¿Cuándo es necesario llevar a mi hijo al psicólogo? 12 posibles motivos
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¿Cómo evaluar el cambio de conducta de tu hijo y decidir que se lo debe llevar al psicólogo? Muchas madres y padres se debaten entre la culpa, la incertidumbre y la angustia al momento de tomar esta decisión.
Veamos un poco más al respecto para desterrar mitos que son infundados y que demoran atenciones necesarias. Notarás que no hay nada de malo en llevar a tu hijo al psicólogo, sino todo lo contrario, que puede ser contraproducente retrasar una atención.
Motivos por los que llevar a tu hijo al psicólogo
Además de los motivos vinculados con alguno de los trastornos generales del desarrollo, otras razones por las que se aconseja llevar a un niño al psicólogo son las siguientes:
- Presenta comportamientos desafiantes, hostiles o violentos con su entorno. Frecuentemente, recibes quejas de que se comporta de manera irrespetuosa con sus educadores en la escuela o que rompe objetos.
- Duelo: tras una situación de pérdida de un familiar muy querido.
- Se encuentra atravesando algunas circunstancias vitales que lo están afectando o podrían hacerlo. Por ejemplo, divorcio de los progenitores, mudanza hacia otro país.
- Dificultades vinculadas con el sueño (pesadillas, terrores nocturnos).
- Dificultades con la alimentación.
- Encopresis o enuresis.
- Cambios abruptos o sorpresivos en el rendimiento escolar.
- Tristeza permanente, llanto, depresión. Se angustia mucho cuando se separa de sus progenitores.
- Manifiesta miedo excesivo ante situaciones que no son peligrosas, extrañas o inseguras.
- Presenta conductas repetitivas, estereotipadas, obsesivas.
- Sufre bullying o acoso escolar.
- Se muestra hiperactivo, con dificultades para concentrarse en resolver tareas.
Otros aspectos a tener en cuenta
Muchos de estos motivos para llevar a tu hijo al psicólogo pueden ameritar una consulta puntual o un seguimiento con sesiones. De hecho, si tenemos dudas, es mejor preguntar, en lugar de quedarnos en la indiferencia o la negligencia. En ocasiones, se peca de ingenuidad o se subestiman los problemas infantiles, creyendo que todo se solucionará por sí solo.
También es cierto que en algunos casos hay emociones que son propias y esperables y sobre las que no hay que alarmarse, sino conceder tiempo. En este caso, se debe ofrecer apoyo y tener un rol de contención. En la medida en que van transcurriendo los días, hay que notar qué cambios se presentan y cómo va sintiéndose ese niño.
Por último, también hay que tener en cuenta que el psicólogo nos dirá si recomienda o no la terapia. A veces, puede ser suficiente con un primer intento mediante algunas indicaciones a implementar desde el hogar. La situación y el contexto se encuentran muy relacionados con determinados síntomas.
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Ventajas y desventajas de llevar a tu hijo al psicólogo
Al tomar la decisión de llevar a tu hijo al psicólogo es conveniente que analices qué implica. La primera ventaja tiene que ver con su bienestar. El hecho de facilitar todas aquellas herramientas y recursos que le permitan sentirse mejor siempre será provechoso.
Por otro lado, la prevención mejora el pronóstico. Muchos trastornos que impactan en la calidad de vida en la adultez tienen su inicio en la infancia.
Como desventaja, se puede mencionar que hay niños que se sienten raros por el hecho de tener que ir al psicólogo, ya que la estigmatización que existe en la salud mental se vive a todos los niveles. Esto puede impactar en su colaboración durante los encuentros.
¿Cómo acompañar y apoyar en el proceso?
Es importante normalizar el hecho de una consulta con el psicólogo o de recibir ayuda de quienes están preparados para acompañar. No hay nada de malo en ello. Por eso, es conveniente comentarle que estamos preocupados y evitar el ocultismo y los secretos a los hijos.
Hablar con el niño, tanto para preguntarle qué le sucede y animarlo, como para manifestar apoyo, es clave. Es decir, todas las personas podemos sentirnos mal o tener dificultades en distintos ámbitos. Esto no lo hace un mal niño ni tampoco influye en el amor que le tenemos.
Otra de las recomendaciones tiene que ver con hacer una consulta a la escuela o en los ámbitos en donde se relaciona. Los chicos pasan varias horas afuera de casa, en situaciones que escapan del control parental. Preguntar si sucedió algo en particular pueda ayudar a comprender el comportamiento y el estado de ánimo.
También las figuras de referencia tienen que intentar controlar sus emociones, evitando transmitir ansiedad, presiones o angustia. Caso contrario, el niño percibe lo que pasa a su alrededor y eso también influencia cómo se siente.
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¿De quién es el sufrimiento?
Cuando hablamos de edades tempranas, las consultas con el psicólogo surgen motivadas por los progenitores. Es perfectamente normal y saludable preocuparse por los hijos.
Sin embargo, muchas veces se realizan consultas aduciendo algún problema cuando, en realidad, la dificultad la tienen las personas adultas. Por ejemplo, pensemos en el caso de padres demasiado alarmistas o ansiosos que se preocupan en exceso. En este sentido, lo que se trata es de identificar a quién le corresponde determinada emoción y evaluar si es el niño quien está sufriendo.
Por último, para poder detectar si al niño le sucede algo, es fundamental una mirada y una escucha atentas, así como compartir tiempo con ellos. Solo de esa manera podremos conocer si hay un cambio en su conducta y alguna clave que nos oriente.
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