Carta a mi madre, por su amor verdadero

Mi madre es la persona que más admiro en el mundo. No solo me ha enseñado que el amor verdadero existe, sino que ha sido mi guía y mi ejemplo a seguir.
Carta a mi madre, por su amor verdadero

Última actualización: 06 julio, 2023

Recuerdo que de niña acostumbraba a regalarle una carta a mi madre en casi cualquier ocasión especial. Ella se enternecía bastante y me lo agradecía con un beso. Tan pronto como empezaba a leerla, yo me quedaba observándola para ver sus ojos brillando de emoción. Porque sí, les puedo asegurar que le emocionaba bastante leer mis «te amo» con letras distorsionadas.

Hace poco me quedé pensando en por qué con el tiempo dejamos que se escapen estos detalles. Amo y admiro profundamente a mi madre, pero crecí y dejé de regalarle esas cartas que tanto le gustaban. Hoy, aunque no es su cumpleaños ni una fecha «especial», decidí que era un buen día para volver a escribirle.

Carta a mi madre, por su amor verdadero y su valentía

Madre, sé que quizá se te hace un poco raro que te escriba esta carta; sin embargo, tenía un profundo deseo de expresarte toda la admiración que siento por ti. Desde niña me has cuidado como tu mayor tesoro y me has hecho saber que el amor sí existe. De la forma más valiente asumiste la vida conmigo, aun cuando miles de obstáculos aparecieron en el camino.

La vida no ha sido fácil para ti, lo sé. Por eso, muchas veces me quedo pensando en cómo, a pesar de todo, siempre venías a mí con una sonrisa, abrazos y todas esas cosas necesarias para sacarme adelante. ¡Qué afortunada me siento! En ti siempre he encontrado todo lo que necesito. Has sido mi niñera, mi amiga, mi maestra y mi enfermera. En los momentos difíciles hasta mi psicóloga.

Si supieras que con solo un abrazo yo me siento protegida. No tienes que decirme nada para hacerme sentir que todo estará bien y que lo mejor está por pasar. Aunque ya no soy esa pequeña niña que se escondía bajo tu falda, aún puedo sentir esa fragilidad al estar entre tus brazos; esa necesidad de tenerte cerca y de sentir tu amor tan puro.

Carta que doy a mi madre y ella me abraza.

Eres la persona que más admiro…

Con tu ejemplo me has enseñado sobre resiliencia, paciencia y perseverancia. Nunca te has doblegado ni has permitido que las circunstancias te dejen abajo. Por el contrario, me has hecho entender que todo, por difícil que sea, tiene una solución. De ahí muchos de los éxitos que he cosechado hasta hoy.

Por todo esto, te admiro demasiado. Te veo como una mujer valiente, independiente, capaz de lograr cosas inimaginables. Y si bien como cualquier humano tienes momentos de vulnerabilidad, siempre traes en tus ojos esos deseos de vencer y de salir adelante. Gracias, porque todo esto se ha reflejado en mi forma de ver y asumir la vida.

Me siento grande por ti, madre

Todavía tengo en mi mente esa frase que de niña siempre me repetías… «el mundo es para los que caminan sin miedo». Y sí, tienes razón. Vencer el miedo es lo que me ha permitido llegar hasta donde estoy en este momento. Por eso, sigo llevando ese pensamiento tan sabio a cada lugar donde voy. Trato de aplicarlo en cada circunstancia determinante en mi vida y, por supuesto, me guío por tu valentía.

Todo el amor que me has brindado me ha hecho entender que no merezco menos. Le diste valor a mi vida y has hecho que me sienta grande y orgullosa de lo que soy. Los valores que cultivaste en mí me han convertido en una mujer maravillosa, porque aunque cometo errores, tengo parte de tu esencia. Ese ser humilde, fuerte y arriesgado que avanza con amor y determinación en la búsqueda por alcanzar sus sueños.



Madre e hija adolescente.

Podría extenderme más y enumerar todas esas cualidades que te hacen una gran mujer. Pero incluso así se quedan cortas las palabras para describir todo lo que eres y lo mucho que me importas. Sin temor a equivocarme diré que eres la mejor madre del mundo. La vida me dio el privilegio de ser tu hija y vivo agradecida por ello.

Espero poder pagarte todas y cada una de las cosas que haces día a día por mí. Anhelo que puedas seguir siendo testigo de mis triunfos, que te sientas orgullosa y que disfrutes conmigo todos esos frutos de los esfuerzos que me ayudaste a cultivar. Te amo y estaré para ti siempre, como tú sigues estando para mí.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.