5 consejos para dejar de compararte con los demás
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Compararte con los demás es un comportamiento común. Incluso, es considerado un factor esencial en la vida social de las personas. Pues según el psicólogo social Leon Festinger (1954), creamos parte de nuestra identidad a través de las comparaciones.
Es decir, evaluamos nuestras habilidades, opiniones, posición social y apariencia al compararnos con el otro. En especial cuando no podemos hacerlo por nosotros mismos de manera objetiva.
La teoría propuesta por Festinger establece que existen dos tipos de comparación; una al alza (cuando nos comparamos con otro que se considera superior) y otra a la baja (cuando lo hacemos con alguien que se considera inferior). Por lo general, las comparaciones al alza causan malestar y frustración, mientras que a la baja provocan bienestar y satisfacción.
Ahora bien, aunque compararte con los demás se considere un comportamiento común, puede ser perjudicial si se vuelve recurrente, si genera sufrimiento o si se convierte en un determinante para la valía personal. Si este es tu caso, abajo te dejamos algunos consejos que te ayudarán.
Consecuencias de compararte con los demás y razones para no hacerlo
La comparación recurrente y persistente genera malestar. Sobre todo porque supedita la propia valía y autoestima a factores externos.
A continuación te detallamos las consecuencias de compararte con los demás para que empieces a trabajar en ello.
Debilita tu autoestima
Al compararte con los demás dejas de enfocarte en ti mismo y en tus habilidades. Además, este comportamiento no necesariamente ayuda a mejorar o a cambiar aquello con lo que no estás conforme. Al contrario, puede provocar rechazo hacia ti mismo por no poseer las cualidades que el otro tiene.
Por su parte, la comparación propicia la idealización de las características del otro, ubicándote así en una posición inferior con respecto a ella. De esta forma, te desvalorizas y debilitas tu autoestima.
Un ejemplo común de este fenómeno es la internalización del ideal de belleza difundido por las campañas publicitarias. Estudios demuestran que estas idealizaciones, cuando no corresponden al aspecto físico propio, tienen un efecto negativo en las autopercepciones.
Pierdes el tiempo
La mejor manera de cambiar o mejorar aspectos propios es enfocándose en uno mismo. Compararte con los demás hace que te centres en la persona equivocada.
Por lo tanto, la actitud propicia que pierdas tiempo y energía intentando desarrollar las habilidades del otro en ti. Lo ideal es que te enfoques en lo que tienes y en lo que puedes fortalecer.
Impide que establezcas relaciones de calidad
Si estas comparándote con los demás constantemente y tratas de ser mejor que ellos, será difícil que establezcas relaciones duraderas y de calidad. Pues la comparación despierta sentimientos de envidia, competencia y malos tratos entre las personas que comparten un vínculo.
Disminuye tu estado de ánimo
El malestar generado por la constante comparación apaga tu alegría. Sentirse menos que el otro o supeditar la valía personal a la comparación hace que pierdas el control sobre tu bienestar.
Produce sesgos en tu contra
Al hacer comparaciones es imposible tomar en cuenta todos los elementos de la otra persona. Esto propicia que seamos injustos con nosotros mismos. Solemos comparar lo peor de nosotros con lo mejor que asumimos de los demás.
Consejos para dejar compararte con los demás
Compararse con los demás genera más pérdidas que ganancias. Es por ello que, a continuación, te presentamos 5 consejos para dejar de hacerlo.
1. Reconoce que te comparas con los demás
El primer paso es aceptar que te comparas con los demás. Aunque suene sencillo, es una tarea compleja. Ya que cuando la comparación se vuelve un hábito es común que nos comparemos sin siquiera darnos cuenta.
En este caso, lo ideal es que estés atento y adviertas ciertos indicadores, como sentimientos de insatisfacción contigo mismo, desear tener las características positivas de los demás, competir constantemente o sentir envidia por algún compañero.
En estas situaciones intenta identificar en qué contextos te sientes así, con quién, cuál es el objetivo y que otras emociones aparecen. Puedes escribir estos aspectos en un diario personal. Una vez que seas consciente del problema será más fácil trabajar en él.
2. Identifica por ti mismo qué quieres cambiar
Reflexiona sobre quién eres y todo lo que has logrado. Asimismo, tómate un tiempo para identificar qué te hace feliz, cómo quieres vivir tu vida y qué cambios deberías realizar para lograrlo.
Olvídate de las metas que tus padres querían para ti o lo que han logrado tus compañeros. Es importante que los objetivos surjan de ti mismo y no de la comparación externa.
3. Acepta que nadie es perfecto
Aunque es probable que estés consciente de ello, seguramente te sientes mal cuando los resultados no son lo que esperabas o cuando te equivocas. Esto le pasa a muchas personas.
Pero lo ideal es reconocer que habrá momentos en que vas a cometer errores o que no vas a ser lo suficientemente bueno. Y cuando esto suceda, mantente dispuesto a aprender de las circunstancias.
Para lograrlo, acéptate tal cual y como eres. Asume que eres una persona con fortalezas y debilidades, como todos. Una forma de trabajar en ello es practicando la meditación de bondad amorosa. Esta técnica te ayudará a ser más compasivo contigo mismo y con los demás.
4. Evita idolatrar al otro
Una cosa es admirar a alguien y otra es idolatrarla. No está mal que quieras parecerte a él o ella porque admiras su trabajo o su forma de ser. En este caso, esa figura puede ser un modelo a seguir o un mentor que te inspira.
Por su parte, la idolatría hace pensar que esa persona es inalcanzable, que no tiene debilidades y que nadie es mejor que ella. Por lo tanto, es imposible que tú o cualquier otro pueda igualarlo o superarlo. Esto es un grave error, ya que nos desvalorizamos. Ten en cuenta que nadie es mejor que otro y que solo nos podemos superar a nosotros mismos.
5. Disminuye el uso de las redes sociales
Las redes sociales son un espacio en el que la gente suele mostrar su mejor cara. Lo que da la impresión de que no tienen problemas, dificultades o defectos.
En consecuencia, al exponernos a ellas somos más propensos a compararnos y tener la sensación de que no estamos a la altura.
En estos casos, nos decimos que no somos lo suficientemente buenos y que necesitamos más para poder alcanzar lo que ellos muestran. Un estudio demostró que la exposición frecuente a redes sociales, como Facebook, se asocia a un rasgo de autoestima pobre.
Dicho esto, limita el uso de estas aplicaciones y sé consciente que todo lo que allí se muestra es solo una pequeña parte de la vida de las personas.
Busca ayuda si lo necesitas
Si percibes niveles de malestar muy altos y tus intentos para dejar de compararte con los demás han sido fallidos, lo mejor es buscar ayuda profesional. La comparación social persistente puede ser un indicador de problemas mas complejos.
Por lo tanto, un psicoterapeuta te ayudará a afrontar y a superar la situación de una forma más adecuada a tus circunstancias.
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