Celulitis
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Alrededor del 2% de la población tiene alguna de las formas de vitíligo. Si bien no es una enfermedad grave, puede causar secuelas psicológicas importantes. Por eso, es bueno conocer a fondo su evolución y los posibles tratamientos.
El vitíligo es una enfermedad cutánea cuya característica principal es la decoloración de varias zonas de la piel. Puede afectar cualquier parte del cuerpo, dando lugar a unas manchas blancas desiguales, que si bien son benignas, para muchos resultan devastadoras desde el punto de vista psicológico.
De acuerdo con la Academia Española de Dermatología y Venereología, cerca del 2% de la población padece esta condición. Además, entre un 20 y 30% de los casos comienzan en la infancia. Asimismo, es más frecuente en las mujeres que en los hombres y en aquellos con una tendencia familiar.
Debido a los esfuerzos para romper los estigmas sociales con respecto a esta enfermedad, hoy en día la mayoría de personas tiene claro que no es contagiosa ni grave. Pese a esto, sigue generando rechazo entre los pacientes afectados, quienes suelen tener estrés, problemas de autoestima y dificultades para relacionarse.
El vitíligo o leucodermia es un problema degenerativo de la piel que se origina cuando los melanocitos —células que se encargan de darle pigmento a la piel— van muriendo. Como consecuencia se produce una falta de producción de melanina que se manifiesta en manchas blancas o áreas sin pigmentación.
Estas manchas suelen ser de forma circular, en diferentes tamaños, y contrastan con el color de la piel. A menudo, el tono natural de la piel define qué tanto se nota esta condición. Así, las personas de piel oscura notan unas manchas rosadas o blancas, mientras que en las personas de piel clara son blancas y pasan más desapercibidas.
Con frecuencia aparecen en las zonas expuestas al sol, como por ejemplo las manos, los pies, los codos y el rostro. Sin embargo, puede darse en cualquier parte del cuerpo. A pesar de no ser grave, se recomienda vigilar los cambios que causa sobre la piel y seguir un tratamiento.
De acuerdo a la distribución del proceso de despigmentación de la piel, el vitíligo se puede clasificar como localizado o generalizado. En el localizado, también llamado focal, las manchas son escasas y suelen ubicarse en una zona específica.
Por su parte, el generalizado o universal se caracteriza por una distribución de manchas aleatoria que pueden llegar a cubrir gran parte del cuerpo. Por desgracia, es la forma de vitíligo más habitual en la población.
Hasta la fecha, la causa exacta del vitíligo sigue siendo un enigma para la comunidad médica y científica. Una de las hipótesis sugiere que se trata de una enfermedad autoinmunitaria, pero aún no hay suficientes evidencias para respaldarla.
Por otro lado, se cree que puede tener relación con los componentes genéticos del individuo, pues 1 de cada 5 afectados tiene antecedentes familiares de la enfermedad. Otros posibles desencadenantes podrían ser las quemaduras solares, el estrés emocional o la exposición a ciertos químicos industriales.
Algunas enfermedades, como enfermedad de Addison, problemas de tiroides, anemia perniciosa y diabetes también estarían relacionadas con esta condición. En cualquier caso, lo que se sabe es que ocurre cuando los melanocitos (células productoras de pigmento) desarrollan procesos de autodestrucción, dejando de cumplir su función.
Tener antecedentes familiares de la enfermedad o padecer alguna enfermedad autoinmunitaria eleva el riesgo de vitíligo. También es más probable desarrollarlo cuando se tienen genes asociados a la enfermedad, como los NLRP1 y PTPN22. En general, los factores de riesgo incluyen:
La principal manifestación del vitíligo son las manchas blancas o rosadas en la piel. Como ya lo habíamos mencionado, estas a menudo ocurren sobre las áreas expuestas al sol. Asimismo, pueden aparecer en las mucosas y las zonas de constante roce.
La cantidad de manchas y su extensión puede variar en cada paciente. Mientras que en algunos evolucionan rápidamente, en otros solo son notorias con el paso del tiempo. Lo que sí cabe destacar es que son más notorias en las personas de piel oscura. Resumiendo, los síntomas de vitíligo incluyen:
A nivel psicológico, el vitíligo puede causar:
Para hacer el diagnóstico de vitíligo, el médico empieza por hacer un examen físico y una entrevista clínica del paciente. Esto incluye una inspección detallada de las manchas para verificar si corresponden a la enfermedad. Así mismo, se hace un interrogatorio sobre los antecedentes familiares y el estado de salud actual.
En caso de que haya alguna duda o se sospeche que los síntomas puedan corresponder a otra patología, el profesional puede sugerir otros exámenes como:
El principal objetivo del tratamiento para el vitíligo es ayudar a lograr un tono más uniforme de la piel. Por lo anterior, algunas opciones ayudan a agregar pigmento a la piel, mientras que otros lo eliminan. El médico sugerirá un tratamiento u otro considerando lo siguiente:
Ahora bien, es importante resaltar que eliminar esta condición es difícil y los tratamientos no siempre funcionan. Además, algunos pueden causar efectos secundarios no deseados. Las opciones incluyen:
Hasta el momento no existe un tratamiento farmacológico que pueda detener la evolución del vitíligo. A pesar de esto, algunos medicamentos, solos o combinados con fototerapia, contribuyen a mejorar el aspecto de la piel. Las alternativas son:
La aplicación de algunas terapias puede ayudar significativamente a la reducción de las manchas causadas por el vitíligo. No obstante, aunque los resultados sean satisfactorios, podrían no durar por mucho tiempo. Es posible que puedan aparecer manchas nuevas. Estas opciones son.
Hay varios tipos de cirugía que se aconsejan cuando no hay una respuesta positiva a los medicamentos y la fototerapia. El objetivo de este tipo de intervenciones es tratar de emparejar el tono de la piel a través de la recuperación del color. Puede ser:
Hay otros tratamientos y cuidados que pueden aplicarse incluso si ya se está recibiendo otro tipo de terapia. Hay que considerar que los resultados son lentos y acarrean ciertos efectos a nivel físico y emocional. Por lo tanto, resulta conveniente:
La evolución del vitíligo es impredecible y puede variar entre un paciente y otro. Con las intervenciones oportunas, algunas zonas afectadas pueden recuperar su tono, pero posiblemente se pueden presentar nuevas manchas. Además, la zonas que recuperan su pigmentación pueden ser un poco más claras u oscuras que el resto de la piel.
En algunos pacientes el curso de la enfermedad llega a detenerse en determinado momento; no obstante, en muchos casos tiende a empeorar con el paso de tiempo. Por eso, en la actualidad hay decenas de investigaciones que se enfocan tanto en establecer sus causas, como en desarrollar nuevos tratamientos.
Dado que el origen del vitíligo es desconocido, la enfermedad no se puede prevenir. Incluso, no hay un tratamiento específico que pueda detener la aparición de las manchas. Sin embargo, a los pacientes que la padecen se les aconseja evitar al máximo el sol para que no sea tan notorio el contraste entre los distintos tonos de la piel.
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