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Las personas con comportamiento antisocial pueden tener una estructura cerebral diferente
Una investigación publicada en Lancet da cuenta de que los problemas antisociales podrían explicarse por cambios en la estructura cerebral. Estos hallazgos se suman a investigaciones previas en la misma línea. Te lo contamos en este artículo.

El University College of London (UCL) ha llevado adelante una investigación sobre el cerebro humano que la revista Lancet, en su sección de psiquiatría, ha dado a conocer en la edición de este mes de febrero. El artículo estudia la asociación entre los comportamiento antisocial y la estructura del cerebro.
Esta investigación fue en colaboración entre la institución londinense e investigadores de Nueva Zelanda, de donde justamente provinieron los individuos estudiados. En Nueva Zelanda la institución que aportó los sujetos del estudio fue el Hospital Queen Mary.
Para desarrollar la investigación se realizaron resonancias magnéticas nucleares a más de 600 personas que tenían 45 años al momento de someterse a la prueba de imagen. Estas 600 personas forman parte de una cohorte más grande, de más de 1000, que los neozelandeses están siguiendo desde su infancia.
Lo que se pretende determinar son los factores que pueden influir, a lo largo de una vida, para que finalmente alguien desarrolle comportamiento antisocial o adicciones. Si se logran detectar estos factores sería posible influir sobre ellos para prevenir delitos, por ejemplo.
En las resonancias que se practicaron a los participantes de la investigación se midieron el grueso de la corteza cerebral y la cantidad de materia gris que poseían. Esos datos permitirían una comparativa entre aquellos con conductas antisociales y los que no las poseen.
¿Qué y quién es antisocial?
Ahora bien, ¿qué entendemos por comportamiento antisocial? Es un concepto difícil de definir, ya que varía según la edad y la cultura de los involucrados. No es lo mismo lo que se considera antisocial en Europa que en Asia.
Los comportamientos antisociales podrían definirse como las conductas que alguien practica en contrario a los intereses de la sociedad. Se trata de una forma de ser y de actuar que atenta contra normas establecidas por la mayoría.
El abanico de actos antisociales es amplio. Podemos incluir infracciones de tránsito hasta robos perpetrados con notoria violencia. También las prácticas adictivas de los adolescentes entrarían en esta categoría, como tomar alcohol a escondidas de los adultos.
De fondo, los comportamientos antisociales develan que la persona se rebela ante una autoridad, que pueden ser sus padres o la ley en sí misma. Se ha entendido el comportamiento, también, como un desafío a las instituciones establecidas.
No necesariamente tiene que haber una patología que acompañe a los comportamientos antisociales. La mayoría de las veces sólo se trata de una forma de actuar que no encasilla en ningún cuadro clínico psiquiátrico.
De todas maneras, la ciencia ha establecido la existencia de algo que se denomina trastorno antisocial de la personalidad. Son personas que infringen repetidamente las normas, impulsivas y que no se arrepienten de sus hechos de transgresión. Este diagnóstico solo aplica a mayores de 18 años.
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Resultados de la investigación
La investigación publicada en Lancet narra que, para concretar el estudio, los participantes fueron divididos en tres grupos:
- 80 personas con antecedentes de problemas antisociales
- 151 personas que tenían antecedentes antisociales limitados al período de su adolescencia
- 441 personas sin registros de conductas antisociales previas
En el primer grupo se encontraron los hallazgos significativos. Las resonancias magnéticas cerebrales de estas personas mostraron un achicamiento de la corteza cerebral comparado con los otros, además de una cantidad un tanto menor de materia gris.
Por otro lado, entre el grupo con problemas antisociales en la adolescencia y los que no tenían antecedentes, no hay diferencias. Esto devela que ciertas conductas de la temprana edad pueden explicarse más culturalmente que biológicamente.
Lo que sí queda en evidencia es el cambio de arquitectura cerebral que un grupo pequeño de la población puede tener, quizás en relación a los comportamientos antisociales. Esos cambios podrían explicar la personalidad antisocial que se manifiesta persistente a lo largo de los años.
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Estudios anteriores sobre comportamiento antisocial y cerebro
Los resultados publicados en Lancet se suman a una cadena de investigaciones previas sobre el mismo tema. Diversas universidades trabajaron el tópico, a diferentes edades y en diferentes países.
Ya se había demostrado que los adolescentes con problemas antisociales, por ejemplo, tenían alteradas las regiones frontales y temporales de su cerebro. También, con connotaciones más graves, que los condenados violentos de las prisiones poseen menos sustancia gris.
Específicamente, investigadores habían estado tras el rastro de la zona de las emociones en el encéfalo para encontrar asociación. Al asumir que los problemas antisociales se caracterizan por la falta de empatía, resultaba lógico buscar allí alteraciones. Los resultados apuntaron que los adolescentes antisociales tenían amígdalas cerebrales más pequeñas, y es la amígdala la sede de la empatía.
Podemos concluir que esta nueva investigación viene a confirmar que los problemas antisociales tienen una cierta relación con la estructura y arquitectura del cerebro. Y que esos cambios son un factor más que determina las conductas antisociales a lo largo de la vida.
Graduado en Medicina por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) en el año 2008. Máster en Promoción de la Salud y Desarrollo Social, en titulación conjunta, por la Universidad Pública de Navarra (España) y la Universidad de Bordeaux (Francia). Especialista en Auditoría Médica por la Universidad Tecnológica Nacional (Argentina) y en Medicina Familiar y Ambulatoria por el Hospital Italiano de Buenos Aires (Argentina). Se desempeña como revisor externo de publicaciones científicas indexadas, principalmente en las temáticas de salud adolescente, consumo problemático de alcohol, promoción de la salud, y auditoría médica. Ha publicado trabajos científicos sobre salud sexual y reproductiva y abordaje del alcoholismo adolescente. Fue redactor de contenidos para la Diplomatura en Educación para la Salud y Desarrollo Integral del Grupo Congreso de Educación (Argentina). Lleva adelante proyectos de salud pública vinculados a la mejora de la calidad de vida, principalmente en áreas rurales.