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Las cosas me afectarán tanto como yo permita que me afecten

4 minutos
Poner las cosas en perspectiva te ayudará a cuidarte mejor y a no dejarte abatir por lo que otros hagan o digan.
Las cosas me afectarán tanto como yo permita que me afecten
Bernardo Peña

Escrito y verificado por el psicólogo Bernardo Peña

Escrito por Valeria Sabater
Última actualización: 24 mayo, 2023

Todos somos más o menos permeables y habrá a quien le afecten más unas cosas que otras. Sin embargo, algo que debemos tener claro es que siempre será adecuado disponer de unas buenas barreras emocionales.

En nuestras relaciones del día a día, cada uno de nosotros deberíamos ser capaces de aplicar esa famosa expresión de “ser y dejar ser”. No obstante, lo que encontramos muchas veces es justo la versión opuesta: “yo soy y no te dejo ser”.

Las críticas, las mentiras encubiertas, el egoísmo sibilino, las falsas amabilidades, las personas que aman discutir, las que ven problemas cuando solo existe armonía… Estos son pequeños ejemplos de esas artes poco respetuosas que pueden llegar a enturbiar nuestro equilibrio interior.

Ahora bien, lejos de intensificar aún más esta sensación negativa apegándonos a ellas, debemos ser capaces de mantener una mente fría. Si permitimos que nos afecten hasta el punto de cambiar nuestro humor, nuestra forma de relacionarnos e incluso de ver la vida, estaremos perdiendo muchas cosas.

Emocionarse es contagioso, por eso es necesario abrir el paraguas

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Hablábamos al inicio de la permeabilidad. Este fenómeno en el que de pronto acabamos recibiendo de los demás una determinada carga emocional que cambia por completo nuestro estado de ánimo. Es un hecho tan común como peligroso.

El propio Daniel Goleman hablaba de ello en su libro Inteligencia Social. Casi nadie es inmune a esos contextos donde cada día hacemos vida.

  • El comportamiento de unos impacta de un modo determinado sobre otros, para bien o para mal. Sin embargo, ese “virus” emocional, lejos de detenerse, sigue llegando a más personas.

Para comprenderlo, te pondremos un ejemplo. Tienes el clásico compañero que siempre busca crear rencillas. Sus críticas constantes, su negativismo y su falta de respeto impacta sobre ti generándote mal humor. A su vez, ese mal humor, también llega contigo a casa y contagia a tu familia a través de tu apatía y de tu malestar.

No se trata en absoluto de que las cosas no te afecten. Algo así es imposible. El ser humano es puramente emocional; no somos mentes rocosas exentas de emociones y sentimientos. Así pues, se trata más bien de cambiar el polo de esa energía negativa. Hay que buscar el equilibrio, abrir el paraguas emocional y recordar que, si  algo te afecta demasiado, pierdes calidad de vida.

Relativiza, protégete.

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Entrar en un palacio de calma personal

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Aunque no lo creas, ahí, en un rincón de el cerebro, tienes un palacio de calma. Es más grande por dentro que por fuera, y se convierte en un refugio magnífico donde relativizar, donde hallar armonía.

  • Deja que el hablador hable.
  • Permite que el criticón se envenene con su propia ponzoña.
  • Deja que el desordenado se pierda en su propio caos.
  • Aléjate de quien te trae amarguras recordándote lo mal que va todo.
  • Busca la calma cuando ese alguien te use como diana para sus críticas porque no tiene otra cosa que hacer.

Este palacio de calma no es un escondite. Es un lugar donde recordar, por encima de todo, QUIÉN ERES TÚ. No importan las críticas ni las ofensas, solo son ruido ambiental. Porque cuando uno tiene muy claro quién es y lo que vale, lo que digan los demás no importa.

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Abrir el paraguas ayuda a evitar la pasividad

Abrir los paraguas emocionales para evitar que determinadas cosas nos afecten no implica ser pasivos. No quiere decir que debamos llevar a cabo la “no resistencia” para dejarnos manipular o asediar.

  • Mantener el equilibrio interior es un modo de no intensificar determinadas situaciones ante las cuales no merece la pena perder el tiempo.
  • Un ejemplo de ello serían las discusiones. Muchas veces nos es imposible incluso dialogar con alguien porque no entiende qué es comunicar sin gritar o incluso dialogar sin buscar tener siempre la razón.
  • Hay batallas en las que es mejor no perderse. Porque, en ocasiones, para vencer a la ignorancia hay que ponerse a su altura y ahí, lo perdemos todo.

Lo mejor es saber mantener la mente fría. No obstante, siempre que nos sintamos vulnerados, es necesario reaccionar y poner límites al instante. En caso de no hacerlo, los demás seguirán ganando más terreno y avanzando en su asedio.

Llegado a este punto debemos recordar que hablar con asertividad y firmeza no implica agredir al otro, sino defender nuestros derechos con respeto, pero poniendo límites sanos.

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Los «mensajes yo» son un recurso de comunicación que nos permite expresarnos de forma más asertiva, disminuyendo el conflicto cuando manifestamos algo que no nos gusta.

Hay que respetar siempre, aún cuando no sea fácil

La convivencia no siempre es fácil. Sin embargo, quien elige ver la vida con los cristales del respeto, la armonía y dignidad, evita siempre dar importancia a ciertos aspectos.

Al fin y al cabo la gente dice y hace cosas, y tú eliges si te afectan o no. Por eso, mantén tu autoestima y tu dignidad por delante y recuerda que tienes el poder de evitar que esos comentarios te afecten.


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