Enfermedad de Parkinson
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La migraña es una condición neurológica que causa dolores de cabeza intensos y prolongados. Las crisis se pueden extender por varios días y llegan a ser incapacitantes. Si bien es frecuente en las mujeres, puede afectar a cualquier persona, de todas las edades.
La migraña es un dolor de cabeza severo y recurrente que puede estar precedido de otros síntomas sensoriales y sistémicos. Ocurre con frecuencia en personas entre los 15 y 55 años, aunque se puede dar a cualquier edad. Según la Asociación Americana de la Migraña, este trastorno afecta a cerca del 12 % de la población estadounidense.
De hecho, es uno de los tipos de dolores de cabeza más comunes en toda la población mundial. Las mujeres son más vulnerables a padecerlo y suele repetirse entre varios miembros de una misma familia. Asimismo, se asocia con otros factores como la exposición a irritantes, cambios hormonales, ciertos medicamentos, entre otros.
Por fortuna, muchos pacientes consiguen evitar o controlar los síntomas debido a los medicamentos disponibles para tratarlo. Además, su combinación con medidas de autoayuda y cambios en el estilo de vida resulta determinante para evitar nuevas crisis.
La migraña es un trastorno neurológico cuyo síntoma principal es un dolor de cabeza intenso y debilitante. Con frecuencia se describe como un dolor pulsátil en un solo lado de la cabeza, pero también puede afectar ambos lados. Además, puede venir acompañada con otros síntomas como sensibilidad a la luz o al ruido, náuseas y vómitos y hormigueo.
Las crisis de migraña pueden prolongarse por varias horas o, incluso, por días. Asimismo, puede ser tan intenso como para volverse una condición incapacitante. En muchos casos, viene precedida por síntomas de advertencia, llamados «aura», que reúne un conjunto de alteraciones sensoriales que afecta en especial a la vista. Esta, a menudo, ocurre media hora antes del dolor de cabeza.
La migraña se puede clasificar en función de su detonante o causa subyacente. A nivel general se habla de dos tipos de migraña: con aura y sin aura. La más común de todas es la migraña sin aura, que corresponde a más del 80 % de los casos.
Las auras son señales de advertencia de que pronto llegará el dolor de cabeza. Los pacientes que tienen este tipo de migrañas presentan una serie de alteraciones sensoriales que suelen provocar percepción de luces extrañas o destellantes, líneas en zigzag, puntos ciegos y otras molestias visuales. También se conoce como migraña clásica.
La migraña sin aura es la forma más frecuente de esta dolencia. Quienes la padecen han tenido por lo menos 5 episodios de cefaleas severas o incapacitantes sin ningún trastorno sensorial que conduzca al ataque. Además, suele afectar un solo lado de la cabeza y puede durar de 4 a 72 horas.
Otros tipos de migraña son aquellos que tienen un desencadenante específico. Incluyen lo siguiente:
Hasta el momento no se ha identificado el desencadenante concreto de la migraña. Pese a esto, se han identificado componentes genéticos y ambientales como posibles detonantes de esta condición. Asimismo, se sugiere que pueden ser el resultado de alteraciones en la actividad del cerebro.
Esto último puede afectar incidir en la interacción de los nervios, como el nervio trigémino, una vía principal del dolor. Además, puede estar causando anormalidades en las sustancias químicas y los vasos sanguíneos del cerebro, lo que explicaría la severidad y prolongación del dolor.
En general, algunos de los posibles detonantes de migraña incluyen los siguientes:
Además de lo comentado, hay otros factores de riesgo que elevan las probabilidades de tener crisis de migraña. Eso sí, no todas las personas expuestas a estos llegan a tener esta condición. Los más destacados son los comentados a continuación:
Los síntomas de la migraña pueden darse antes, durante o después del dolor de cabeza. Si bien no todas las formas de migraña son iguales, en general sus manifestaciones clínicas incluyen lo siguiente:
En el caso de las migrañas de aura pueden ocurrir otros síntomas antes o durante la crisis. Estas molestias a menudo son visuales y pueden incluir destellos de luz, visión distorsionada, debilidad o entumecimiento del rostro, dificultad para hablar y movimientos involuntarios.
Asimismo, es posible que algunas personas tengan otros síntomas como sudoración excesiva, cambios en la temperatura corporal, dolor de estómago, diarrea, etcétera. Por otro lado, en el intento por controlar la migraña pueden darse complicaciones como:
El equipo médico correspondiente puede llevar a cabo una serie de pruebas médicas con el fin de diagnosticar la migraña o descartar otras patologías. En general, se hace una revisión del historial clínico del paciente y de sus antecedentes familiares. Además, es necesario lo siguiente:
No existe una cura para la migraña, pero el médico puede sugerir algunos medicamentos y cuidados para controlarlas y evitar las crisis. El tratamiento ayuda a disminuir la severidad de los síntomas y su reaparición. El plan para controlar la migraña varía de acuerdo a la edad, frecuencia del dolor, tipo de migrañas y enfermedades subyacentes.
Precaución: los triptanes están totalmente contraindicados en pacientes con cardiopatía isquémica o con claudicación intermitente.
El médico puede sugerir un tratamiento preventivo cuando las migrañas son demasiado recurrentes o no responden bien a los demás medicamentos. Las opciones farmacológicas son muy variadas y dependen de las condiciones del paciente. Además, algunas causan efectos secundarios que deben ser vigilados por el médico.
Incluyen las siguientes opciones:
Para muchos pacientes, la migraña es una condición de carácter esporádico y llevadero. A menudo responde bien a la combinación de buenos hábitos, reposo y medicamentos. De hecho, muchos casos mejoran sin necesidad de un tratamiento específico.
No obstante, otros pacientes lo experimentan de forma crónica y el dolor prolongado interfiere en la capacidad para hacer distintas tareas cotidianas. Sin un tratamiento adecuado, estos pacientes pueden tener un grave deterioro en su calidad de vida.
Además del tratamiento preventivo contra la migraña, que incluye la administración de distintos fármacos en función del estado de salud del paciente, hay otras medidas que pueden ayudar a evitar las crisis. Básicamente, consisten en identificar los factores desencadenantes y mantener hábitos saludables. En detalle, se aconseja lo siguiente:
Es importante tener en cuenta que la migraña y otras formas de dolor de cabeza pueden ser el síntoma de otros problemas de salud. Por eso, si se dan de forma repetida o severa, lo mejor es acudir al médico para recibir un diagnóstico oportuno y preciso. Intervenirlo a tiempo es el primer paso para evitar complicaciones.
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