Cáncer testicular: ¿qué lo causa y cómo se trata?

La mejor manera de prevenir el cáncer testicular es realizándose un autoexamen mensual y haciendo controles periódicos con el urólogo. Cuando esta enfermedad se detecta a tiempo la probabilidad de curación es alta, en la mayoría de los casos.
Cáncer testicular: ¿qué lo causa y cómo se trata?
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 24 noviembre, 2022

El cáncer testicular es poco frecuente y, en la mayoría de los casos, se puede detectar en las etapas iniciales, cuando no se ha propagado. El primer síntoma suele ser una hinchazón o un abultamiento en el testículo. Sin embargo, a veces no se presenta ninguna señal.

La mejor manera de detectar el cáncer testicular a tiempo es haciendo un autoexamen mensual. Este es un procedimiento sencillo que resulta mucho más relevante cuando hay antecedentes familiares de esta enfermedad o existe algún factor de riesgo.

Lo más recomendable es que si se nota hinchazón o alguna protuberancia en el testículo, se consulte con el médico tan pronto como sea posible. El cáncer testicular tiene buen pronóstico, cuando es detectado a tiempo.

El cáncer testicular

Masas o bultos en el escroto: causas, síntomas y tratamientos.
La autoexploración es la mejor manera de detectar cualquier problemática en los testículos.

El cáncer testicular tiene lugar cuando algunas células de los testículos comienzan a crecer sin control. La incidencia de esta enfermedad ha aumentado en varios países del mundo durante las últimas décadas, pero se desconoce la causa. En años recientes, se ha presentado una ligera disminución de casos.

Se estima que este tipo de cáncer se presenta en uno de cada 250 varones. La enfermedad afecta con mayor frecuencia a adultos jóvenes y de mediana edad. Alrededor del 6 % de los casos ocurren en niños y poco más del 8 % tiene lugar en hombres mayores de 55 años.

Lo más habitual es que el cáncer testicular logre tratarse con éxito. Las cifras indican que la probabilidad de que un hombre muera a causa de esta enfermedad es de 1 en 5 000. Los síntomas habituales de esta patología son los siguientes:

  • Uno o varios bultos o hinchazón en uno o ambos testículos.
  • Dolor o entumecimiento en el testículo o el escroto.
  • Sensación de pesadez en el escroto.
  • Mayor firmeza en un testículo que en otro.
  • Dolor sordo en la ingle o en la parte inferior del abdomen.
  • Acumulación repentina de líquido en el escroto.
  • Aumento de tamaño en las mamas o sensibilidad en las mismas.
  • Hinchazón en una o en las dos piernas por un coágulo de sangre.
  • Dolor de espalda, en la región lumbar inferior.
  • Dolor en el pecho, falta de aire o flema con sangre.

Tipos de cáncer testicular

En los testículos, hay muchos tipos de células y cada categoría puede dar lugar a uno o más tipos de cáncer testicular. Según la modalidad, variará el tratamiento y el pronóstico de la enfermedad. Las principales clases son las siguientes.

Tumores de las células germinales

Se estima que más del 90 % de los casos de cáncer testicular se originan en las células germinales. Estas producen los espermatozoides y dan lugar a dos tipos de tumores: seminomas y no seminomas. Veamos.

  • Seminomas. Se propagan con lentitud y aumentan una proteína llamada gonadotropina coriónica humana (HCG). Estos niveles se detectan en un examen de sangre, por lo que se puede utilizar para el diagnóstico.
  • No seminomas. Suelen presentarse en varones al final de la adolescencia o alrededor de los 30 años. Comprenden carcinoma embrionario, carcinoma del saco vitelino, coriocarcinoma y teratoma.

Es habitual que el cáncer testicular asociado a células germinales comience con un carcinoma in situ. Este puede evolucionar a cáncer invasivo y no es fácil detectarlo antes de que esto ocurra.



Tumores estromales

En este caso, el cáncer testicular se origina en el estroma, un tejido de soporte que también produce hormonas de los testículos. Corresponde al 20 % de los cánceres de testículo en los niños y alrededor del 5 % de los casos en adultos. Pueden ser de dos tipos:

  • Tumores de las células de Leydig. Estas células producen las hormonas sexuales masculinas. La mayoría de los tumores originados en estas células son benignos. En pocos casos, se convierten en cáncer y, de ser así, tienen un pronóstico poco alentador.
  • Tumores de las células de Sertoli. Estas células nutren a las células germinales, productoras de semen. Como en el caso anterior, la mayoría de los tumores son benignos y si no lo son, no tienen buen pronóstico.

Cánceres secundarios

El cáncer testicular secundario es aquel que se ha originado en otro órgano, pero ha alcanzado a los testículos en su propagación. Lo más común es que se trate de linfomas, que son más frecuentes en varones de más de 50 años. En los niños, el origen más habitual es la leucemia.

Causas y factores de riesgo

La ciencia desconoce las causas exactas por las cuales se produce el cáncer testicular. La mayoría de los casos de esta enfermedad están asociados a cambios en el cromosoma 12. Sin embargo, también hay casos relacionados con modificaciones en otros cromosomas o en el número de estos.

Hay algunos factores que pueden incrementar la probabilidad de sufrir cáncer testicular. La presencia de los mismos no significa que la enfermedad vaya a desarrollarse, sino que favorece su aparición. Son los siguientes:

  • Ser de raza blanca.
  • Tener entre 15 y 35 años de edad.
  • Antecedentes familiares de cáncer testicular.
  • Tener estatura elevada.
  • Testículo no descendido.
  • Infección por VIH.
  • Haber tenido cáncer testicular en el pasado.
  • Carcinoma in situ.

Tratamiento

El médico que dirige el tratamiento del cáncer testicular es el urólogo. En algunas ocasiones, trabaja en conjunto con el oncólogo médico, experto en quimioterapia, y el oncólogo especialista en radiación. Las opciones de tratamiento se eligen en función del estado de cada paciente. Las principales alternativas son las siguientes.

Cirugía

Casi todo cáncer testicular se aborda con cirugía en primer lugar, incluso si ya se ha propagado. Hay dos tipos de intervenciones quirúrgicas en estos casos:

  • Orquiectomía inguinal radical. Se extirpa el tumor, junto con el testículo y el cordón espermático.
  • Disección del ganglio linfático retroperitoneal (RPLND). Se lleva a cabo junto con la orquiectomía inguinal radical o en otra cirugía, después de esta. Consiste en extirpar algunos ganglios linfáticos de la parte trasera del abdomen. Solo se hace si hay necesidad.

La cirugía para el cáncer testicular rara vez genera complicaciones. La pérdida de un solo testículo no afecta la erección ni la fertilidad. Si se pierden ambos testículos, hay esterilidad y es posible que disminuya el deseo sexual.

Radioterapia

La radioterapia se utiliza en especial en los casos de cáncer testicular de tipo seminoma. Suele llevarse a cabo después de la cirugía. Este tratamiento puede afectar la fertilidad de manera temporal. También, es habitual que genere enrojecimiento en la piel e irritación en la zona de la ingle y del abdomen. A menudo hay náuseas y fatiga.



Quimioterapia

Quimioterapia para los astrocitomas.
La quimioterapia puede indicarse como parte del tratamiento del cáncer testicular.

En la quimioterapia, se emplean fármacos para matar las células cancerosas. Puede emplearse como tratamiento único para el cáncer testicular, o bien antes o después de la cirugía para extirpar los ganglios linfáticos. Los efectos secundarios frecuentes son la caída del cabello, las náuseas, la fatiga y un mayor riesgo de infecciones.

Trasplante de células madre para altas dosis de quimioterapia

En algunas ocasiones, es necesario emplear altas dosis de quimioterapia para tratar el cáncer testicular. Sin embargo, esto puede afectar la médula espinal. Por eso, hay una variante en la que los pacientes reciben trasplante de células madre después de la terapia con fármacos. Este es un procedimiento complejo, costoso y riesgoso.

El autoexamen regular puede salvar tu vida

El cáncer testicular es una de las modalidades más curables de esa enfermedad. La tasa de curación es superior al 90 %. Por lo tanto, la mayoría de los varones logra recuperarse de esta patología y vivir de manera normal, siempre que sean tratados a tiempo.

Si el cáncer testicular no se detecta y trata en sus fases iniciales, es posible que se propague. Primero, invade el otro testículo. Después, puede hacer metástasis y ser transportado a otras partes del cuerpo, a través de los ganglios linfáticos. La mejor prevención es el autoexamen y el control regular con el médico.


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