4 diferencias de crianza entre niños y niñas

Muchos padres crían de forma diferente a los niños y a las niñas. Esto puede ser necesario en ciertos momentos, pero también podría resultar perjudicial. Te contamos más al respecto.
4 diferencias de crianza entre niños y niñas
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 25 mayo, 2023

Todos hemos escuchado frases como que es más fácil criar a un niño varón, que las niñas son más enrevesadas y manipuladoras y los niños más bruscos y agresivos. Estos estereotipos que sostenemos como sociedad guían el estilo educativo de los padres. No ofrecen las mismas interacciones y oportunidades a sus hijos e hijas. La cuestión es la siguiente: ¿las diferencias de crianza entre niños y niñas tienen razón de ser o son solo culturales?

Este es un debate que ha estado abierto durante largo tiempo y en el que aún no es posible encontrar respuestas tajantes. Hay quienes apuestan por una igualdad total y quienes sostienen que no podemos soslayar las diferencias entre niños y niñas a la hora de educarles.

A continuación te ofrecemos alguna información relevante al respecto.

Niños y niñas son diferentes

No podemos negar que hay diferencias evidentes entre niños y niñas. Y no solo a nivel anatómico, sino también a nivel cerebral. De hecho, estas discrepancias pueden observarse desde el nacimiento.

Por ejemplo, algunos estudios han encontrado que las niñas recién nacidas pasan más tiempo realizando contacto visual que su contraparte masculina. Así, a los 4 meses de vida son más capaces de reconocer los rostros. Por su lado, los niños recién nacidos miran a una luz parpadeante con la misma atención que a un rostro humano.

Además, en promedio, las niñas suelen desarrollar el lenguaje de forma más temprana y extensa que los niños y tienden a preferir actividades cooperativas. Mientras los varones suelen ser más competitivos, activos y bruscos en su forma de jugar y actuar.

Estas diferencias pueden explicarse en función de la influencia hormonal. Los bebés varones están expuestos a niveles más elevados de testosterona, lo que conduce a esa mayor agresividad.

Además, parece que los niveles de esta hormona también influyen en el desarrollo cerebral, haciendo que en las niñas se desarrolle con más rapidez el hemisferio izquierdo. Este se encuentra asociado al habla y a la comunicación.

Resonancia del cerebro.
Investigaciones con imágenes médicas han revelado que hay diferencias estructurales en los cerebros masculinos y femeninos durante el desarrollo.

La influencia del ambiente y la crianza

En efecto, niños y niñas son diferentes y criarlos exactamente igual podría resultar incluso injusto. Pues en determinados momentos sus necesidades son distintas.

En cualquier caso, los padres han de conocer la personalidad de sus hijos y acomodarse a ella para ofrecerles las mejores oportunidades. El problema surge cuando criamos no en función de lo que el niño o la niña necesita, sino de lo que creemos que requieren con base a estereotipos y roles de género.



A continuación te mostramos algunos de los errores más comunes que cometen los padres en la crianza, cuando se dejan llevar por estas ideas preconcebidas.

1. Autosuficiencia versus dependencia

En ningún caso es posible generalizar. Sin embargo, muchos padres y madres muestran una disposición diferente a la hora de ayudar a sus hijos o a sus hijas.

A los niños varones, de forma más o menos consciente, se les considera más fuertes y capaces. Se les da la oportunidad de tropezar y levantarse, volver a intentarlo y lograrlo por sus propios medios.

Las niñas son vistas como frágiles, sensibles y delicadas. Por ello, es más probable que reciban ayuda de sus progenitores ante la mínima dificultad. Lejos de ser una ventaja, esta sobreprotección les impide explorar y desarrollar sus capacidades y puede convertirlas en personas más dependientes y menos seguras.

2. Emocionalidad versus frialdad

Las diferencias de crianza entre niños y niñas se puede ver en el plano emocional. Es más probable que los adultos escuchen, consuelen, abracen y reconforten a las niñas, y que animen a los niños a ser fuertes y a esconder su sensibilidad.

La famosa frase “los hombres no lloran” sigue arraigada en el pensamiento de muchas personas. Con frecuencia, se les transmite a los menores desde sus primeros años.

3. Expresión versus represión

La situación es opuesta cuando la expresión emocional se refiere a la ira, la rabia o el enfado. En este caso, es a los niños a quienes se les permite exhibir este tipo de actitudes de desacuerdo y agresividad, mientras que se insta a las niñas a ser dóciles y calmadas.

Este estilo educativo puede generar grandes daños, pues lleva a las chicas a desconectarse de esos sentimientos, a negarlos y reprimirlos, a fin de complacer a sus progenitores. Y esta es una tendencia que puede perdurar en su vida adulta.

4. Inteligencia versus belleza

Otra de las diferencias de crianza entre niños y niñas es la que respecta a las cualidades y valores que se resaltan en uno u otro género. A nivel social, las niñas son halagadas por su belleza y su bondad, mientras a los varones se les reconoce su inteligencia o sus éxitos personales.

Esto tiene importantes efectos, ya que se ha encontrado que las niñas a temprana edad ya se consideran menos brillantes que los varones y comienzan a rechazar retos considerados para personas muy inteligentes. Además de la presión social que sufren las mujeres desde la juventud por encajar en los cánones estéticos.

Diferencias físicas entre niño y niña.
Las diferencias biológicas y físicas entre niños y niñas inciden en algunos aspectos de la crianza, pero gran parte de los estereotipos son culturales.


Igualdad de oportunidades para terminar con las diferencias de crianza entre niños y niñas

En definitiva, niños y niñas son diferentes en algunos aspectos. Pero muchas de sus diferencias vienen marcadas a nivel cultural y social. Con el estilo de crianza limitamos a los más pequeños, les encasillamos y les privamos de desarrollar su verdadero potencial. Por ello, padres y educadores deberían enfocarse en ofrecer las mismas oportunidades a todos.

En este escenario, cada uno sería libre para expresar su verdadero ser, explorar sus gustos y preferencias y no verse constreñido por expectativas externas. Tanto si tienes un hijo como una hija, procura inculcarle buenos valores, ofrecerle educación emocional y permitirle ser quien es.


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