Ejercicio sencillísimo de reflexología podal para quitarte tensiones
La reflexología podal es una técnica milenaria que parte de la base de que todo el organismo se refleja en las plantas de los pies. Así, practicando unos masajes concretos, de diferentes modos y con diversas intensidades, puede actuar de manera curativa sobre las diferentes partes y funciones del cuerpo.
Descubre a continuación cómo puedes realizarte tú mismo en casa un sencillo ejercicio de reflexología podal para quitarte las tensiones musculares y activar el organismo en unos minutos.
Reflexología podal a nosotros mismos
Hoy en día hay muchas personas del mundo de la medicina alternativa que practican la reflexología podal a través de diferentes métodos. Cada uno tiene como objetivo principal aliviar alivio a un punto concreto del cuerpo. Sin embargo, es cierto que todos los métodos brindan un alivio general, de una manera similar a como lo hacen los masajes.
Hay una técnica muy sencilla que, una vez la aprendemos, podemos aplicárnosla nosotros mismos cada vez que la necesitemos. Por supuesto, siempre es mucho más cómodo que nos la practique otra persona, tanto por la posición como por la presión que se puede ejercer sobre la planta del pie, pero no por ello debemos dejar de lado la posibilidad de autoaplicárnosla si la necesitamos.
Aún así, te proponemos una manera de beneficiarte de las propiedades curativas de la reflexología aunque no tengas conocimientos, ya que se basa en un masaje generalizado mediante el cual tú encontrarás los puntos en los que sientes molestias o dolor, que son precisamente los que hay que trabajar más.
Además, te proponemos hacerlo con la ayuda de una pelota y estando de pie. Esto te va a facilitar poder ejercer más presión sobre estos puntos y sin cansarte.
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Más fácil… ¡con una pelota!
Este sencillo ejercicio de reflexología podal nos va a permitir relajar las tensiones musculares e incluso aliviar algunas molestias leves, a la vez que nos ayudará a activar la circulación del organismo y a sentirnos renovados.
Para realizarlo solamente necesitamos una pelota, que puede ser como las que usan las mascotas para jugar o simplemente una pelota antiestrés. De tamaño no debe ser más grande que una pelota de tenis, y lo ideal es que sea dura, pero no demasiado rígida (pues al usarla causará molestias y no es la idea).
Quizás las primeras veces te sientas algo inseguro sobre los beneficios de realizar este ejercicio. No obstante, conforme lo realices (como parte de tu rutina), verás cómo te ayuda a aliviar tensiones e, incluso, aliviar lesiones (por falta de movimiento, por falta de calentamiento, etc.).
Dale la oportunidad y mantenlo durante varios días para que puedas apreciar los beneficios.
¿Cómo lo hacemos?
Al momento de realizar el ejercicio de reflexología podal, es importante tomar conciencia del cuerpo y, en concreto, de las plantas de los pies.
De acuerdo con el planteamiento de la reflexología, cada parte de la planta del pie tiene el potencial de brindar alivio a una parte del cuerpo y a cada una se le debe aplicar una presión, un movimiento y una caricia distinta para que dé resultados.
En primer lugar, nos descalzaremos (lo ideal sería que no tuviésemos puestos ni siquiera calcetines finos) y nos quedaremos de pie con los ojos cerrados por unos segundos. Podemos respirar profundo para promover una mayor relajación.
Durante esos segundos intentaremos visualizar la planta de los pies y qué puntos tocan al suelo y cuáles no. Una vez hecho esto, podremos comenzar con el ejercicio como tal.
- Empezaremos por uno de los pies, el que queramos. Pondremos la pelota debajo de la planta y, con mucha suavidad, la pasaremos a lo largo del pie, desde el talón hasta la punta de los dedos, sin presionar. Debe ser un masaje agradable y suave.
- A continuación, volveremos a recorrer toda la planta del pie, pero con más lentitud y realizando presiones suaves en cada punto, sin dejarnos ninguna parte de la planta, a excepción de los dedos.
- No será necesario sobrepasar las almohadillas.
- Es posible que algunos puntos nos molesten, pero no debemos evitarlos, ya que serán los que nos causarán un mayor bienestar después.
- Es muy importante la respiración durante todo el ejercicio. Cada vez que presionemos sacaremos el aire, y al terminar inspiraremos. Debe ser, por lo tanto, muy lento.
- Por último, realizaremos un tercer recorrido haciendo una presión mayor, que podrá ser incluso un poco dolorosa en algunos puntos. En esos lugares nos detendremos un poco más para conseguir relajarlos.
- A terminar este pie, con el cual debemos estar unos cinco minutos, nos quedaremos quietos. Mantendremos los ojos cerrados y la planta bien apoyada. Al instante notaremos la diferencia entre ambos pies.
- Haremos lo mismo con el otro pie.
¿Cuándo lo hacemos?
Podemos hacerlo antes de acostarnos, para relajar las tensiones y el organismo en general. Aunque también puede venirnos bien hacerlo por la mañana para “calentar” un poco el cuerpo, activar el organismo y combatir los dolores musculares por falta de movimiento.
También puede ser útil antes de hacer una caminata o excursión de mediana-larga distancia, para apoyar mejor el pie. En esta misma línea, también es útil incluirla en la rutina de estiramientos antes de hacer ejercicio, para mejorar la flexibilidad.
Si nos duelen las plantas de los pies, empezando siempre de manera suave, con una intensidad baja.
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