Tu memoria cambia cuando te conviertes en mamá
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Ser mamá te cambia de muchísimas maneras diferentes y también lo hace en la memoria. Desde los primeros momentos del embarazo se suceden un sinfín de transformaciones físicas y emocionales que pueden percibirse en mayor o menor medida. Pero, ¿sabías que también tu cerebro muta?
Los investigadores de un estudio publicado en 2016 en la revista Nature Neuroscience han observado una reestructuración cerebral que comienza durante la gestación y continúa al menos durante los dos primeros años después del parto. Continúa leyendo para descubrir todo al respecto.
¿Tu cerebro cambia cuando te conviertes en mamá?
Un equipo de investigación de la Universidad Autónoma de Barcelona realizó resonancias magnéticas cerebrales de mujeres durante y después de la gestación. Así, descubrió una reducción del volumen de materia gris en regiones asociadas a las relaciones sociales y la memoria.
El cambio se produjo de manera simétrica en el volumen de materia gris de las secciones de la corteza prefrontal y temporal y en la línea media cortical. Estas áreas son asociadas por los neurólogos con los procesos sociales.
Tras el parto, se realizaron nuevos escáneres, mientras las madres observaban fotos de sus hijos. El efecto continuó.
Cuando se practicaron estudios en futuros padres, no se registró ningún cambio brusco a nivel cerebral. Por ello, se concluyó que dichas modificaciones cerebrales serían estrictamente femeninas.
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¿Cuáles son los cambios encontrados por la investigación?
La investigación no ha encontrado diferencias entre mujeres que habían concebido de manera natural o a través de tratamientos de fertilidad. En ambos casos, las reducciones de sustancia gris eran similares.
Veamos a continuación de qué manera dicha disminución afecta o modifica el actuar de la nueva madre:
- No se han encontrado cambios en las funciones intelectuales.
- La pérdida de materia gris no se asocia a un déficit cognitivo.
- La plasticidad cerebral de la madre tendría un fin evolutivo. Así, la nueva mamá respondería de forma más eficiente a las necesidades del bebé.
- Gracias a esa reducción de sustancia gris, la madre sería más sensible al estado emocional de su hijo y a detectar posibles amenazas.
¿La nueva mamá pierde la memoria cuando cambia el cerebro?
Si bien el estudio presentado en el punto anterior no ha encontrado evidencias concretas de la disminución de la memoria de las madres, una investigación llevada a cabo por la doctora Laura Glynn sugiere que los cambios hormonales podrían llegar a tener una cierta influencia en la cognición.
Entre sus conclusiones, la doctora postula que la adaptación cerebral de la nueva madre podría generar una disminución del rendimiento de la memoria. Por otra parte, una investigación llevada a cabo en Australia comparó la respuesta de la memoria de embarazadas y mujeres no embarazadas. En los resultados se observó un deterioro significativo en la medida naturalista de la memoria.
Según estos dos estudios, tu cerebro cambia su memoria cuando te conviertes en mamá. Esa plasticidad permite la adaptación a las nuevas circunstancias y una mayor respuesta empática necesaria para cuidar del bebé correctamente. Menos memoria para las banalidades cotidianas podría significar mejor atención en las nuevas tareas más prioritarias.
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Definitivamente, tu cerebro cambia al convertirte en mamá
Tu cerebro cambia cuando te convierte en mamá y de eso no hay dudas. Sin embargo, no hay datos concluyentes que determinen de manera exacta cómo afectan esos cambios a tu actuar diario.
En resumen, se cree lo siguiente:
- Aumentaría tu capacidad de empatía para permitirte comprender a tu hijo.
- Se incrementaría tu habilidad para reconocer amenazas y peligros.
- Podría verse afectada tu memoria.
- Se encenderían en tu cerebro las zonas asociadas con el amor para generar esa relación simbiótica que permite el correcto desarrollo y protección del pequeño durante sus primeros años.
La maternidad nos cambia. No solo deja marcas en el cuerpo, sino que modifica el cerebro para que podamos responder mejor a las necesidades de los hijos. Quizás, menos memoria para los menos importante sea mejor.
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