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Existen varios tipos de cáncer en función del tejido en el que las células comiencen a dividirse sin control.
El término cáncer comprende un amplio grupo de enfermedades en las que las células de un determinado tejido comienzan a crecer sin control, sobrepasando a las normales. Lo que resulta más llamativo es que estas células no poseen una muerte programada, por lo que son células “inmortales” si no son atacadas.
Esta alteración tiene su origen en una mutación o modificación en el material genético o ADN de las células. Todavía no existe una causa concreta que produzca cáncer pero sí se han determinado los factores de riesgo más usuales. Como por ejemplo, el consumo de alcohol, tabaco y sustancias químicas. También influye el estado físico del paciente y su exposición a radiación o ciertas enfermedades.
El cáncer puede afectar a casi cualquier célula del organismo. Por ejemplo, los pulmones, la lengua, la sangre, los huesos, etc.
También podemos encontrar diferencias entre los distintos subtipos de cáncer. Existen diferencias en cuanto su evolución, reacción ante los tratamientos etc. que varían en cada paciente. Actualmente se ha desarrollado un sistema que permite clasificar cada subtipo de cáncer en función de la etapa o estadio que presente.
Durante el diagnóstico el equipo médico suele buscar tumores en los tejidos afectados. Los tumores son prominencias que se forman debido al crecimiento excesivo de las células de la zona. Podemos podemos diferenciar entre dos tipos de tumores: malignos (si son cancerosos) o benignos (no se asocian al cáncer).
Sin embargo, a pesar de que el cáncer se origina en una determinada región las células cancerosas pueden desplazarse a otras zonas. Así, se propaga el trastorno, agravándose. A este proceso se le denomina metástasis.
En primer lugar, las células del tumor original se separan de esta agrupación y se desplazan por los tejidos cercanos. Si alcanza el aparato circulatorio puede afectar a sus células y viajar hasta cualquier otra parte del cuerpo. El aparato circulatorio incluye tanto la sangre como la linfa.
Sin embargo, las células del nuevo tumor no presentan diferencias con las del tumor original. Es decir, existe el mismo tipo de células en ambas categorías de cáncer.
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Hasta el momento se han conseguido elaborar distintos tipos de tratamientos para esta enfermedad. Sin embargo, varían en la respuesta de cada subtipo y las características que el cáncer presente en el paciente.
Por otra parte, el objetivo final del tratamiento será aliviar los síntomas o señales que muestre el individuo. Asimismo, se recomendarán ciertos procedimientos para reducir la extensión del cáncer e intentar destruir las células cancerosas. Pueden utilizarse varias técnicas a la vez si son compatibles y beneficiosas para el sujeto. Los más comunes son los siguientes:
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Asimismo, el paciente puede experimentar una serie de efectos adversos durante la utilización de estas pautas. Los efectos secundarios más comunes son los siguientes:
Ante la sospecha de cáncer o la presencia de cualquier síntoma relacionado se recomienda acudir al médico lo antes posible.