumor que puede crecer e invadir estructuras cercanas. La irritación crónica del esófago está relacionada con los cambios que producen el cáncer. A su vez, esto se vincula con factores como:
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En las etapas iniciales de cáncer de esófago no suele haber manifestaciones clínicas evidentes. Sin embargo, cuando la enfermedad avanza, la persona puede experimentar síntomas como:
El médico encargado comenzará con una serie de preguntas sobre la historia médica, factores de riesgo y síntomas. También realizará una exploración física. Posteriormente, para confirmar el diagnóstico, sugiere pruebas complementarias como:
El tratamiento sugerido para el cáncer de esófago difiere en función del tipo de células implicadas en su formación. También se tiene en cuenta la etapa del cáncer, el estado de salud actual del enfermo y sus preferencias en cuanta al tratamiento.
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Si el cáncer esofágico no se ha diseminado a otras partes del cuerpo, se realiza una cirugía. Esta puede implicar la extirpación de todo o parte del esófago. Los tipos de intervenciones quirúrgicas pueden ser:
La cirugía para extirpar el esófago se puede realizar mediante incisiones grandes o procedimientos mínimamente invasivos. El procedimiento utilizado depende de cada situación individual y del enfoque particular del cirujano.
Cuando el cáncer no se ha diseminado por fuera del esófago, el médico puede sugerir una radioterapia en lugar de cirugía. Este procedimiento utiliza rayos X de alta energía y otras formas de radiación para matar las células cancerígenas.
En muchos casos se emplea la radioterapia combinada con quimioterapia para reducir el tamaño del tumor y facilitar la realización de la cirugía. La quimioterapia es un tratamiento con medicamentos que matan las células malignas o detienen su división.
Además de esto, se pueden recomendar medidas para reducir las complicaciones causadas por la obstrucción del esófago y la incapacidad para deglutir. Esto puede incluir:
Cuando se interviene el cáncer de esófago antes de que se disemine hacia otras partes del cuerpo, la cirugía aumenta las probabilidades de sobrevivir. Por desgracia, si el cáncer consigue extenderse, la cura no es posible y el tratamiento solo puede paliar los síntomas.
Así pues, es fundamental estar atentos a cualquier señal de alerta y solicitar reconocimientos médicos regulares en caso de estar en un grupo de riesgo.