Depresión endógena: síntomas, causas y tratamiento
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Se habla de depresión endógena cuando no es posible determinar una causa externa que la provoque, como por ejemplo la vivencia de acontecimientos estresantes o angustiosos. De esta manera, se alude a factores biológicos y genéticos como los detonantes principales.
No obstante, es importante tener en cuenta que en la mayoría de los pacientes depresivos las causas representan una combinación de factores, tanto externos (situaciones estresantes o angustiantes) como internos (constitución de la persona).
¿Qué es la depresión endógena?
Según la Asociación Americana de Psicología, la depresión endógena es aquella que se produce en ausencia de un estresor psicológico evidente. Por ende, es la constitución biológica y genética la causa principal de este padecimiento.
Se compara con la depresión exógena o reactiva, cuyo estado depresivo es causado por un acontecimiento o situación angustiosa. En estos casos, los estresores de la vida cotidiana son los detonantes.
Síntomas de la depresión endógena
Según la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM 5), los síntomas de la depresión se presentan durante la mayor parte del día y consisten en los siguientes:
- Estado de ánimo deprimido.
- Reducción significativa del interés o placer por la mayoría de las actividades cotidianas.
- Pérdida o aumento de peso corporal. Asimismo, disminución o aumento del apetito.
- Insomnio o hipersomnia.
- Fatiga o falta de energía.
- Sentimientos de inutilidad o culpabilidad desproporcionados.
- Dificultad para pensar, concentrarse o tomar decisiones.
- Pensamientos en torno a la muerte: miedo a morir o ideas suicidas recurrentes.
No es necesario que se presenten todos los síntomas para establecer un diagnóstico de depresión. El mínimo es cinco, según el Manual DSM 5, los que deben manifestarse por un periodo de dos semanas. Entre ellos debe estar el estado de ánimo deprimido o la disminución del placer o interés.
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Causas de la depresión endógena
Como ya se indicó, la depresión endógena se debe a factores constitucionales del individuo, bien sea genéticos o biológicos. En este punto es pertinente resaltar que aún se desconocen algunos mecanismos fisiopatológicos que subyacen a la aparición de la enfermedad.
Constitución genética
Se ha comprobado que los familiares de primer grado (padres, hijos o hermanos) de los pacientes depresivos corren un mayor riesgo de padecer depresión, independientemente de los efectos del ambiente o la educación. Los indicadores genéticos potenciales para los trastornos del estado de ánimo han sido encontrados en cromosomas.
Asimismo, se halló que una alteración formal y funcional en la región promotora del gen del transportador de la serotonina (5-HTT) afecta el impacto de los eventos estresantes cotidianos en la depresión. Siendo éstos vivenciados de una manera más catastrófica.
Alteraciones de neurotransmisores
Se ha demostrado que las alteraciones en los niveles de neurotransmisores aminérgicos juegan un papel importante en la depresión. Éstos son la serotonina, la norepinefrina y la dopamina.
La serotonina influye en la disposición del estado de ánimo, la conducta, el movimiento, la experiencia del dolor, la actividad sexual, el apetito, las secreciones endocrinas, las funciones cardíacas y los ritmos circadianos. Por su parte, la norepinefrina se ha asociado con la motivación, el estado de alerta y vigilia, el nivel de conciencia, así como también la regulación del sueño, del apetito y de la conducta sexual. Por último, los niveles bajos en dopamina se han asociado con anhedonia (ausencia de placer), menos motivación y pérdida de interés.
Se ha propuesto que los dos principales circuitos que influyen en la regulación del estado del ánimo son los siguientes:
- Circuito límbico-talámico-cortical.
- Circuito límbico-estriado-pálido-talámico-cortical.
De esta manera, se piensa que los trastornos del ánimo pueden producirse debido a una disfunción o anomalías en diferentes áreas de estos circuitos. Además, una falla en los mismos puede otorgar cierta susceptibilidad biológica que, en conjunto con agentes externos, propicie la aparición de la depresión.
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Tratamiento de la depresión endógena
Los tratamientos más efectivos para la depresión endógena son la combinación de intervención psicológica y el suministro de fármacos. Veamos en qué se basan estos abordajes.
Terapia psicológica
Hay tres tipos de psicoterapia a corto plazo: la cognitiva, la interpersonal y la conductual. Por su parte, desde hace tiempo se emplea la psicoterapia psicoanalítica para tratar los trastornos depresivos:
- Cognitiva: se centra en aliviar las manifestaciones depresivas y prevenir su recurrencia proporcionando herramientas a los pacientes para identificar y analizar las cogniciones negativas. Asimismo, ayuda a desarrollar otras formas de pensamiento más flexibles y positivas, tanto como ensayar nuevas respuestas.
- Interpersonal: su objetivo es tratar uno o dos de los problemas interpersonales del sujeto. Para ello se abordan determinados comportamientos: falta de seguridad en sí mismo, deterioro de las habilidades sociales y pensamiento distorsionado.
- Conductual: ayuda a los pacientes a establecer patrones conductuales adaptativos que permitan ofrecer una retroalimentación positiva con el ambiente.
- Psicoanalítica: su objetivo es lograr un cambio en la personalidad del paciente y no limitarse a solo aliviar los síntomas. Este abordaje psicoterapéutico busca, entre otras cosas, mejorar la confianza interpersonal, desarrollar mecanismos de afrontamiento eficaces y aumentar la capacidad de experimentar una variedad de emociones.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento con fármacos por excelencia es mediante antidepresivos, cuyo objetivo no solo es aliviar los síntomas, sino lograr su remisión. No obstante, existen variados tipos, por lo que es importante establecer un diagnóstico preciso. Pues, dependiendo de la alteración biológica, unos serán más efectivos que otros.
Un tratamiento que necesita compromiso
La depresión endógena es aquella cuya causa principal es la constitución interna del individuo. No obstante, se debe reconocer que esta patología tiende a aparecer cuando interactúan agentes tanto internos como externos.
Asimismo, el tipo de abordaje terapéutico será más efectivo en la medida que el paciente se sienta a gusto y tenga confianza en sí mismo. Algunas intervenciones psicoterapéuticas fracasan porque la persona piensa que no puede ser ayudada, provocando así el abandono del tratamiento. De ser así, es importante conocer que siempre se puede volver a intentar con otro método.
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