Dieta sin gluten: las consecuencias para la salud

A pesar de la creciente demanda por las dietas sin gluten, lo cierto es que estas no deberían adoptarse si no hay un problema real, y siempre bajo el asesoramiento de un especialista.
Dieta sin gluten: las consecuencias para la salud

Última actualización: 10 julio, 2023

Las posibles consecuencias de una dieta sin gluten pueden prometer importantes beneficios para la salud, pero esto no siempre es cierto. En este sentido, existe un gran debate en torno a si la dieta sin gluten tiene efectos positivos reales o no es más que una nueva moda.

La dieta sin gluten en personas no celíacas

Hoy en día, la dieta sin gluten se ha extendido debido a la creencia, cada vez más generalizada, de que este tipo de alimentación puede ayudar a la pérdida de peso. Sin embargo, esto no es cierto, y aunque el gluten no es una proteína esencial para nuestro organismo, eliminarla de la dieta no es recomendable si no es bajo el consejo de un experto.

En primer lugar, es esencial distinguir qué personas pueden tener una cierta sensibilidad al gluten, llegando incluso a una intolerancia. Por supuesto, este tipo de trastornos deben diagnosticarse mediante un análisis claro, en cuyo caso sí será importante eliminar el gluten de la dieta diaria.

Peligros de una dieta sin gluten
La dieta sin gluten se ha vendido desde algunos sectores como más saludable para cualquier persona.

Por esto, es importante tener en cuenta que seguir una dieta sin gluten debe considerarse como un tratamiento especializado para personas con una intolerancia. Eliminar este componente sin necesidad es, sin embargo, algo poco recomendable y que solo obedece a una creencia generalizada y basada en mitos falsos.

Además, la dieta sin gluten es recomendable para personas que padezcan enfermedades inflamatorias en el intestino o enfermedades autoinmunitarias. También lo son para personas que sufren alteraciones hormonales o incluso neurológicas.

Por tanto, sumarse a la moda de la dieta sin gluten no debe tomarse a la ligera, y siempre debe acompañarse de las recomendaciones de un profesional de la nutrición.

En definitiva, lo más importante es seguir una dieta equilibrada. En ella tendrán cabida los alimentos de origen tanto vegetal como animal, así como los cereales integrales o los lácteos. Siempre que no sea por una necesidad especial, debemos evitar caer en la creencia de que las consecuencias de una dieta sin gluten nos aportará beneficios.



La intolerancia real al gluten: celiaquía

Para empezar, los síntomas mediante los cuales se pueden detectar las intolerancias al gluten suelen relacionarse con problemas digestivos. En este sentido, pueden sufrirse gases, pesadez, dolores en el abdomen, diarreas o estreñimiento. Además, pueden manifestarse problemas en la piel, fatiga o trastornos del sueño.

El principal problema de la enfermedad celíaca es que se trata de una intolerancia permanente de origen desconocido. Esta patología suele provocar una inflamación crónica en la mucosa del intestino delgado y una progresiva atrofia de los vellos internos de este órgano. Será en estos casos en los que será especialmente importante adoptar una dieta sin gluten.

Dieta sin gluten
La dieta sin gluten es el único tratamiento efectivo para las personas con celiaquía.

Una de las principales características de las personas que padecen celiaquía es que tienen grandes dificultades para engordar. Esto se debe a que las vellosidades del intestino delgado no son capaces de absorber los nutrientes de los productos derivados del trigo.

Lógicamente, esto hace que tampoco puedan absorber las calorías de estos alimentos. Sin embargo, eliminar estos productos de la dieta sin necesidad puede hacer que perdamos el control del peso, engordando más que cuando los consumimos.

La sensibilidad al gluten no celíaca

Este tipo de trastorno puede parecer similar a la enfermedad celíaca, y afecta a un porcentaje de la población entre el 1 % y el 6 %. No obstante, se trata de otro tipo de problema, aunque también esté relacionada con el contenido en gluten de los alimentos.

El diagnóstico de estas patologías se realiza mediante la exclusión del gluten de la dieta, como ocurre con la enfermedad celíaca. Entre los problemas relacionados con una sensibilidad al gluten no celíaca puede encontrarse el síndrome del colon irritable, una molestia bastante común.

En total, afecta a alrededor de un 15 % de la población. Este problema se caracteriza por la aparición de dolor abdominal, diarrea o flatulencias. Aquí entra en juego la dieta sin gluten, que puede ayudar a reducir los síntomas.

Por otro lado, también existe la alergia a algunas proteínas del trigo. La manifestación de este problema puede variar entre los niños y los adultos. En este sentido, los niños suelen verse afectados por una alergia más clásica que a menudo desaparece durante la infancia.

Además, estos tipos de alergias presentan unos síntomas muy variados, desde un típico picor hasta molestias en el intestino. Debido a esta complicación para ser diagnosticadas de forma correcta, la única opción terapéutica es eliminar el trigo y sus derivados, adoptando una dieta sin gluten realmente necesaria.

En resumen…

Las consecuencias de una dieta sin gluten pueden ser perjudiciales para aquellos que no tienen la enfermedad celiaca o intolerancia al gluten. Por esta razón, antes de tomar la drástica decisión de eliminar el gluten de la dieta, lo mejor es consultar al nutricionista o al gastroenterólogo.

Es primordial tener en cuenta que el tipo de alimentación puede variar en función del estado de salud actual, la edad, el peso y otros factores. Por eso, es un tema que no se debe tomar a la ligera, ni siguiendo modas o creencias.


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