¿Cómo diferenciar una angina de pecho de un infarto?
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La angina de pecho y el infarto de miocardio son dos patologías que entran dentro de la categoría de las cardiopatías isquémicas. Estas últimas hacen referencia a una lesión cardíaca que se produce cuando se altera el flujo sanguíneo que llega al corazón.
El problema es que ambas situaciones producen síntomas similares y tienden a confundirse. Además, su incidencia ha ascendido de forma considerable en los últimos años, sobre todo por el estilo de vida moderno.
En la actualidad, el infarto agudo de miocardio sigue siendo una causa importante de muerte. Por su parte, la angina de pecho se considera un factor de riesgo importante de infarto. Por eso, en esta oportunidad explicamos en qué se diferencian y cómo se tratan.
¿En qué consiste una angina de pecho?
La angina de pecho ocurre cuando se reduce, de manera temporal, el flujo sanguíneo de los vasos que irrigan el corazón. Son las llamadas arterias coronarias, que se encargan de nutrir el miocardio, que es el músculo que permite que el corazón lata y bombee la sangre.
Cuando el músculo no recibe suficiente sangre oxigenada, el corazón no puede funcionar de forma correcta. Por desgracia, estas arterias son muy susceptibles a la aterosclerosis, ya que su calibre es pequeño.
El desarrollo de aterosclerosis se da cuando se acumulan depósitos de grasa en los vasos sanguíneos, lo cual genera un estrechamiento. En la angina de pecho, esta obstrucción dificulta nutrir el músculo cardíaco en situaciones donde se necesita más oxígeno, ya que el flujo sanguíneo se vuelve insuficiente.
Ahora bien, también puede causar problemas en situaciones de frío, estrés o en pacientes que fuman, pues hace que las arterias coronarias se contraigan y se estrechen.
¿En qué consiste un infarto de miocardio?
El infarto de miocardio es un bloqueo brusco del flujo sanguíneo hacia el corazón. Su causa, al igual que en la angina de pecho, suele ser la aterosclerosis. Sin embargo, en este caso en particular, la placa de grasa presente en las arterias se rompe.
Como consecuencia, se forma un coágulo que obstruye alguna de las arterias coronarias y, a su vez, se da una situación de isquemia. Esta última es cuando el miocardio se queda sin oxígeno y sus células se mueren.
Muchos médicos consideran que la angina de pecho es una situación de aviso para el propio infarto. La angina no genera un daño definitivo en el corazón, pero el infarto sí, y ambas situaciones suelen estar precedidas de una obstrucción en las arterias coronarias.
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¿Cuál es la diferencia entre angina de pecho e infarto?
Sin duda, la principal diferencia entre estas patologías es que el infarto produce una lesión en el corazón, mientras que la angina no. Pero, además de esto, hay otras diferencias a nivel sintomático que permiten orientar el diagnóstico.
El infarto produce un dolor muy intenso en el centro del pecho que suele irradiarse hacia el brazo izquierdo. Incluso, en algunas situaciones, según donde se haya producido el daño en el músculo, el dolor puede extenderse hacia el brazo derecho.
Este dolor no cede ni mejora con nitroglicerina, un medicamento que ayuda a que las arterias se dilaten. En el caso de la angina, cuando se administra nitroglicerina, sí que suele disminuir el dolor.
Además, el infarto suele acompañarse de dificultad para respirar y sudoración abundante. En la angina de pecho, el dolor no es tan intenso ni se irradia. Tampoco hay disnea y los síntomas pueden desaparecer por sí solos en la mayoría de los casos.
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¿Existen otras diferencias?
Además de las diferencias sintomáticas que hemos mencionado, hay otros aspectos importantes que se deben tener en cuenta. En la angina de pecho, a veces, se puede encontrar el motivo que ha desencadenado el episodio.
Por ejemplo, cuando el dolor aparece tras realizar ejercicio físico o ante emociones fuertes, es indicativo de angina. No obstante, es conveniente tener presente que, aunque los síntomas remitan, es necesario consultar un médico y tratar la situación.
Eso nos conduce a otra diferencia: el tratamiento. Adoptar hábitos saludables para reducir o a frenar la aterosclerosis puede ser suficiente para tratar algunos casos de angina de pecho. También se utilizan nitratos, medicamentos anticoagulantes y reductores de colesterol.
Sin embargo, es cierto que en muchos casos se requiere una intervención para asegurar que las arterias coronarias tengan un flujo adecuado. En el caso del infarto, es primordial reestablecer el flujo sanguíneo, por lo que el tratamiento suele incluir una intervención coronaria.
La angina de pecho y el infarto merecen atención
Ambas patologías son graves y potencialmente mortales. Cualquier síntoma de los que hemos mencionado debe tratarse como una emergencia médica. Debe ser el profesional en cardiología el que realice los estudios pertinentes para averiguar de qué patología se trata.
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