Dieta baja en carbono: buena para el planeta y saludable para el ser humano

La dieta baja en carbono ofrece ventajas para la salud y para el medio ambiente. Descubre por qué.
Dieta baja en carbono: buena para el planeta y saludable para el ser humano
Sául Sánchez Arias

Revisado y aprobado por el nutricionista Sául Sánchez Arias.

Última actualización: 17 febrero, 2024

La dieta baja en carbono es aquella basada en productos frescos y poco procesados. Prioriza los alimentos ecológicos y apuesta por reducir el consumo de carne. Esta dieta se basa en dos argumentos fundamentales: el primero reducir el impacto del ser humano en el planeta y el segundo mejorar su propia salud.

Buena para el planeta

Adoptar hábitos dietéticos saludables podría reducir notablemente las emisiones de dióxido de carbono. La mayor parte de estas emisiones proceden de la ganadería extensiva. De este modo disminuir el consumo de carne podría afectar positivamente a la salud del planeta. Se estima que cambios a nivel general en la alimentación podría suponer un impacto sobre la atmósfera similar al de abandonar los viajes aéreos.

Agricultura de los alimentos ecológicos.

Saludable para el ser humano

Por otra parte esta claro que el abandono de productos procesados implica consecuencias positivas para la salud del hombre. En primer lugar se reduce el consumo de sustancias tóxicas como la acrilamida. También de ácidos grasos trans y azúcares que pueden causar inflamación y enfermedades a medio plazo.

Al mismo tiempo se incrementa el consumo de frutas, verduras y legumbres. Estos alimentos son ricos en antioxidantes y vitaminas. De este modo son magníficos para prevenir la oxidación y la formación de radicales libres, además de reducir los procesos inflamatorios.

Por si esto fuese poco, los alimentos frescos suelen ser menos calóricos que los procesados. Esto implica una disminución del peso corporal y del riesgo de obesidad. Las consecuencias de este hecho son claras, se reduce notablemente el riesgo de padecer enfermedades complejas a medio plazo.

Uno de los mayores riesgos para el desarrollo de la diabetes es el consumo de procesados y alimentos azucarados. La diabetes suele traer consigo otras complicaciones asociadas, sobre todo a nivel coronario. Adoptar una dieta baja en carbono minimiza este problema que se ha convertido en endémico en la sociedad actual.

Mejor alimentos de producción local

La dieta baja en carbono apuesta también por el consumo de alimentos producidos en la zona. En el mundo actual los alimentos pueden viajar miles de kilómetros desde el lugar de su producción hasta el sitio de consumo. Este transporte aumenta también el número de emisiones de gases nocivos para el planeta. Por ello se aconseja consumir productos de la zona que necesiten ser transportados lo menos posible.

Este hecho conlleva otra ventaja, se consumen los productos frescos dependientes de la temporada, con una baja carga de adictivos. Es un hecho que la reducción en el consumo de aditivos y pesticidas suponen otro gran punto a favor a la hora de hablar de la salud humana. A pesar de que la mayor parte de estos productos están testados y ofrecen cierta seguridad, puede no conocerse a ciencia cierta sus implicaciones en el organismo, o simplemente tardan varios años en eliminarse del cuerpo.

El consumo de alimentos de temporada reduce además la necesidad de energía para su producción. Un tomate de invernadero requiere un gasto energético mucho mayor que un tomate de producción ecológica en temporada. Por lo tanto es otra manera de reducir el número de emisiones y el gasto energético. La agricultura ecológica utiliza un 50 % menos de energía que los sistemas convencionales.

El último de los estamentos en los que se basa la dieta baja en carbono es el de no comer en exceso. De este modo se evita el desperdicio de basura, y se disminuye el riesgo de obesidad y sobrepeso. Además se prioriza el consumo de vegetales sobre animales, lo que contribuye a esto último.

Conclusión

La dieta baja en carbono es doblemente positiva, por un lado reduce el impacto del hombre en el planeta y por otro mejora su salud. Es un buen método para la luchar contra la diabetes y la obesidad, dos de las enfermedades endémicas de la actualidad. Priorizar el consumo de alimentos locales y frescos junto con el aumento de la ingesta de vegetales y la disminución de la carne animal suponen buenos métodos dietéticos con vistas a mejorar nuestro estado de salud. Por último cabe destacar la idea de intentar huir de los alimentos procesados. Esta clase de alimentos no sólo tiene una alta huella ecológica, sino que resultan claramente nocivos para la salud.


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