El caso Bosman: inicio de una nueva era en el fútbol
Parece irrisorio pensar que el fútbol europeo actual, plagado de estrellas internacionales y con contratos multimillonarios, deba gran parte de su éxito a un jugador belga que se desempeñaba en un modesto club de su país en la década de los noventa. Sin embargo, esto es así; conoce la historia de Jean-Marc Bosman.
¿Quién fue Jean-Marc Bosman?
Bosman fue un jugador belga que desarrolló su carrera en diversos clubes de su país. Sus pasos deportivos más destacados se dieron en el Standard Lieja, uno de los equipos más populares en Bélgica, y en la selección nacional.
Sin embargo, en 1990 este hombre daría un paso hacia la fama que jamás hubiera imaginado. Si bien su situación marcó un antes y un después en la historia del fútbol mundial, las cosas no se resolvieron a su favor en su vida personal.
Su conflicto
A mitad de 1990, cuando finalizó la temporada futbolística, Jean-Marc Bosman finalizó su contrato con el club RFC Lieja. Pese a que se le ofreció renovar el vínculo, el jugador desestimó la opción por considerarla insuficiente económicamente. Por lo tanto, debía buscar club para la siguiente temporada.
En ese momento apareció en escena el USL Dunkerque, de la segunda división de Francia. Bosman estaba dispuesto a firmar con esta institución, pero había un problema: no hubo acuerdo entre Dunkerque y RFC Lieja.
En esa época, la finalización del contrato no implicaba que el vínculo jugador-club finalizara, por lo que Bosman necesitaba el visto bueno del RFC Lieja para marcharse. Como esto no ocurrió, tuvo que quedarse en Bélgica, pese a ser apartado del plantel profesional.
El caso Bosman: resolución y consecuencias
Fue así como Bosman inició un juicio contra la Federación de Fútbol de Bélgica, la UEFA y hasta la FIFA. Su alegato era que las normas de estas entidades atentaban contra el derecho de circulación de los trabajadores europeos en países de la Unión Europea. El Tratado de Roma —firmado en 1956— sustentaba esta postura.
Libertad del jugador al finalizar su contrato
En diciembre de 1996 —seis años después de iniciada la demanda—, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictó sentencia sobre el denominado y muy mediático caso Bosman. Lo que dictaminó esta Corte fue que el jugador tenía fundamentos válidos para su pedido: el club ya no tenía potestad para decidir una vez que el vínculo con el jugador finalizara.
Este fue un avance muy importante en materia de derechos para los futbolistas. Con esta nueva ley, se evitaban abusos de parte de los clubes y se conseguía una posición mucho más sólida para negociar contratos nuevos en el futuro. En otras palabras, los jugadores dejaban de ser ‘rehenes’ de los clubes.
Contratación de europeos sin limitaciones
Además de afectar la relación contractual, el Tribunal también sentenció que las federaciones deportivas o asociaciones internacionales no podían restringir la circulación de trabajadores europeos dentro de la UE.
De este modo, el fútbol europeo vivió un cambio sin precedentes: de 4 extranjeros por plantilla —de los cuales solo 3 podían estar en el campo de juego simultáneamente— se pasaba ahora a esa misma limitación pero solo para jugadores no comunitarios de la UE. Los fichajes aumentaron de manera paulatina hasta llegar a los cientos de traspasos que vemos con frecuencia por estos días.
El triste final de Bosman
Lo que se puede concluir de todo este episodio es que la actualidad de muchos futbolistas que triunfan en Europa se debe en gran parte a este jugador que decidió patear el tablero y pelear por sus derechos. Hasta ese momento, nadie se había atrevido a hacer tal cosa.
No obstante, todo tiene su precio: Bosman había empoderado a los deportistas como nadie lo había hecho, pero esto le valió la total exclusión del ‘sistema’. Desde el inicio de su conflicto, ningún club lo fichó.
Además, los 280 mil euros que consiguió como remuneración tras llegar al acuerdo judicial se dilapidaron rápidamente; estaba desbordado y había caído en el alcoholismo. De ese modo, sobreviviendo con una pensión mínima, fue sentenciado a un año de prisión en 2013 por agredir a su esposa e hija.
En definitiva, la historia tiene dos caras. Por un lado, la de un hombre valiente que se rebeló y luchó por lo que era suyo. Por el otro, un sistema que, aunque se valió enormemente de los resultados de su iniciativa, le dio la espalda hasta el olvido. Sin embargo, el nombre de Jean-Marc Bosman nunca será borrado de la historia de este deporte.
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