Enjuagues de aceite para el organismo
Los enjuagues de aceite aparecen como una opción para ‘”limpiar” el organismo usada con frecuencia por muchas personas. No obstante, no existe evidencia científica que respalde absolutamente su efectividad. En el siguiente artículo, nos dedicaremos a analizar sus posibles beneficios y sus potenciales riesgos.
Los enjuagues de aceite pueden tener algún efecto cuando hay problemas bucales o incluso para prevenirlos. Más allá de esto, también debemos estar al tanto de que muchas veces se les atribuyen propiedades que no cuentan con el respaldo científico suficiente.
En este sentido, lo más recomendable es consultar con un especialista antes de usarlos y, desde luego, seguir las indicaciones del profesional para la vida cotidiana.
La técnica de los enjuagues de aceite podría funcionar gracias a la reducción de la cantidad de bacterias nocivas de la saliva, lo que podría favorecer al organismo en general y reducir la población de hongos patógenos (si la hubiera).
Esta es una técnica ayurvédica (o la antigua medicina de la India) que podría indicarse en problemas como dolores de cabeza, migrañas, mucosidad, sinusitis, asma, problemas de la piel, alergias, infecciones de la boca, problemas de las encías, placa dental, gingivitis, dentadura oscurecida, dientes flojos, entre otros.
Cabe destacar que, aunque sus beneficios para la salud bucal están comprobados (ver bibliografía) no existe evidencia científica que ratifique su relación directa con las demás afecciones enumeradas. En todo caso, podría funcionar como complemento del tratamiento indicado por el médico.
¿Qué se necesita para realizar los enjuagues de aceite?
- Aceite de girasol, de sésamo o de ajonjolí de primera presión en frío.
- Aceite de coco.
- Si tienes en casa aceite de oliva, también puede ser útil.
¿Cómo se hace?
Nuevamente, reiteramos la recomendación de consultar con un médico profesional antes de proceder a realizar estos enjuagues. De este modo, se podrá evaluar la situación y las necesidades de cada paciente en particular.
Con respecto al procedimiento, el más expandido popularmente consiste en poner una cucharada de aceite de girasol o de sésamo en la boca y removerlo durante aproximadamente 10 minutos cada mañana, en ayunas y antes de comer, beber o lavarse los dientes.
No son gárgaras, sino enjuagues. Por ende, no se debe tragar el aceite después de haberlo usado, sino escupirlo. Asimismo, hay que tener en cuenta que el uso de estos enjuagues no debe sustituir jamás la pasta dental y los colutorios especialmente diseñados para el cuidado de la cavidad bucal.
Se pueden hacer movimientos de mandíbula, mover la lengua, intentando llevar el aceite a los distintos rincones de la boca (debajo de la lengua, al fondo). Al cabo de un rato notaremos que el aceite se vuelve menos denso y más espumoso, y entonces lo podremos expulsar.
Posteriormente, nos enjuagamos bien con agua y si lo deseamos, nos lavamos los dientes. Idealmente, deberíamos beber después uno o dos vasos de agua, pero en ningún caso debemos tragar el aceite. Tras terminar los enjuagues de aceite, probablemente el líquido tenga un color blanquecino.
Uno de los aceites más empleados, tanto por su buen sabor como aroma, y potencial medicinal, es el aceite de coco. Por ello, si quieres un enjuague natural, para intercalarlo con el resto de tus productos de higiene bucal, pruébalo.
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Respuestas del organismo a los enjuagues de aceite
Según creencias populares, los granitos, el dolor de cabeza y otros síntomas similares que duran algunos días son “señales de que el cuerpo se está limpiando” tras la realización de los enjuagues de aceite. Por ende, los efectos beneficiosos no serían inmediatos.
Los enjuagues de aceite no pretenden ser un tratamiento principal, sino un complemento a un estilo de vida saludable y las pautas del médico de cabecera, si este los autoriza.
Aún así, en definitiva, el mejor consejo es no exponernos innecesariamente (al usar productos cuya eficacia no está comprobada aún) y buscar siempre a la opinión de un médico especialista para un análisis profundo de la situación (halitosis, caries, etc.) y del tratamiento que se debe seguir.
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