Cómo elaborar un saco térmico de semillas para calmar los dolores musculares
Revisado y aprobado por el médico Carlos Fabián Avila
Hay muchas personas que luchan con frecuencia con dolores musculares. Por suerte hemos encontrado un curioso saco térmico elaborado con semillas. Este representa una alternativa fácil y efectiva para ayudar a disminuir la inflamación, relajar el músculo y calmar el dolor.
Como sabemos esta condición es bastante común. Especialmente en aquellas personas que llevan un estilo de vida agitado o de alta exigencia física.
En la mayoría de los casos estos dolores tienen algún tipo de relación con la tensión, la sobrecarga o alguna lesión muscular derivada de un accidente o movimiento mal realizado.
Por lo general, la dolencia compromete uno o varios músculos específicos, comenzando durante o después de alguna actividad.
Sin embargo, también es importante considerar que esto puede ser la señal de alguna enfermedad. Puede tratarse de infecciones o trastornos que afectan de forma directa a los tejidos que componen el cuerpo.
La buena noticia es que existen terapias naturales como este saco térmico elaborado con semillas. Este puede funcionar para evitar tratar el problema ingiriendo cantidades excesivas de analgésicos convencionales.
Este ingeniosa creación puede ayudar a desinflamar las zonas lumbares y cervicales.
Cómo hacer un saco térmico de semillas
La elaboración de estos sencillos sacos o almohadillas térmicas de semillas es bastante sencilla. Y también, los materiales utilizados no son para nada costosos.
Su función consiste en activar la circulación en la zona donde se concentra la tensión muscular. De esta manera se puede llegar a mitigar el dolor y acelerar su recuperación.
Materiales
- 1 trozo de tela de algodón
- 1 aguja
- Hilo
- Tijeras
- Semillas o arroz
En primer lugar, tendrás que elegir una tela de algodón que sea resistente al calor del microondas. Una buena idea es reutilizar una prenda de vestir o toalla vieja.
También, debes seleccionar el tipo de semillas que vas a utilizar y adquirir la cantidad necesaria, según el tamaño del saco. Entre las diferentes opciones tenemos el lino, el maíz o el arroz.
Sin embargo, una de las mejores son los garbanzos, ya que pueden dar hasta una hora de calor y por su forma son perfectos para darle un buen masaje a los músculos.
Así mismo, de manera opcional se le puede añadir hierbas aromáticas o aceites esenciales como de lavanda o de canela. Al calentar las almohadas estas desprenderán un aroma delicioso que potenciará el efecto relajante.
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Elaboración
- Para iniciar, corta la tela en la forma que desees.
- Luego, cósela dejando una pequeña abertura para introducirle las semillas.
- En caso de no saber coser puedes poner las semillas en el centro de la tela y reunir las puntas para anudarlo, o atarlo como si fuese un caramelo.
- Incorpora las semillas dentro del saco sin llenarlo demasiado, ya que no debe quedar duro.
- Termina de coser la tela, asegurándote de no dejar agujeros por los que se puedan salir las semillas.
Modo de uso
La ventaja de este saco térmico casero es que se puede utilizar para una terapia fría o caliente.
- En caliente: se pone en el microondas un par de minutos para que llegue a máxima temperatura y el calor dure media hora, como mínimo. Eso sí, antes de ponerla sobre la piel se debe comprobar el nivel de calor para evitar quemaduras.
- En frío: se introduce en el congelador durante dos horas.
¿Cuándo aplicar calor o frío para aliviar los dolores musculares?
Ahora que ya que tenemos nuestro saco térmico listo para usarse en cualquiera de las dos modalidades, es importante saber cuándo es necesario y conveniente aplicar calor o frío para nuestros dolores musculares.
Ambos pueden ayudar a calmar dolores de tipo muscular o articular originados por diversos factores. El inconveniente es que la mayoría no sabe cuándo es más favorable aplicar cada uno de ellos.
Esta decisión dependerá de cuán reciente sea el dolor o la recurrencia con la que se presente.
Cuando la lesión es reciente suele acompañarse de una inflamación inmediata en la zona afectada. Resulta más conveniente aplicarle frío para reducir el flujo sanguíneo y el daño del tejido secundario, y prevenir así que se genere un problema mayor.
Por su parte, el calor resulta más apropiado para los dolores crónicos, ya que tiene un efecto contrario al anterior. El calor estimula el flujo sanguíneo hacia la zona afectada para lograr una recuperación más rápida. A su vez, puede favorecer el aumento de flexibilidad de tendones y músculos.
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En conclusión, con muy pocos materiales se puede hacer una almohadilla o saco térmico terapéutico para tener a mano un remedio contra los diversos tipos de dolencias musculares que pueden aparecer en cualquier momento.
Sin embargo, es bueno tener en cuenta el origen el dolor para poder ponerle la temperatura más apropiada.
Además, en caso de tratarse de dolores fuertes y recurrentes o dolores que sean a causa de un mal golpe, lo más recomendable es consultar a un especialista.
Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.