El embarazo, esa unión mágica con un ser que amamos pero aún no conocemos
Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater
Cada mujer vive el embarazo de una forma diferente. Hay quien no lo espera y quien lo ansía con ilusión. Algunas mujeres lo viven en soledad y otras, por el contrario, con esa íntima felicidad junto a su pareja.
Sea como sea, el embarazo es una etapa que una mujer recordará por el resto de su vida, ya que es un proceso en el que el cuerpo cambia de forma drástica y emociones como la ansiedad, el miedo y la ilusión están a flor de piel.
Ahora bien, en los últimos años se habla con mucha insistencia sobre la importancia de la unión entre la madre y el bebé desde su gestación. Esto también se conoce como educación emocional desde el útero materno.
Cuando una mujer sabe que va a tener un hijo, por lo general, la atención se centra en aspectos esenciales como la salud de la madre y del feto. Pero, ¿qué ocurre con las emociones de la madre? A continuación, te contamos más sobre los posibles factores de riesgo emocional en esta etapa y qué podrías hacer para mitigarlos.
El embarazo y el estrés
Aunque este es un momento maravilloso para muchas mujeres, las hormonas y los cambios del cuerpo podrían desencadenar ciertas emociones que a largo plazo podrían ser perjudiciales tanto para la madre como para el nuevo integrante de la familia.
Ahora bien, el modo en que la madre vive el embarazo es determinante para el buen desarrollo del mismo. Por ello, el estrés, la ansiedad, los problemas de pareja o cualquier otra emoción de carácter negativo podría ser transmitida al feto.
Respecto a este tema, un estudio publicado en Current Opinion in Psychiatry señala que experimentar altos niveles de estrés durante el embarazo podría tener efectos nocivos en el parto, el desarrollo del bebé y la salud familiar en general. No obstante, todavía no hay información concluyente en cuanto a cuáles son estas implicaciones.
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La educación emocional desde el útero materno
Si durante la gestación evitamos fumar, exponernos a ambientes peligrosos y cuidar nuestra alimentación, ¿por qué no cuidamos también nuestras emociones? Aún más, lo adecuado sería establecer un vínculo emocional con el feto para que se sienta querido, reconocido y bienvenido.
Por ello, en los últimos tiempos, se está llevando a cabo lo que se conoce como educación emocional desde el útero materno, una práctica en la que se busca mejorar el equilibrio personal para bajar los niveles de estrés y ansiedad tan comunes en esta etapa.
Para ponerla en práctica no se necesita mucho más que tener voluntad de hacer ciertos cambios en los hábitos y, de este modo, combatir esas emociones negativas. Aquí te damos algunos consejos. ¡Son muy sencillos!
1. Aprender a vivir el momento
Las preocupaciones de esta nueva etapa pueden hacer que el estrés y la ansiedad tomen control de nuestra vida. Por esto, es importante aprender a apreciar cada instante en calma, sin miedo al mañana y sin darle tanta importancia al pasado.
Una buena manera de contrarrestar esas emociones y enfocarnos en el presente es la meditación. Según una publicación de La Clínica Mayo, esta práctica podría reducir los niveles de estrés del día a día y contribuir a reducir los síntomas de algunas condiciones médicas.
Además, señala que estos son los beneficios principales de la meditación diaria:
- Mejor manejo del estrés
- Mayor autoconciencia.
- Reducir las emociones negativas.
- Incrementar la imaginación y la creatividad.
- Aumentar la paciencia y la tolerancia.
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2. Hablar con el bebé
Algo tan sencillo como darnos un masaje cálido y afectuoso en el vientre, con una crema o un aceite esencial, nos permite entrar en contacto con el bebé. Además, podemos aprovechar este momento para hablar con él y contarle cómo y por qué nos sentimos de cierta manera, y las emociones que nos genera su llegada.
Un estudio publicado en Plos One, sugiere que el feto responde a las voces y los movimientos del vientre. Además, estos masajes podrían influir a que la futura madre experimente emociones positivas.
3. Hacer yoga
El yoga es una de las prácticas más comunes entre las madres gestantes, ya que ofrece calma, equilibrio interno y un bienestar progresivo que relaja la mente y el cuerpo.
De hecho, una revisión sistemática publicada en Evidence-Based Complementary and Alternative Medicine, comenta que hacer ejercicios de yoga podría reducir el estrés y la ansiedad. Además, tendría un efecto positivo en el parto y el postparto.
Es importante cuidar las emociones
Para concluir, aunque cada madre vive este periodo de un modo diferente, según sus condiciones, es importante recalcar que cuidar las emociones es igual de importante a la salud física y el correcto desarrollo del feto.
Vale la pena tener en cuenta que cualquier impacto emocional, tristeza o ansiedad que se experimente a altos niveles en esta etapa podría afectar la salud del bebé, ya que esos 9 meses son muy importantes para su posterior evolución.
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