Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson afecta el funcionamiento del sistema nervioso central, causando una disminución de la capacidad de movimiento. Su causa exacta se desconoce, pero se ha relacionado con factores genéticos, ambientales y alteraciones en la química del cerebro. 
Enfermedad de Parkinson

Última actualización: 24 agosto, 2020


La enfermedad de Parkinson es un trastorno progresivo del sistema nervioso que afecta la capacidad de movimiento. Ocurre cuando las células nerviosas dejan de producir suficiente cantidad de dopamina, sustancia química relacionada con los movimientos suaves y coordinados.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, la enfermedad afecta a al menos 500 000 personas en Estados Unidos. Además, en el mismo país, las complicaciones del párkinson son la  14ª causa de muerte.

Aunque la enfermedad no es fatal, sí disminuye de manera significativa la calidad de vida de quienes la padecen. Sin embargo, en la actualidad hay disponibles varios tipos de medicamentos y terapias que permiten controlar sus síntomas y reducir el riesgo de complicaciones.

¿Qué es la enfermedad de Parkinson?

La enfermedad de Parkinson es un trastorno degenerativo del sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal). Se caracteriza por el deterioro progresivo de las neuronas dopaminérgicas de la sustancia negra, lo que conduce a una disminución de la capacidad de movimiento.

En la mayoría de los casos, la evolución del proceso degenerativo es lento y atraviesa distintas etapas; sin embargo, esto puede variar en cada paciente, ya que cada organismo se comporta distinto. En general, las etapas iniciales de la enfermedad cursan con síntomas característicos como temblores en las manos, rigidez y pérdida de la expresión facial.

Conforme avanza, estos síntomas pasan de ser leves a debilitantes y tienden a causar incapacidad para realizar muchas tareas cotidianas. A su vez, se pueden presentar disfunciones físicas y problemas mentales subyacentes que dificultan aún más su tratamiento.

Enfermedad de Parkinson
La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico de carácter progresivo que afecta la capacidad de movimiento. Inicialmente causar temblores leves en las extremidades y pérdida de la expresión facial. Sin embargo, conforme avanza, los síntomas son más severos y tienden a reducir la calidad de vida.

Tipos de enfermedad de Parkinson y parkinsonismo

El término parkinsonismo se emplea para agrupar las condiciones que presentan síntomas característicos del párkinson: rigidez articular y muscular, temblores en las extremidades, disminución de la habilidad de movimiento, entre otros.

Se estima que alrededor del 85 % de los pacientes con parkinsonismo tienen enfermedad de Parkinson idiopática, que es la forma más común. No obstante, el otro 15 % presenta formas de parkinsonismo más raras y con una evolución distinta. Estos incluyen:

  • Degeneración corticobasal (CBD). Afecta los procesos mentales y las conductas. Viene acompañado con síntomas característicos del párkinson y puede causar un síndrome de «extremidad extraña», que hace que los brazos o piernas se muevan de forma independiente.
  • Demencia con cuerpos de Lewy (DLB) o enfermedad de cuerpo de Lewy. Es una forma de demencia que se manifiesta con síntomas como músculos rígidos, movimientos lentos y temblores.
  • Parkinsonismo inducido por medicamento. Existe una cantidad considerable de fármacos psiquiátricos con propiedades antidopaminérgicas que producen cuadros de parkinsonismo. Algunos son: medicamentos neurolépticos o anti sicóticos, proclorperazina (Stemetil) y metoclopramida (Maxolon).
  • Parálisis supranuclear progresiva. Cursa con manifestaciones clínicas de párkinson y con caídas mucho más frecuentes. Además, se acompaña de clínica de afectación del cerebelo.
  • Síndrome de Parkinson Plus. Son una serie de trastornos neurodegenerativos heterogéneos de causa desconocida que presentan características clínicas similares a la enfermedad de Parkinson idiopática o común.

Causas de la enfermedad de Parkinson

En la enfermedad de Parkinson hay una disminución de los niveles de dopamina, una sustancia química que permite los movimientos musculares coordinados del cuerpo. Esta, a su vez, se produce en una región del cerebro conocida como «sustancia negra».

Muchos de los síntomas de esta enfermedad son el resultado de la muerte de las células de la sustancia negra. Cuando esto ocurre, los niveles de dopamina bajan de forma considerable y producen una anomalía en la actividad cerebral que, a su vez, detona los síntomas característicos del párkinson.

La causa exacta de esta enfermedad neurodegenerativa no está del todo establecida. Sin embargo, se han identificado componentes genéticos y ambientales que están vinculados con su aparición. También se han encontrado proteínas anormales, llamadas cuerpos de Lewy, en el cerebro de los pacientes afectados.

Factores de riesgo

Aunque en la comunidad científica aún investigan las causas de la enfermedad de Parkinson, hay identificados varios factores que contribuyen al desarrollo o complicaciones de este trastorno. Estos comprenden lo siguiente:

  • Predisposición genética: se estima que alrededor del 15 % de los pacientes con Parkinson tienen antecedentes familiares de la enfermedad. Al parecer, puede ocurrir una mutación de los genes encargados de la producción de dopamina y ciertas proteínas claves para la función cerebral. Sin embargo, esto es poco común, excepto en los casos donde varios miembros de una misma familia desarrollan la enfermedad.
  • Exposición a toxinas ambientales: la exposición a compuestos químicos tóxicos puede incidir en el desarrollo de esta enfermedad. Estos incluyen pesticidas como insecticidas, herbicidas y fungicidas. Pero al igual que el caso anterior, el riesgo es relativamente mínimo.
  • Edad. En muy pocos casos la enfermedad de Parkinson se da en edades jóvenes. Los riesgos incrementan con la edad y la enfermedad suele manifestarse de los 60 años en adelante.
  • Sexo. Los hombres son más propensos a tener este trastorno en comparación con las mujeres.
  • Ocupaciones. En muchos casos el párkinson está relacionado con ciertas ocupaciones. Estas pueden ser trabajos de soldadura, agricultura y trabajo industrial. La razón es que este grupo de individuos está expuesto de forma constante a químicos tóxicos.
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Síntomas

Las manifestaciones clínicas de la enfermedad de Parkinson pueden variar en cada paciente. Sus primeros síntomas suelen ser leves y pueden pasar desapercibidos. No obstante, conforme evoluciona la enfermedad, los signos y síntomas empiezan a ser cada vez más notorios.

A menudo, los síntomas iniciales se perciben en un lado del cuerpo y continúan empeorando de ese mismo lado. Luego, cuando la enfermedad avanza, es posible experimentar las molestias en ambos lados. En función de su progresión, los síntomas suelen dividirse en varias etapas. Sin embargo, a nivel general, estos son:

  • Temblores que, por lo general, comienzan en una extremidad.
  • Bradicinesia o empobrecimiento y lentitud de movimientos.
  • Rigidez muscular.
  • Alteraciones en la postura corporal y del equilibrio.
  • Disminución en la capacidad para hacer movimientos automáticos, como parpadear, sonreír o balancear los brazos al caminar.
  • Temblores de reposo.
  • Cambios en el habla, como hablar suave, rápido o dudar antes de hablar.
  • Dificultad para escribir o cambio del tipo de letra.
  • Ansiedad y depresión.
  • Sudoración excesiva e incapacidad para regular la temperatura corporal.
  • Falta de expresión facial.
  • Confusión y pérdida de la memoria.
  • Disfunciones sexuales.
Síntomas de la enfermedad de Párkinson
Los primeros síntomas de la enfermedad de Parkinson son leves y tienden a pasar desapercibidos. Sin embargo, conforme evoluciona la enfermedad, se van haciendo notorios los temblores, limitación de movimientos, rigidez muscular y otras manifestaciones clínicas. Asimismo, la enfermedad puede presentarse simultáneamente con otras afecciones.

Complicaciones

La enfermedad de Parkinson está relacionada con otras complicaciones en la salud. Muchas veces se presentan de manera simultánea con la enfermedad, pero a veces se desarrollan cuando el proceso degenerativo ha avanzado a etapas más graves. Estas comprenden:

  • Dificultades para pensar o demencia.
  • Miedo, ansiedad, pérdida de la motivación y depresión.
  • Problemas para deglutir los alimentos y babeo constante.
  • Trastornos del sueño.
  • Incapacidad de contener la orina (incontinencia urinaria) y enfermedades de la vejiga.
  • Dificultades en el sistema digestivo y estreñimiento.
  • Cambios en la presión arterial, como hipotensión ortostática.
  • Disfunción del olfato.
  • Confusión, delirios y alucinaciones.

Diagnóstico

El diagnóstico de la enfermedad de Parkinson es fundamentalmente clínico, basándose en la historia clínica del paciente. El encargado de evaluar los signos y síntomas es el neurólogo, médico especializado en las enfermedades del sistema nervioso.

No existe una prueba definitiva para confirmar el diagnóstico, sin embargo, el profesional puede sugerir exámenes complementarios para determinar si hay patologías subyacentes que puedan explicar los síntomas. Estas pruebas también permiten determinar algunos factores implicados en el desarrollo de la enfermedad. Las más comunes son las siguientes:

  • Tomografía computarizada por emisión monofotónica denominada exploración del transportador de dopamina.
  • Pruebas de diagnóstico por imágenes, como resonancias magnéticas, tomografías computarizadas, ecografías del cerebro y tomografías por emisión de positrones.
  • Análisis de sangre. 
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Tratamiento

La enfermedad de Parkinson no tiene cura. A pesar de esto, los pacientes pueden mejorar su calidad de vida con algunos medicamentos y terapias. De hecho, en casos avanzados, es posible someterse a una cirugía para equilibrar ciertas zonas del cerebro y mejorar los síntomas.

Como siempre, el médico suele sugerir un plan para mejorar la enfermedad a partir de cambios en el estilo de vida. Por lo tanto, también pueden ser necesarios cambios en la alimentación, ejercicio físico regular y limitación de hábitos poco saludables.

Medicamentos

Los medicamentos prescritos para la enfermedad de Parkinson pretenden disminuir síntomas característicos como los temblores y problema de movimiento. En ocasiones el medicamento deja de hacer efecto en determinado momento del día y los síntomas reaparecen. Por eso, el profesional suele verse obligado a cambiar lo siguiente:

  • Tipo de medicamento.
  • Horario entre una dosis y otra.
  • Dosis.
  • Forma de tomar el medicamento.

Ahora bien, la mayoría de los tratamientos tienen como objetivo equilibrar los niveles de depomina en el cerebro, o bien, imitar sus efectos. Sin embargo, cuando hay problemas subyacentes, se pueden requerir otros tipos de fármacos. En detalle, los que más se utilizan incluyen:

Levodopa

La levodopa es un precursor de la dopamina que está asociado con la carbidopa o cualquier otro inhibidor de la dopa descarboxilasa periférica. Dicha asociación impide la transformación de levodopa en dopamina antes de que llegue al sistema nervioso central. De este modo, minimizan sus efectos secundarios, como las náuseas.

Es el fármaco más eficaz para controlar los síntomas motores de la enfermedad. Permite mejorar algunos síntomas como la rigidez o la bradicinesia aunque no todos los pacientes tienen una respuesta estable.

Agonistas dopaminérgicos

Los agonistas dopaminérgicos son la primera opción de tratamiento en pacientes menores de 70 años. Se deben emplear en dosis bajas que proporcionen una eficacia terapéutica. Su función es estimular los receptores de dopamina que se encuentran en las neuronas del cuerpo estriado.

Algunas opciones disponibles son el pramipexol (Mirapex), el ropinirol (Requip) y la rotigotina (Neupro, administrada como un parche). También está la apomorfina (Apokyn), que es un fármaco inyectable de acción breve. Cabe mencionar que sus efectos secundarios son superiores a los de la levodopa; pueden incluir alucinaciones, somnolencia y comportamientos compulsivos como hipersexualidad.

Medicamentos
La función de los agonistas dopaminérgicos es estimular directamente los receptores de dopamina que se encuentran en las neuronas del cuerpo estriado. El médico buscará usar la dosis más baja posible para disminuir sus efectos secundarios.

Inhibidores de la monoaminooxidasa B (IMAO-B)

Su acción en el tratamiento del Parkinson está asociada al bloqueo de una enzima, la monoaminooxidasa B (MAO-B). Su inhibición se traduce en un aumento de los niveles de dopamina, alterando el progreso de la enfermedad. Incluyen: selegilina (Eldepryl, Zelapar), la rasagilina (Azilect) y la safinamida (Xadago). 

Inhibidores de la catecol-O-metil transferasa (COMT)

El medicamento de referencia de este grupo es la entacapona. Ha demostrado prolongar de forma moderada el efecto del tratamiento con levodopa, pues bloquea una enzima que disuelve la dopamina.

Anticolinérgicos

Los fármacos anticolinérgicos fueron los primeros utilizados para el tratamiento de los síntomas del párkinson. Éstos restablecen el equilibrio que existe en el cerebro entre la dopamina y la acetilcolina en pacientes sanos.  Las opciones disponibles incluyen la benzatropina (Cogentin) o el trihexifenidilo.

Sin embargo, su uso es bastante limitado, ya que sus efectos contra los síntomas son opacados por efectos secundarios como alteraciones de la memoria, estreñimiento, confusión, alucinaciones, sequedad en la boca y problemas de micción.

Amantadina

Este medicamento se prescribe para brindar alivio a corto plazo de los síntomas de párkinson cuando la enfermedad está en sus primeras etapas. En ocasiones se administra con el tratamiento carbidopa-levodopa en las etapas finales de la enfermedad para controlar los movimientos involuntarios inducidos por este medicamento.

Procedimientos quirúrgicos

Las cirugías o procedimientos quirúrgicos están destinados para aquellos pacientes que no responden bien a los medicamentos y terapias. Los dos tipos intervenciones que se utilizan actualmente son:

  • Estimulación cerebral profunda (DBS). Implica la implantación de electrodos en partes específicas del cerebro. Los electrodos están conectados a un generador que se implanta en el pecho del paciente, el cual envía impulsos eléctricos el cerebro para reducir los síntomas.
  • Terapia con bomba. Fue aprobada en el año 2015 por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA). El médico realiza un procedimiento quirúrgico para poner la bomba cerca del intestino delgado. La bomba tiene la función de entregar una combinación de levodopa y carbidopa.
Tratamiento párkinson
Los procedimientos quirúrgicos para el tratamiento del Parkinson se aplican solamente en los pacientes que no responden a las demás opciones de tratamiento. Incluye la estimulación cerebral profunda (DBS) y la terapia con bomba.

Cambios en el estilo de vida

Mantener un estilo de vida saludable es determinante para un mejor efecto de los tratamientos del párkinson. Por eso, junto a los medicamentos e intervenciones, el profesional suele sugerir algunos cambios con respecto a los hábitos. Las recomendaciones incluyen:

  • Mantener una alimentación sana y balanceada, que incluya fuentes de fibra, ácidos grasos omega 3 y antioxidantes.
  • Consumir abundante agua y líquidos saludables.
  • Limitar el consumo de grasas saturadas y trans, azúcares, hidratos de carbono simples y sal.
  • Hacer ejercicio físico regular de bajo impacto para aumentar la fuerza muscular, flexibilidad y equilibrio.
  • Mantener un peso saludable y equilibrado.
  • Evitar hacer cargas demasiado pesadas o actividades de alto impacto físico.
  • Acudir a fisioterapia para recibir técnicas de cómo mejorar algunas actividades cotidianas que se ven limitadas por los síntomas del párkinson.

Medicina alternativa

A pesar que algunas carecen de evidencias científicas, las terapias de apoyo de la medicina alternativa pueden ser un buen complemento para paliar algunos síntomas y complicaciones de la enfermedad, como es el caso de la rigidez muscular, fatiga prolongada y depresión. Esto incluye:

  • Masajes terapéuticos.
  • Yoga y taichí.
  • Meditación.
  • Terapia con mascotas.
  • Acupuntura.
  • Suplementos herbales.

Precaución: los suplementos herbales y cualquier remedio natural debe ser supervisado por un médico. Hay que recordar que no están exentos de causar efectos adversos o malas interacciones con los medicamentos.

Pronóstico

La intervención oportuna sobre la enfermedad de Parkinson puede mejorar de manera significativa el pronóstico y la esperanza de vida. Sin embargo, el diagnóstico de la enfermedad puede tardar mucho tiempo. Por otro lado, los efectos de los medicamentos pueden variar en cada persona; por eso, es determinante mantener un continuo control médico para evaluar su acción y efectos secundarios.

Las complicaciones causadas por la evolución del párkinson pueden disminuir en gran medida la calidad de vida. Los pacientes pueden experimentar caídas peligrosas, depresión, coágulos de sangre en los pulmones y piernas, neumonía y otros trastornos subyacentes que pueden ser fatales.

Aunque no es posible detener la progresión de este trastorno, los medicamentos y las terapias contribuyen a mantener las funciones cognitivas y físicas por más tiempo. Eso sí, deben ser constantes y se deben adaptar a cada etapa de la enfermedad.

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Prevención

Los investigadores y médicos no saben con certeza cuál es la causa del párkinson. Debido a esto, es difícil explicar por qué algunas personas experimentan un desarrollo lento, mientras que en otras la enfermedad avanza más rápido. De igual forma, no está claro qué se puede hacer para prevenir la enfermedad.

Las investigaciones sobre este trastorno han permitido identificar algunos factores claves que inciden en su desarrollo. Esto, a su vez, ha servido para determinar que factores como el ejercicio físico y una dieta abundante en antioxidantes puede contribuir a reducir los riesgos

Por otro lado, puede ser conveniente realizar pruebas genéticas en caso de tener antecedentes familiares de párkinson. No obstante, hay que tener en cuenta que las mutaciones genéticas no siempre son sinónimo de que se desarrollará la enfermedad; de hecho, en este caso en particular el riesgo es mínimo.

La enfermedad de Parkinson es bastante compleja y difícil de sobrellevar. Su detección temprana es clave para tener más éxito con el tratamiento. Por lo anterior, ante cualquier manifestación de la enfermedad es importante solicitar la evaluación de un médico o neurólogo.


Los contenidos de esta publicación se redactan solo con fines informativos. En ningún momento pueden servir para facilitar o sustituir diagnósticos, tratamientos o recomendaciones de un profesional. Consulta con tu especialista de confianza ante cualquier duda y busca su aprobación antes de iniciar cualquier procedimiento.