Cómo afrontar una enfermedad crónica
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año mueren cerca de 36 millones de personas a causa de enfermedades crónicas, como cáncer o diabetes. Además de saber cómo evitar dolencias, es bueno aprender a afrontar una enfermedad crónica cuando el diagnóstico ya está dado.
El apoyo de la familia, los amigos y los doctores es vital para seguir adelante. Sabemos que es difícil, pero te ayudaremos. Entérate de más en el siguiente artículo.
¿Qué es una enfermedad crónica?
En primer lugar, es preciso definir de lo que estamos hablando. Existen dos tipos de enfermedades, las agudas como catarros, gripes, que duran poco, y las crónicas.
Este último grupo está compuesto por aquellas patologías que son de larga duración y pueden llegar a causar la muerte. La palabra “crónico” proviene del griego “chronos” que quiere decir, justamente, tiempo. Sin embargo, padecer una enfermedad crónica no quiere decir necesariamente que sea grave ni que vamos a sufrir toda la vida. Tampoco que esté en riesgo nuestra integridad o que nos veremos privados de hacer ciertas actividades.
Sí es verdad que existen enfermedades crónicas, como el SIDA o el cáncer que, si no se tratan en tiempo y forma, ocasionan el fallecimiento del paciente. Hay otras enfermedades crónicas que nos pueden acompañar toda la vida: diabetes, artritis, asma, escoliosis, etc. Los síntomas de cada una de ellas son diferentes y los tratamientos o cuidados también.
Puede haber etapas en los que el sufrimiento o las molestias no cesen, como puede ser el invierno en la artritis, y otros en los que ni sepamos que estamos enfermos (cuando el virus del herpes está “durmiendo”, por ejemplo).
Las enfermedades crónicas son duraderas, pero no tienen otras características en común entre sí. Todo dependerá del paciente, del tratamiento, de los medicamentos usados y hasta del humor y cómo la persona se tome la enfermedad.
Cómo afrontar una enfermedad crónica
Tener una enfermedad crónica es una mala noticia. Los que han recibido un diagnóstico de una enfermedad crónica seguro han sentido, además de dolor físico, uno emocional, psicológico y hasta social o económico.
Puede estar acompañada de muchas reflexiones. Sobre la vida que llevamos, qué hacer para salir airosos, quiénes nos aportan su apoyo incondicional.
No a todos les afecta de igual manera una enfermedad crónica. Ante la noticia algunos pueden decidir en ese preciso instante hacerle frente a la patología y cuidarse. Otros pueden pensar que a partir de ese momento su vida será un calvario.
Aceptar y hacerse a la idea de que se padece una enfermedad crónica puede llevar tiempo. Quizás se necesiten horas de terapia con un psicólogo o el apoyo de personas cercanas para afrontar una enfermedad crónica. No hay dos pacientes que sientan lo mismo tras el diagnóstico de una enfermedad de este tipo.
Se cree que aquellas personas optimistas a pesar de la situación, suelen recuperarse más rápido o gozar de una mejor calidad de vida que aquellos que están seguros de que no se van a curar. Son diversas las fases por las que pasa un paciente crónico. Puede sentir diferentes emociones y tener vaivenes en sus sentimientos. Te las describimos a continuación:
Primera etapa
Es preciso que tanto el médico como los familiares acepten estas fluctuaciones entre sentirse vulnerable, preocupado, deprimido, decepcionado, enojado, confundido, etc.
La segunda etapa
Tiene que ver con el aprendizaje. Quizás el sentimiento original se deba a la falta de datos e información al respecto de la patología. La buena noticia es que cada vez hay más estudios sobre cada dolencia. Por lo tanto, las personas pueden atravesar una enfermedad con menos dolor que hace un tiempo atrás.
El conocimiento es poder, nunca lo olvides. En el caso particular de una patología, nos da las herramientas necesarias para no dejar que esta nos gane la batalla. Y, sobre todo, para seguir luchando.
Tercera etapa
En tercer lugar entre las fases para afrontar una enfermedad crónica, tenemos la actitud al tomar las riendas de la situación. Esto se logra una vez que la persona está emocional y psicológicamente equilibrada.
Los tratamientos a disposición son diversos y las técnicas usadas han de formar parte de la vida cotidiana (como, por ejemplo, una inyección de insulina en los diabéticos). Al experimentar mejoras en la condición, el paciente se da cuenta de lo que tiene que hacer. Así deja de tener miedo o ideas preconcebidas sobre ciertas técnicas.
Los pasos que hay que seguir indicados por el médico pueden tardar un tiempo en instalarse en la vida cotidiana. Solo se necesita un poco de compromiso, dedicación y esfuerzo.
Es normal sentirse triste, diferente o sin fuerzas en cierto momento al afrontar una enfermedad crónica. Pero, bajo ningún concepto, el paciente puede perder el control de la situación. Es decir, no hay que permitir que la enfermedad, por más crónica que sea, nos gane la guerra.
Reconocer cuáles son nuestros sentimientos y hablarlos con alguien que nos escuche y comprenda puede ayudarnos sobremanera. Puede ser el terapeuta, la pareja, el mejor amigo o los padres. Debes saber que se puede ser feliz aun teniendo una enfermedad crónica.
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