Controversias sobre el aceite de coco: lo que debes saber

Hemos visto siempre al aceite de coco como un superalimento, pero ¿qué tan saludable es en realidad? Mira todo lo que debes saber sobre este tema.
Controversias sobre el aceite de coco: lo que debes saber
Maria Patricia Pinero Corredor

Escrito y verificado por la nutricionista Maria Patricia Pinero Corredor.

Última actualización: 06 julio, 2023

Como dice el famoso refrán, “ni tan calvo ni con dos pelucas”. El aceite de coco es uno de los derivados alimenticios cuyas ventajas o desventajas han sido magnificadas a lo largo de su historia como producto comercial. Este aceite es una mezcla de triglicéridos, con predominio de algunos ácidos grasos con cualidades nutricionales y medicinales.

Hasta ahora se conocen 2 tipos de aceites de coco: el refinado y el virgen, que contienen ácidos grasos de cadena media. Sus propiedades son controversiales, quizás por su efecto indirecto sobre algunas enfermedades.

En la gastronomía se puede usar para cocinar, para freír y para sazonar. Tiene características apreciables como un color claro, un aroma y sabor agradables. Además, es estable a la rancidez por su elevado contenido de grasa saturada.

¿Qué contiene el aceite de coco?

El aceite de coco se obtiene de la fruta tropical de la palma de coco o Cocos nucifera, también conocida como la nuez más grande del mundo. A partir de esta nuez se puede obtener el aceite virgen, utilizando el coco fresco como materia prima o el aceite refinado extraído del coco seco.

La forma de obtención modifica la presencia de algunos componentes, como polifenoles, vitamina E y fitosteroles. Sin embargo, el perfil de lípidos es el mismo en ambos aceites.

En el 2019, un grupo de expertos publicó la composición del aceite de coco:

  • El 90 % de todos los ácidos grasos son saturados, un 5,38 % monoinsaturados y 1,5 % poliinsaturados.

Tomando en cuenta el cien por ciento de la grasa del coco, encontramos lo siguiente:

  • 8,05 gramos de caprílico.
  • 5,42 gramos de cáprico.
  • 19,7 gramos de mirístico.
  • 7,83 gramos de palmítico.
  • 45,5 gramos de ácido graso láurico.

El aceite de coco resalta entre otros aceites vegetales por su elevado contenido de ácidos grasos de cadena media o AGCM, como el cáprico, caprílico y láurico. Estos suman 60 gramos de los 90 de grasa saturada.

Según Sayago y otros autores, los AGCM contienen entre 8 y 12 átomos de carbono, lo que les confiere una estructura química más fácil de digerir y absorber.

Coco para usos en la casa.
El coco tiene varios derivados. El aceite es uno de ellos, pero también la mantequilla y las cremas.


¿Por qué tantas controversias sobre el aceite de coco?

Son cada vez más las exigencias por parte de los consumidores que desean llevar una alimentación saludable. Por eso, le piden a la ciencia aclarar algunos conceptos.

Uno de los alimentos controversiales por su composición es el aceite de coco, que ha pasado de ser visto como un superalimento a la categoría de veneno. Para ambos lados de la moneda, lo que la ciencia ha arrojado son resultados basados en estudios de laboratorios o ensayos sobre animales.

Además, los estudios directos sobre su efecto en ciertas enfermedades en humanos no son concluyentes. Al final, lo que predominan son inferencias extrapoladas a la salud humana.

¿Superalimento?

Al aceite de coco se le han otorgado algunos beneficios a la salud por contener un tipo de grasa que no es exclusiva de esta nuez ni se encuentra en altas cantidades dentro de las raciones normales de consumo. La confusión surgió cuando un estudio utilizó un concentrado de triglicéridos de cadena media o MCT y no directamente el aceite de coco para evaluar el efecto sobre la pérdida de peso y para quemar grasa corporal. Los resultados fueron favorables.

Pero una cucharada de aceite de coco apenas contiene 7,07 gramos de ácidos grasos de cadena media y un alto valor calórico equivalente a 120 calorías. Tendríamos que ingerir 8 cucharadas para obtener casi 60 gramos de MCT, a costa de 900 calorías y 90 gramos de grasas saturadas.

El aceite de palmiste también contiene ácidos grasos de cadena media en una proporción similar al aceite de coco. Otro alimento destacado por la presencia de AGCM es la leche de vaca.

Por otra parte, la etiqueta de superalimento es cuestionable. Tal como lo establece un proyecto de salud, este concepto es nuevo y ha sido producto de las empresas de marketing.

Se definen como alimentos naturales que, además de poseer los nutrientes propios de su especie, tienen otras características beneficiosas a la salud. Sin embargo, no está claro que al consumirlos mejoren o prevengan enfermedades.

Componentes bioactivos

El aceite de coco es fuente de compuestos bioactivos, entre los que se encuentran los ácidos fenólicos, los tocoferoles, los tocotrienoles y el fitoesterol. Los compuestos fenólicos eliminan radicales libres, evitan la peroxidación y participan en reacciones de óxido-reducción. Los más destacados en el aceite de coco son el hidroxibenzoico, el cumárico y el ferúlico.

Los tocoferoles, como la vitamina E, evitan la oxidación de los lípidos insaturados, mientras que los tocotrienoles tienen propiedades neuroprotectoras y antioxidantes. Por otro lado, los fitoesteroles reducen la absorción de colesterol en el intestino delgado.

Otros aceites de semillas y el aceite virgen extra de oliva también contienen compuestos bioactivos con beneficios a la salud. Por lo que tampoco es exclusivo del aceite de coco la presencia de estos componentes.

¿Un veneno?

Algunos expertos consideran al aceite de coco como perjudicial para la salud. Esta perspectiva se basó en un estudio dirigido por la Asociación Estadounidense del Corazón, que publicó que el aceite de coco es una rica fuente de ácidos grasos saturados.

Según estos investigadores, la grasa saturada aumenta los niveles de colesterol LDL o malo. Con ello, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

Sin embargo, no hay estudios directos sobre el aceite de coco que sostengan esta aseveración. Se asume que de forma indirecta aquellos alimentos fuentes de grasas saturadas, como el coco, la grasa de carne de res, la mantequilla y la crema de leche, pueden aumentar el riesgo de un infarto al miocardio.

Cuando se ha comparado el aceite de coco con otros aceites vegetales, se ha observado un aumento del colesterol total y de las LDL a partir del ácido graso láurico. Pero otra parte de la ciencia asegura que la grasa saturada no está relacionada a factores de riesgo cardiovasculares.

De acuerdo a estos trabajos, la calidad de la dieta, la eliminación de carbohidratos simples y de ciertos alimentos procesados son medidas más útiles para prevenir las enfermedades del corazón.

A pesar de los hallazgos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene las recomendaciones en cuanto al consumo de la grasa saturada. Esta debe ser menor al 10 % de la ingesta energética total, lo que representa 20 gramos para las mujeres y 30 gramos para los hombres al día.

Dieta para el corazón.
El aceite de coco no se incluye en las dietas cardioprotectoras porque se asume que aporta grasas saturadas en gran cantidad.

Lo que debes saber respecto al aceite de coco

El aceite de coco, así como cualquier otro aceite, tiene ácidos grasos saturados e insaturados. Quizás su particularidad es que al igual que el aceite de palmiste y la grasa de la leche, contiene ácidos grasos de cadena media que se absorben de manera fácil en el intestino y están relacionados con  la pérdida de peso.

También contiene compuestos bioactivos, al igual que otros aceites vírgenes. Sin embargo, no están claras las cantidades beneficiosas para la salud.

Por otro lado, la presencia de grasa saturada y del ácido graso láurico se han relacionado con el aumento de colesterol. Aunque los últimos estudios señalan que estos componentes no incrementan el riesgo de las enfermedades cardiovasculares.

No hay dudas que la ausencia de estudios concluyentes sobre los efectos beneficiosos o perjudiciales del aceite de coco sobre algunas enfermedades han distorsionado la realidad de su uso en la dieta. Nuestra recomendación es consumirlo de forma moderada y sin altas temperaturas durante la cocción.


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