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¿Cómo detectar la toxoplasmosis ocular?
La toxoplasmosis ocular puede causar visión borrosa, sensibilidad a la luz y dolor en los ojos. Sin embargo, diagnosticarla puede llegar a ser complejo. Te explicamos por qué.

La toxoplasmosis ocular es una enfermedad producida por un parásito llamado Toxoplasma gondii. Se trata de una infección muy frecuente, la cual afecta casi a 500 millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, no todos los infectados desarrollan esta patología específica en los ojos.
Aquellos que expresan síntomas o consecuencias de toxoplasmosis son personas con un sistema inmune debilitado o que adquirieron la infección antes de nacer, en el vientre materno. De todos modos, la forma ocular puede ser difícil de detectar y suele evolucionar hacia visión borrosa o incluso llegar la ceguera.
¿En qué consiste la toxoplasmosis?
Para poder entender la toxoplasmosis ocular, primero explicaremos cómo se produce la infección por este parásito. El Toxoplasma gondii suele multiplicarse y hospedarse en los gatos. De esta manera, cuando el gato defeca, expulsa sus huevos en las heces.
Esta es una de las formas de contagio. No obstante, la mayoría de las personas se infectan debido a que también suele estar presente en los alimentos. Por ejemplo, en frutas, verduras y carne. Cuando se ingiere un producto sin cocinar que está contaminado, se puede adquirir la infección. También se halla en el agua o en la leche.
Otra forma de adquirir la infección es durante el embarazo. Cuando una mujer embarazada tiene contacto por primera vez con el toxoplasma, éste puede atravesar la placenta y llegar al bebé.
Este último caso es el que se asocia con más frecuencia a la toxoplasmosis ocular. Según el momento de la gestación en el que se produzca el contacto, los daños que aparezcan en el feto serán más o menos graves. En el primer trimestre se asocia con el mayor riesgo de malformaciones y complicaciones.
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¿Cómo se produce la toxoplasmosis ocular?
La mayoría de las veces la infección es asintomática en un primer momento. Sin embargo, se puede producir una reactivación al cierto tiempo del contacto, lo que derivaría en una primera lesión en el ojo que produce una cicatriz, la cual suele pasar desapercibida.
Al reactivarse la infección, comienzan a expresarse los síntomas concretos de la toxoplasmosis ocular. Esto sucede porque el parásito se aloja en la retina, que es la parte del ojo que permite la interpretación de las imágenes y el sentido de la visión. La retina se inflama (este proceso se denomina retinitis) y la visión se ve comprometida.
Un estudio de la Sociedad Española de Oftalmología afirma que la toxoplamosis ocular recurrente es la más frecuente. Sin embargo, también puede aparecer en relación con el SIDA o bajo tratamientos continuados con corticoides o con inmunosupresores.
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¿Cómo se detecta la toxoplasmosis ocular?
El diagnóstico de la toxoplasmosis ocular puede llegar a ser muy complejo. Debe realizarse en base a la clínica, es decir, observando las lesiones que hay en el ojo. Esto se debe a que las pruebas que hay disponibles solo pueden confirmar si ha habido o no contacto con el parásito.
Por ejemplo las serologías, que permiten ver si hay anticuerpos frente a dicha infección, solo indican si en algún momento esa persona estuvo infectada. Pero, como mencionamos antes, muchas lo han estado y no tienen por qué desarrollar toxoplasmosis ocular.
Lo que observa un oftalmólogo de manera directa es una lesión focal de la retina junto a una cicatriz que afecta también a la coroides. La coroides es otra membrana que forma parte del ojo.
Las pruebas de laboratorio pueden ayudar a encaminar el diagnóstico, pero no lo confirman. Es importante que se realice un examen ocular exhaustivo y que el mismo sea llevado adelante por un profesional especializado en el tema, de manera que no se obvien signos mínimos de la presencia.
¿Cómo se trata la toxoplasmosis ocular?
La toxoplasmosis ocular causa visión borrosa, dolor en los ojos y sensibilidad a la luz. En algunos casos, puede llegar a provocar incluso ceguera. Desafortunadamente, a día de hoy no existe ningún tratamiento que permita revertir las lesiones.
La terapéutica ayuda a evitar la extensión del daño en la retina y a prevenir que haya más recidivas. Impide que el parásito se siga replicando y extendiendo con la combinación de antiparasitarios, como la pirimetamina y la sulfadiacina.
Además, se suele añadir metilprednisona, que es un corticoide que ayuda a disminuir la inflamación. Del mismo modo, se prescriben suplementos de ácido fólico para evitar los efectos secundarios de la pirimetamina.
Prevenir para no arribar al daño
La forma más efectiva de evitar la toxoplasmosis ocular son las medidas de prevención frente a este parásito. Los médicos recomiendan cocinar todos los alimentos para evitar el contagio. Además, en el caso de las embarazadas, se hace mucho hincapié en tener especial cuidado con los gatos.
Del mismo modo, debemos tener presente que ante cualquier síntoma, lo primero es acudir a un oftalmólogo. Detectar las lesiones de manera rápida puede ayudar a prevenir que el daño ocular se extienda.
Graduada en Medicina por la Universidad de Granada en el año 2019. Actualmente opositando para la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria.
Ha hecho prácticas extraoficiales en varios hospitales y centros de salud de Granada. Ha participado en congresos nacionales sobre medicina y cirugía, como el CEIBS y el Congreso Ramón y Cajal. También ha impartido charlas en distintos institutos sobre aspectos relacionados con la promoción de la salud.