Ansiedad
La mayoría de personas atraviesan una crisis de ansiedad al menos una vez en su vida. Sin embargo, quienes tienen trastornos de ansiedad suelen experimentar sus síntomas de forma persistente e intensa. Si bien inicialmente se puede manifestar de forma leve y pasajera, en ocasiones los sentimientos de ansiedad y pánico llegan a interferir en las actividades diarias.
Lo más preocupante es que no todas las personas afectadas dan un paso en busca de ayuda especializada. Aunque en todas sus formas ha ganado más atención en los últimos años, hay quienes aún lo subestiman, absteniéndose de solicitar la atención profesional pertinente.
Los síntomas pueden manifestarse desde la infancia o adolescencia, extendiéndose hasta la edad adulta. De acuerdo con la Asociación Americana de Psiquiatría, las mujeres son más susceptibles a padecerlo que los hombres. Su causa exacta se desconoce, pero a menudo reúne factores genéticos, ambientales y sociales.
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es algo natural. Es un mecanismo adaptativo que prepara el organismo para realizar un esfuerzo mental y físico para superar un obstáculo. Esto es lo que se conoce con el nombre de reacción de lucha o huida o respuesta de estrés agudo. Ante una posible amenaza se inicia una respuesta bioquímica en la amígdala, que es un componente del sistema nervioso central.
Como consecuencia, se liberan sucesivos mensajeros químicos que preparan al organismo para encarar la situación. Aumenta la frecuencia cardiaca y la presión sanguínea, llega más sangre a los músculos, se dilatan las pupilas… Todo con el objetivo de enfrentar la amenaza, o huir de ella.
En otras palabras, la ansiedad hace parte de la base de la supervivencia. Ahora bien… ¿cuándo pasa a ser algo perjudicial? La ansiedad se convierte en un trastorno cuando sus síntomas son intensos y prolongados. La persona experimenta episodios repetidos de angustia, aprehensión o miedo hacia ciertos acontecimientos o actividades.
Tipos de ansiedad
En muchos casos la ansiedad es un síntoma subyacente de otros trastornos. Por eso, en función de sus causas o detonantes, se pueden distinguir varios tipos. Estos incluyen:
- Trastorno de pánico: esta forma de ansiedad implica episodios repentinos de una sensación de miedo o terror cuyo nivel llega a lo más alto en cuestión de minutos (ataque de pánico). Los pacientes pueden presentar dificultades para respirar y ritmo cardíaco acelerado.
- Fobia: hace referencia al miedo excesivo a un objeto, situación o actividad específica.
- Trastorno de ansiedad social: la persona siente un temor extremo de ser juzgado por otros en situaciones sociales.
- Mutismo selectivo: se presenta en los niños y su característica principal es la incapacidad para hablar en ciertas situaciones escolares o familiares.
- Ansiedad generalizada: es una de las formas de ansiedad más frecuentes en la población. Se distingue como una sensación de preocupación persistente detonada por eventos, actividades o asuntos comunes de la rutina.
- Trastorno de ansiedad por separación: ocurre durante la niñez y se trata de una ansiedad excesiva que se relaciona con la separación de los padres u otras personas que desempeñan una función paternal.
- Trastorno de ansiedad por enfermedad: se caracteriza por una fuerte sensación de preocupación o ansiedad por el estado de salud. Puede estar directamente relacionada con una enfermedad.
- Ansiedad inducida por sustancia: es una forma de ansiedad que se produce por el uso de indebido de drogas o medicamentos, o por estar expuestos a determinada sustancia tóxica. También incluye la ansiedad que se experimenta por la abstinencia a las drogas.
- Ansiedad específica y no específica: es el diagnóstico que se da cuando no se cumplen los criterios exactos para explicar otra forma de ansiedad.
Causas de la ansiedad
Las causas exactas de los trastornos de ansiedad no están del todo claros. Sin embargo, las investigaciones han determinado que pueden haber implicados factores genéticos y ambientales, así como la química del cerebro. De igual forma, puede surgir después de un acontecimiento traumático, especialmente cuando la persona es propensa a la ansiedad.
En algunos casos, la ansiedad puede tener relación con un problema de salud oculto. Si hay otros signos y síntomas a considerar, el médico puede sugerir algunas pruebas para determinar un diagnóstico más preciso. Las causas médicas de la ansiedad pueden abarcar:
- Enfermedades cardíacas
- Diabetes mellitus
- Enfermedades de la tiroides, como el hipertiroidismo
- Trastornos respiratorios, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el asma
- Abstinencia del alcohol, de medicamentos contra la ansiedad (benzodiazepinas) o de otros medicamentos
- Dolor crónico o síndrome de intestino irritable
Factores de riesgo
Hay ciertos factores de riesgo que pueden incidir de forma significativa en los episodios de ansiedad. Algunos pueden ser sus detonantes directos, mientras que otros influyen en el empeoramiento de los síntomas. Esto incluye:
- Antecedentes familiares de trastorno de ansiedad o predisposición biológica
- Traumas físicos, mentales o emocionales, especialmente durante la infancia y adolescencia
- Problemas de salud crónicos
- Acumulación de estrés
- Tipo de personalidad
- Tener otros trastornos mentales como la depresión
- Contexto social y forma de reaccionar a ciertos estímulos
- Estilo educativo y estilo de vida
- Consumo o uso indebido de drogas o alcohol, así como la abstinencia a los mismos
Síntomas
La ansiedad es un trastorno complejo que puede abarcar diferentes síntomas. Incluso, sus manifestaciones varían según el tipo de ansiedad y la persona que lo experimenta. A menudo incluye una sensación de nerviosismo que se acompaña con un corazón acelerado.
En general, los pacientes se sienten atrapados en un conjunto de síntomas físicos y mentales que interfieren en sus actividades cotidianas. En concreto, estas manifestaciones incluyen:
- Preocupación y sentimientos de aprensión durante más de 6 meses
- Palpitaciones, sudoración, temblores y sequedad en la boca
- Sensación de ahogo, dificultad para tragar, sensación de presión en el pecho y náuseas
- Mareos e inestabilidad
- Sensación de irrealidad (episodios de desrrealiazación) y sensaciones de “estar fuera del propio cuerpo” (despersonalización)
- Miedo a perder el control o miedo a morir
- Tensión muscular y dolores
- Dificultad para concentrarse y para dejar la mente en blanco
- Problemas de sueño
- Necesidad de evitar las situaciones que detonan la ansiedad
- Síntomas digestivos
Complicaciones
Muchas personas subestiman los trastornos de ansiedad, ignorando que pueden causar serias complicaciones en la salud física y mental. Lo cierto es que se les debe prestar mucha atención, ya que pueden conducir a problemas graves como:
- Depresión y otros trastornos de salud mental
- Abuso de sustancias
- Insomnio y trastornos del sueño
- Enfermedades digestivas o intestinales
- Dolor de cabeza y dolor crónico
- Aislamiento social
- Suicidio
- Dificultades laborales y escolares
Diagnóstico
No existe una prueba única para diagnosticar la ansiedad. En la mayoría de los casos es necesario someter a los pacientes a un largo proceso de pruebas físicas, interrogatorios y evaluaciones de salud mental. Los médicos pueden sugerir análisis de sangre u orina para descartar enfermedades subyacentes que puedan detonar los síntomas.
Los psiquiatras son profesionales que se especializan en el diagnóstico y tratamiento de la ansiedad y otras afecciones de salud mental. Un psicólogo también tiene las facultades para dar el diagnóstico y brindar asesoramiento. Para el diagnóstico pueden hacer lo siguiente:
- Un examen psicológico en el cual se hablan de los pensamientos, sentimientos y comportamientos de la persona afectada. Allí se pueden determinar los posibles detonantes de la ansiedad.
- Una comparación de los síntomas con los criterios del DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM-5), publicado por American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría), para diagnosticar un trastorno de ansiedad.
Tratamiento
Hay muchas estrategias que permiten paliar los síntomas de la ansiedad. Sin embargo, a nivel general, los dos tratamientos principales incluyen la psicoterapia y la administración de algunos medicamentos. Muchos pacientes observan mejores resultados con una combinación de ambos.
Psicoterapia
La psicoterapia o asesoramiento psicológico desempeña un papel importante en el control de los trastornos de ansiedad. En muchos casos es el tratamiento más eficaz contra este problema de salud mental. La forma más utilizada es la que se conoce como terapia cognitiva conductual (TCC).
Consiste en una terapia a corto plazo en la cual se enseñan distintas técnicas para aprender a manejar los síntomas. Su objetivo principal es que los pacientes puedan volver a realizar aquellas actividades que empezaron a evitar debido a la ansiedad.
Por lo anterior, las sesiones incluyen una exposición gradual a los objetos o situaciones que causan la ansiedad. Asimismo, se sugieren algunas prácticas para desarrollar más confianza a la hora de controlar dichos detonantes.
Medicamentos
Los medicamentos que se recetan para controlar la ansiedad pueden variar en función de su severidad y estado de salud actual del paciente. Asimismo, se tienen en cuenta otros trastornos subyacentes como la depresión o los problemas de sueño. Los más utilizados son:
- Antidepresivos
- Buspirona (un medicamento contra la ansiedad)
- Sedantes (benzodiazepinas o betabloqueadores)
Precaución: el tratamiento farmacológico debe estar supervisado por un profesional. Es fundamental consultar sobre sus beneficios, riesgos y posibles reacciones secundarias.
Estilo de vida y otras estrategias
Para complementar los tratamientos principales de la ansiedad es necesario que los pacientes hagan algunos ajustes en sus hábitos de vida. Se trata de sencillas técnicas que se pueden aplicar en el día a día, las cuales disminuyen el impacto de la ansiedad, minimizando las crisis.
Hacer ejercicio físico
La práctica regular de ejercicio físico es una de las mejores herramientas para paliar y prevenir los síntomas de la ansiedad. Este hábito incrementa la segregación de serotonina y endorfinas, lo que causa una sensación de bienestar. Además, disminuye los niveles de cortisol, hormona vinculada con el estrés.
Adoptar una dieta saludable
Una adecuada nutrición es determinante para la salud mental. Aunque muchos ignoran esta relación, comer bien ayuda a mantener en equilibrio las hormonas del bienestar. En cambio, ingerir comida chatarra, grasas y ciertos estimulantes puede empeorar los síntomas. Por lo tanto se recomienda añadir a la dieta:
- Frutas y vegetales frescos
- Semillas y frutos secos
- Carnes magras
- Cereales integrales
- Aceite de oliva
- Pescado graso
Controlar la respiración
Si importante es saber detectar los síntomas, no menos es aprender a respirar. Esta es una de las claves para acabar controlando un ataque de ansiedad. Una adecuada respiración permite, entre otras cosas, hacerle frente a las alteraciones del ritmo cardíaco.
- Uno de los ejercicios de respiración consiste en: tomar aire durante 5 segundos, retenerlo durante 7 segundos, exhalar 8 segundos y repetir este ciclo durante unos 5 minutos, las veces que sea necesario.
Buscar un ambiente cómodo
Para minimizar los síntomas de la ansiedad es importante buscar un entorno tranquilo y cómodo. De inmediato se deben alejar aquellos lugares o espacios que inciden en este problema. En su lugar se aconseja una habitación limpia, alejada de distractores y ruidos.
Dormir bien
Tener una buena calidad de sueño es determinante para frenar la ansiedad. Cuando no se duerme lo suficiente hay más probabilidades de sufrir una crisis. Si bien la misma ansiedad conduce a problemas de sueño, es importante adoptar estrategias para tratar de dormir al menos 8 horas diarias.
Medicina alternativa
La medicina alternativa ofrece varios remedios y suplementos a base de plantas para complementar el tratamiento de la ansiedad. Sin embargo, se requieren más investigaciones científicas para entender cómo funcionan y cuales son sus riesgos. Además, estos no están monitoreados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
A pesar de esto, los datos anecdóticos han permitido identificar ciertos beneficios sobre la salud mental de los pacientes con ansiedad. Su ingesta moderada podría regular el sistema nervioso y minimizar las crisis. Es importante hablar con el médico antes de tomarlos, ya que algunos tienen efectos secundarios e interactúan de manera negativa con los medicamentos.
Pronóstico
El pronóstico de los pacientes con esta enfermedad mental depende de la gravedad del trastorno y del tipo de ansiedad. Muchos casos son crónicos y difíciles de tratar, especialmente cuando se dejan avanzar por mucho tiempo sin tratamiento. Sin embargo, la mayor parte de las veces se puede mejorar con medicamentos y psicoterapia.
En muchos casos la ansiedad se presenta como síntoma subyacente de otros problemas mentales. Su detección oportuna es determinante, ya que existe el riesgo de complicaciones graves. Los casos de ansiedad no tratada pueden tener desenlaces fatales como el suicidio.
Prevención de la ansiedad
Hay muchos factores que inciden en los episodios de ansiedad. Por ello, no hay un método único que garantice la prevención de sus síntomas. Sin embargo, se pueden tomar ciertas medidas para reducir las probabilidades de tener una crisis. Esto incluye:
Mantenerse activo
No solo haciendo ejercicio físico, sino participando en actividades que generen placer y fomenten la autoestima. La interacción social, los hobbies y el tiempo en familia pueden contribuir en gran medida a disminuir las preocupaciones.
Expresar y gestionar las emociones
Uno de los problemas más frecuentes en las personas con ansiedad es la dificultad a la hora de gestionar sus emociones. Por eso, a menudo las crisis surgen de sentimientos reprimidos o acumulados. Así pues, es fundamental hablar con otros sobre las necesidades propias, sentimientos o preocupaciones.
Alejar los pensamientos negativos
Los ataques de ansiedad suelen estar asociados con pensamientos negativos recurrentes. Por tanto, es importante saber cómo detenerlos. Una estrategia efectiva es poner en práctica los ejercicios de respiración y meditación. Estos relajan el cuerpo y la mente, ayudando a dejar a un lado las malas energías.
Establecer rutinas
Mantener rutinas saludables es clave para prevenir la ansiedad. Por lo tanto, resulta conveniente tener horarios fijos para hacer ejercicio físico, ingerir las comidas principales e ir a la cama.
Repetir frases tranquilizadoras
Intenta decirte a ti mismo, o si ayudas a un tercero, frases tranquilizadoras. A cada persona le pueden venir mejor unas frases que otras pero, al final, el objetivo es que ejerzan un efecto tranquilizador que sea capaz de parar el ataque de ansiedad.
- Por ejemplo, repítete que todo está bien y que no hay motivos reales para estar así.
- También te puede venir bien pensar que te vas a calmar ya y que todo pasará en cuestión de segundos.
- Recuerda que tú tienes el poder real de la situación.
Aprovechar los beneficios del Mindfulness
El Mindfulness es una práctica catártica y sanadora para reducir los efectos del estrés y la ansiedad. Contribuye a mejorar la conexión con las necesidades propias y, a su vez, enseña a respirar mejor. Entre otras cosas, integra nuevas técnicas de relajación física y mental.
Evitar el consumo de alcohol o drogas
El consumo de bebidas alcohólicas, cigarrillo y drogas puede detonar una crisis de ansiedad, o bien, empeorarla. Las personas adictas a estas sustancias pueden sufrir una fuerte ansiedad al intentar dejarlas. Por eso, es fundamental obtener ayuda de médicos y grupos de apoyo.
Subestimar las crisis de ansiedad puede complicar su diagnóstico y tratamiento. Por eso, es fundamental conocer cómo evoluciona la enfermedad y a quiénes afecta principalmente. Asistir a las consultas y completar el tratamiento puede evitar episodios severos y problemas subyacentes.