¿Es normal que los bebés regurgiten la leche?
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Es normal que durante los primeros meses de vida los bebés regurgiten la leche; sin embargo, puede que a la mayoría de los padres les resulte un tanto preocupante este tema. Esto sucede porque, en ocasiones, la regurgitación puede traer algunas complicaciones.
En relación a esto, un estudio del Hospital Universitario de Canarias afirma que esto ocurre normalmente en cualquier individuo sano de forma esporádica, pero en los bebés sucede en un porcentaje importante. Así pues, en los lactantes de hasta 4 meses aparece en un 75 % de ellos, y hasta los 7 meses en un 15 %.
¿Cuándo es normal que los bebés regurgiten la leche?
Es normal que los bebés regurgiten luego de la ingesta de las comidas o, incluso, mientras comen. En este sentido, es algo que puede ocurrir tanto con la leche materna como con las fórmulas.
En líneas generales, se puede considerar que es normal cuando regurgitan, pero se sienten cómodos y esto no ocasiona problemas respiratorios, no dificulta la ganancia de peso y permite un crecimiento óptimo. Cabe resaltar esta problemática se resuelve de forma espontánea entre los 12 y los 18 meses de edad.
¿Por qué regurgitan los bebés?
Según lo expresado en el estudio Fisiología de la succión nutricia en recién nacidos y lactantes, el proceso de deglución, entendido como el paso de los alimentos (en este caso la leche) por el esófago hasta llegar al estómago, se encuentra alterado porque en los recién nacidos el sistema digestivo aún se está desarrollando.
El esófago, se conecta al estómago por medio de una serie de músculos que se relajan y se contraen; el nombre científico de los mismos es «esfínter esofágico inferior». Este se abre para que el alimento descienda y, luego, se vuelve a cerrar para impedir que la comida retorne hacia a la boca.
En el caso de los recién nacidos e, incluso, en los bebés pequeños, este mecanismo no está maduro. En consecuencia, puede llegar a aparecer el reflujo de leche o regurgitación.
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¿Cuál es la diferencia entre regurgitar y vomitar?
Es importante aprender a distinguir la diferencia entre la regurgitación y el vómito, ya que en ocasiones puede ser complicado determinar cuál de las situaciones está ocurriendo. Por fortuna, hay varios factores distintivos que pueden ayudar a establecer la diferencia entre los dos.
Veamos cuáles son a continuación:
- Por lo general, la regurgitación surge rápidamente y es silenciosa. Los bebés que regurgitan se muestran felices antes, durante y después de este evento.
- La regurgitación de los bebés amamantados y alimentados con fórmula, en general, tiene un aspecto similar a lo que acaban de consumir.
- Ocurre con menor frecuencia a medida que el niño se acerca al año y, a partir de allí, sucede solo en ocasiones puntuales.
- Por otro lado, el vómito suele ser un síntoma de una enfermedad mayor y no una enfermedad en sí misma. Por lo tanto, se puede acompañar de episodios de fiebre o diarrea.
- Los vómitos suelen aparecer y terminar de forma rápida, pero con frecuencia implican arcadas y tienen un aspecto verdoso debido a la presencia de bilis.
¿Cuándo debo preocuparme?
Si bien es normal que los bebés regurgiten la leche, existe una condición llamada enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) que puede ocasionar ciertas complicaciones. Por fortuna, hay señales que pueden indicar que se está ante la presencia de la misma por lo que conocerlas resulta necesario para prevenir problemas
En relación a esto, el estudio Manejo de los trastornos funcionales digestivos más frecuentes en lactantes sanos sugiere que hay que preocuparse cuando aparecen los siguientes síntomas:
- Hay pérdida de peso.
- El bebé muestra inquietud e irritación durante el día debido a la incomodidad que le genera el reflujo.
- Los líquidos que salen no se parecen a la «leche cuajada» y varían de color (ya sea en tonos verdes, amarillos o marrones) y de texturas.
- El bebé escupe una cantidad excesiva de leche.
- La regurgitación implica esfuerzo.
- El niño se muestra cansado y lento.
- La alimentación es rechazada.
- Aparecen complicaciones respiratorias como la apnea.
Ten en cuenta, que ante cualquier duda lo aconsejable es consultar con un profesional especializado en el tema.
Otras causas de que los bebés regurgiten la leche
Sumado a la falta del desarrollo del sistema digestivo de los bebés, existen otras razones que producen la regurgitación. Entre estas se pueden mencionar a las siguientes:
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Comer en exceso
Esto es una causa común. Como los bebés tienen el estómago pequeño, si toman una cantidad de leche que supere esta capacidad, además de llenarse, regurgitarán.
Sensibilidad o alergias a ciertos alimentos que consume la madre
Los alérgenos que contienen algunos alimentos, como el maní, las almendras, el trigo u otros, pueden transferirse a la leche materna y hacer que el bebé regurgite.
Sobreestimulación
La sobreestimulación puede darse por exceso de rebotes, por colocar al bebé boca abajo luego de comer o por ubicarlo con una inclinación excesiva hacia adelante, entre otras posibles causas.
Aerofagia o ingesta de aire durante la alimentación
Cuando el bebé se alimenta de forma rápida, también puede llegar a tragar aire junto con la leche. De hecho, hay más probabilidades de que esto suceda cuando la madre produce un suministro de leche elevado o tiene una salida o «eyección de la leche» fuerte.
Estenosis pilórica
Una causa menos frecuente que las anteriores puede ser la estenosis pilórica. Esta afección obstruye el tránsito de los alimentos al intestino delgado porque la válvula muscular (píloro) que conecta el estómago y el intestino delgado se ha estrechado. En consecuencia, el contenido del estómago retorna al esófago y provoca la regurgitación.
Ello puede desencadenar también vómitos forzosos, deshidratación y pérdida de peso. Por este motivo, una vez diagnosticada, hay que corregir urgente este problema con cirugía.
Consejos para evitar el reflujo
Hay una serie de consejos que se pueden tener en cuenta cuando se descarta la enfermedad por reflujo gastroesofágico y se llega a la conclusión de que el bebé solo tiene regurgitaciones. De este modo, se evitará que las mismas sean excesivas o en momentos inadecuados.
Veamos entonces, cuáles son los aspectos a considerar:
- En primer lugar, no hay que forzar al bebé a comer si no demuestra tener hambre. Esto aplica para los niños que son alimentados con pecho o biberón, aún más si tienen regurgitaciones con frecuencia.
- En caso de dar biberón, evita que la fórmula sea concentrada o que tenga un exceso de agua.
- Lo ideal sería que alimentes al bebé cuando no tenga demasiada hambre, ya que si esto sucede, es probable que succione con fuerza y, con ello, ingiera aire.
- Intenta alimentar al niño en un ambiente que sea tranquilo y relajado, sin prisas. De esta forma, evitarás molestias o llantos que harán que ingiera aire.
- Cuando termina de comer, es decir, mientras comienza el proceso de la digestión, deja que el niño repose. No empieces a moverlo ni a hacer saltos y rebotes; todo lo contrario, deja que esté calmo para que regurgite tranquilo.
- Adopta una medida postural simple para el bebé, ello significa que no debes tumbarlo por completo, sino dejar que esté semi inclinado hacia adelante en tu regazo o en una silla. Esto ayudará a que el contenido del estómago se mantenga en su lugar.
Es normal que los bebés regurgiten la leche
Evita preocuparte por un proceso natural y normal en la gran mayoría de los bebés. Por supuesto, debes acudir al médico si notas que el bebé no regurgita «feliz», tiene pérdida de peso, se siente cansado, si aparecen vómitos, o cualquiera de las situaciones antes mencionadas.
Recuerda que siempre puedes consultar con un profesional para que te indique cuál sería una situación normal y cuál no. Nadie mejor que el pediatra de tu hijo para brindarte diagnósticos y un consejo oportuno.
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