Cómo congelar la calabaza: trucos y consejos

La congelación es una excelente forma de preservar verduras y hortalizas, pues mantiene durante largo tiempo sus cualidades intactas. La calabaza es una opción a considerar si nos gusta como ingrediente.
Cómo congelar la calabaza: trucos y consejos
Anna Vilarrasa

Escrito y verificado por la nutricionista Anna Vilarrasa.

Última actualización: 27 julio, 2023

¿Se puede conservar en el congelador una tortilla, un aguacate, unos tomates o un plato de paella? A veces, es difícil saber qué alimentos pierden propiedades cuando son sometidos a bajas temperaturas. En el siguiente artículo nos enteramos si es posible congelar la calabaza y cómo hacerlo para preservar al máximo sus cualidades. 
El valor de las verduras congeladas depende, en gran parte, de una elección de materias primas de calidad. Y también de seguir los pasos adecuados para preparar, manipular y conservar los alimentos con total seguridad.

La calabaza: una rica verdura otoñal

La calabaza o zapallo, es el fruto en baya de la planta calabacera. Este puede presentar formas muy variadas (alargada, esférica, achatada, etc). Su pulpa suele ser de color naranja, más o menos intenso, y está repleta de semillas en la parte central.

A nivel nutricional, cabe destacar que es un alimento muy ligero, con una cantidad considerable de agua y fibra en su composición. Además, destaca el aporte de vitamina C, diferentes tipos de carotenoides, así como algunos minerales (magnesio, potasio y manganeso).

Además de todas sus propiedades nutricionales, estamos delante de un alimento muy versátil en la cocina. Su sabor es suave y dulzón, por lo que es ideal para realizar todo tipo de recetas, ya sean saladas o dulces.

Así que vale la pena introducirla en la dieta diaria para aumentar la variedad de verduras y hortalizas. No hay que olvidar que, según los especialistas, comer una cantidad adecuada y variada de vegetales tiene efectos positivos en la salud:

  • Aporta nutrientes clave.
  • Ayuda a reducir el riesgo de padecer algunas enfermedades, como problemas cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, obesidad o diabetes tipo 2.

Para ello, nos será de gran ayuda saber como conservarla. Y una de las posibilidades que tenemos de hacerlo es congelada. Conocemos todos los detalles a continuación.

¿Por qué congelar la calabaza?

Esta hortaliza de invierno se conserva bastante bien si se mantiene intacta y en buenas condiciones.

Como señalan desde la Asociación de Dietistas de Canadá, puede almacenarse en un lugar fresco, oscuro y seco; y no es necesario hacerlo en el refrigerador. Así, puede durar entre 1 y 2 meses. Sin embargo, en algunas situaciones, es preferible congelarla.

Siempre es aconsejable hacerlo cuando está a punto de estropearse para, así, evitar el desperdicio. La mayoría de ejemplares suelen ser bastante grandes, con lo que es fácil que acabe sobrando algún trozo.

Si se congela cortada, se puede disponer de la necesaria para cada receta sin necesidad de usar toda la pieza de una sola vez.

Por otro lado, todas aquellas personas que son auténticas fanáticas de la calabaza, pueden encontrar interesante congelar cierta cantidad antes de que acabe su temporada.

Por todo ello, congelar la calabaza es interesante. Además, según indican los expertos como los dietistas canadienses, de esta forma se conservan los nutrientes y el sabor intactos.

Montón de calabazas.
Las calabazas pueden congelarse y aprovecharse luego si se respeta el proceso adecuado.

Cómo congelar la calabaza

Existen dos formas básicas de hacerlo: en crudo o una vez está cocida. Elegir una u otra depende de cuál sea el objetivo y el uso que se le quiera dar en la cocina. Ambas son parecidas y te las detallamos a continuación.

Congelar la calabaza en crudo

Usar este método de conservación (sin someter el alimento a ningún tipo de cocción previo), es muy útil cuando no está decidido el plato que se va a preparar.

También cuando se dispone de mucha cantidad y se quiere usar en distintos tipos de preparaciones.

Aunque es posible introducir la calabaza cruda en el congelador, desde la Universidad de Georgia recomiendan hacer un blanqueado previo.

Con este método se consigue evitar la pérdida de nutrientes y sabor; mientras se mantienen el color y la textura lo más parecidos al original.

Estos son los pasos necesarios para llevar a cabo todo el proceso:

  • Pelar y lavar la calabaza.
  • Una vez limpia, se retiran las pepitas y se corta en dados de 2 o 3 centímetros y se procede a hacer el blanqueado. Para ello, poner a hervir una olla con agua. La proporción adecuada es de 3 litros y medio por medio kilo de calabaza (de forma aproximada). Cuando el agua empieza a hervir, incorporar la verdura. Y, en el momento que arranque el hervor de nuevo, contar un minuto y medio o dos.
  • A continuación, colocar en seguida dentro de un recipiente con agua muy fría para cortar la cocción. Después colar bien, empacar en el recipiente elegido y congelar.

Cuando se usa esta forma de preservación, hay que tener en cuenta que, en el momento de usarla, será necesario someterla a una cocción completa.

Congelar la calabaza hervida, frita u horneada

En otras ocasiones, es interesante cocinar del todo la calabaza antes de congelarla. Sobre todo si el problema es la falta de tiempo y la necesidad de organizar menús semanales.

En este caso, si se elabora hervida, frita, horneada o también en forma de puré; se puede conservar en el congelador. Los pasos a seguir son los siguientes:

  • Preparar la calabaza para su cocción. Para ello, es necesario pelar y lavar antes de nada. Después de retiran las pepitas y se corta en dados de 2-3 centímetros o en rodajas. Los cortes se parecen a los de la piña o la sandía, según sea la forma de la calabaza.
  • A continuación, se puede cocer según las preferencias: asada al horno, hervida, al vapor o en forma de crema.
  • Una vez cocida, se deja enfriar y se congela igual que la calabaza cruda (en los recipientes adecuados y con un buen cierre).

Otros consejos prácticos

Para congelar con más eficacia y facilitar todas las tareas relacionadas, se aconseja separarla en raciones individuales o en pequeñas cantidades.

De este modo, a la hora de usarla de nuevo, tan solo es necesario retirar la necesaria. Es importante tenerlo en cuenta, pues una vez descongelada, tiene que consumirse y no se puede volver a congelar.

Asimismo, es imprescindible usar recipientes adecuados para evitar la pérdida de nutrientes, de humedad y la aparición de quemaduras por el frío.

Según la mayoría de expertos, como los de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, los más apropiados son:

  • Jarras y envases de cristal con cierre hermético.
  • Recipientes de plástico aptos para uso alimentario.
  • Bolsas de congelación.
  • Envolturas y bolsas de polietileno.

Es conveniente cerciorarse que los envases cierren bien y, si es necesario, asegurar las tapas con gomas. Además, cuando se usan bolsas, es recomendable retirar todo el aire del interior.

En el exterior de los recipientes se puede marcar la fecha de congelado para llevar un control de los períodos de vida útiles.

Preservada en buenas condiciones, la calabaza congelada dura entre 8 y 12 meses sin perder propiedades.



¿Cómo se usa la calabaza congelada en la cocina?

Una vez establecidos los pasos a seguir para congelar la calabaza, toca conocer cómo se puede usar cuando es el momento de comerla.

Saber descongelar de forma correcta es básico, pues de ello depende que se mantenga en perfectas condiciones, con textura y sabor. 
La calabaza cruda se descongela en el frigorífico. Se puede hacer con toda la que está conservada o bien una pequeña cantidad. Recuerda que, si se congela cortada en dados, es más sencillo separarla.

A partir de aquí, ya se puede usar para hervir, saltear o hacer un puré. La calabaza es un ingrediente muy interesante y nutritivo con grandes posibilidades en la cocina. 
Con la calabaza cocida, se sigue el mismo procedimiento. Cuando se quiere consumir se coloca en la nevera y se deja descongelar por completo. De este modo, ya está a punto para comer.

Algunas de las preparaciones más básicas que se pueden hacer con ella son las siguientes:

  • Triturada para preparar un puré de verduras. En este caso, es necesario añadir agua, caldo o bien congelar la sopa ya preparada. Además, se puede combinar con otras hortalizas como cebollas, puerros o calabacín.
  • Servida como acompañamiento para un segundo plato de carne o de pescado. Tras el descongelado, es necesario volver a aliñar con un poco de aceite de oliva y condimentos al gusto.
  • Como un componente más de las ensaladillas: junto con patatas, judías, guisantes o coliflor.
  • Salteada con arroz o quinoa.
Sopa cremosa de calabaza.
Las preparaciones a realizar luego de descongelar son muy variadas, ya que se trata de un producto versátil.

Es importante no olvidar que el mejor sitio para descongelar un alimento es la nevera. Como indican desde el Centro Nacional de Conservación de Alimentos en el Hogar, las bajas temperaturas pueden retardar la proliferación de patógenos, pero no los matan.

Por lo tanto, en el momento que se descongelan, las bacterias se pueden reproducir a temperaturas por encima de los 4 grados y medio.

Principales recomendaciones para el congelado de la calabaza

Conservar los alimentos congelados es una opción muy práctica. De esta forma se alarga la vida útil de aquellos productos que son perecederos, se evita el despilfarro y es una oportunidad para ahorrar tiempo en la cocina.

La calabaza, ya sea cruda o cocida, también puede ser congelada. Aunque puede hacerse entera (una vez pelada), es recomendable con raciones más pequeñas para tener a punto las cantidades necesarias. Si se congela cocida es importante eliminar el exceso de agua y dejarla enfriar.

Por razones de seguridad alimentaria es imprescindible descongelarla en la nevera y nunca a temperatura ambiente. La calabaza cruda ya puede ser usada para la receta elegida y la que se ha cocinado está a punto para aliñar y degustar.


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