¿Cómo cultivar la fuerza de voluntad?
Cultivar la fuerza de voluntad puede mejorar la productividad y muchos ámbitos de la vida a mediano y largo plazo. En particular, esto se entiende como la constancia hacia nuestras metas. Sin embargo, no siempre es sencillo mantenerla.
Cuando no consideramos la importancia de ser persistentes y de tener voluntad, desistimos de nuestros proyectos. El problema es que los logros que valen la pena no suelen conseguirse de inmediato. Entonces, ¿cómo mantener esa motivación?
¿Qué pasa cuando no hay fuerza de voluntad?
Aquellas personas que no saben cultivar la fuerza de voluntad tienden a estancarse. No importa cuál sea el proyecto; si no hay una motivación prolongada, el fracaso es seguro. De este modo, es difícil alcanzar la realización personal.
Hay quienes le echan la culpa de sus fracasos al destino o la mala suerte; sin embargo, nada de eso tiene que ver con la consecución de metas. Las personas que no se hacen responsables de sus errores son las mismas que carecen de voluntad para hacer las cosas.
¿Cómo afrontar la falta de motivación?
Los mejores estilos de afrontamiento son los productivos. En otras palabras, acciones que conllevan a un resultado esperado. Por ejemplo, cuando no tenemos ganas de estudiar, pero sabemos que debemos hacerlo, lo mejor es movilizarnos en función de lo necesario.
Dentro de este marco queda claro que la creatividad tiene gran valor. El estudiante que se ha agotado de estudiar de la manera tradicional debe idearse un nuevo sistema. Repetir de forma mecánica el mismo método de estudio es contraproducente.
¿Cómo incrementar la fuerza de voluntad?
Para mejorar la motivación intrínseca es necesario hacer una introspección. Es decir, analizamos nuestra propia experiencia y reconocemos dónde estamos fallando. Veamos un listado con algunos consejos útiles para cultivar la fuerza de voluntad.
1. Definir los objetivos
Tener objetivos claros es importante. Al momento de plantearnos metas es necesario hacer una planificación. Mientras más específico sea nuestro plan de acción, mejores resultados tendremos.
2. Tener metas realizables
Ser realistas es un factor que beneficia la consecución de los logros. Lo ideal es diferenciar lo que podemos hacer de aquello que no está a nuestro alcance. Para conseguir la realización personal debemos conocer nuestros límites.
Esto no quiere decir que somos conformistas. Todo lo contrario; ser realista implica tener la convicción para mejorar y desafiar las limitaciones. Crecer personalmente es un proceso que lleva tiempo y que requiere de tolerancia.
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3. Establecer metas a corto plazo
Dividir los proyectos en metas a corto plazo ayuda a cultivar la fuerza de voluntad. Resulta lógico pensar que cuando finalizamos con éxito una tarea, nuestra motivación se restaura. La idea es que podamos disfrutar del camino hacia nuestro objetivo con pequeños logros.
4. Registrar el progreso
Llevar un registro de los avances es satisfactorio. Cuando revisamos lo que hemos conseguido nos invade una sensación de entusiasmo. Además, registrar el progreso permite aprender de los errores y mejorar de cara al futuro.
5. Premiar el esfuerzo
Invertir tiempo en un proyecto es algo que no todo el mundo sabe valorar. Algunas personas se quejan de que tienen que estudiar o trabajar, cuando en realidad deberían premiarse. Por ejemplo, comer nuestro dulce favorito después de un examen complicado.
6. Aprender del error
Los errores son un aspecto natural en cualquier proyecto. De hecho, equivocarse puede resultar beneficioso. Es en la práctica donde podemos identificar lo que hace falta corregir. Así pues, en lugar de sentir que hemos fracasado, debemos motivarnos a corregir el error a través de la experiencia.
Beneficios de adquirir fuerza de voluntad
Para alcanzar nuestra mejor versión es necesario retar nuestros límites. Sin embargo, debemos tener cuidado con la insatisfacción crónica. El principal beneficio que conseguimos con la fuerza de voluntad es la exigencia racional.
Es necesario conocer nuestros límites para no agotar la motivación. Las personas con fuerza de voluntad saben cuándo decir que no. Además, a veces será necesario hacer sacrificios para alcanzar las metas.
¿Cuándo buscar ayuda profesional?
Si nada parece funcionar para mantener la fuerza de voluntad, lo idóneo es buscar ayuda profesional. Los psicólogos están capacitados para identificar las posibles causas y, en función de estas, orientar hacia un tratamiento.
Durante las sesiones, el profesional interpela al paciente respecto a sus motivaciones. La idea es descubrir qué le impide mantener el ímpetu. Por ello, emplea terapias como la cognitivo conductual.
Insistir en todo no es lo mejor
En última instancia, debemos tener claro que no siempre es bueno persistir en algunas cosas. Por ejemplo, cuando insistimos en relaciones que sabemos que son tóxicas. La motivación sostenida debe estar bien canalizada o, de lo contrario, nos perjudica.
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