Las grasas o lípidos: ¿qué son?
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Es bastante común escuchar que es necesario incluir grasas o lípidos en la dieta. Esto se debe a que estos nutrientes poseen múltiples funciones dentro del organismo. Evitar su consumo pondría en peligro la salud, ya que se descontrolarían procesos hormonales y homeostáticos.
Por esa razón es que debemos consumir lípidos a diario. No obstante, no todos ofrecen la misma calidad nutricional. Los mono y poliinsaturados, por ejemplo, se catalogan como nutrientes saludables. Las grasas saturadas todavía generan controversia y las trans, fuera de toda duda, se desaconsejan completamente. Te vemos a explicar por qué las grasas son importantes para la salud y cuanta cantidad de ellas deberías consumir.
Las grasas son una fuente energética
A pesar de que el combustible preferido de la mayoría de las células es la glucosa, no es necesario ingerir alimentos ricos en carbohidratos para disponer de esta molécula en el organismo. Las grasas, por medio de una serie de reacciones fisiológicas a nivel hepático, son capaces de convertirse en glucosa para proporcionar energía. De este modo, constituyen una reserva energética necesaria para el organismo.
En la actualidad, se comienza a dudar de la necesidad de incluir alimentos ricos en carbohidratos en la dieta. La literatura científica demostró que es posible llevar un estilo de vida saludable mediante una dieta rica en grasas.
Con ello, la dieta cetogénica podría resultar beneficiosa a la hora de prevenir la aparición de ciertas enfermedades como el alzhéimer, según un artículo publicado en la revista International Journal of Molecular Sciences.
Varias vitaminas necesitan de las grasas o lípidos
Existen dos tipos de vitaminas en la naturaleza: las hidrosolubles y las liposolubles. Las del segundo grupo necesitan grasas para transportarse y almacenarse.
Algunas de ellas, como la vitamina D, cuentan con importantes funciones en el metabolismo humano. Su deficiencia causa, por ejemplo, problemas de descalcificación a largo plazo, según un estudio publicado en el año 2018 por el European Journal of Endocrinology.
Por otra parte, otras vitaminas liposolubles, como la E, cuentan con un elevado poder antioxidante. Gracias a esta cualidad, su consumo se relaciona con la prevención de las enfermedades cardiovasculares.
Sin un aporte correcto de grasas en la dieta es imposible ingerir estas vitaminas y, por lo tanto, cubrir los requerimientos diarios de ellas. Por este motivo, es necesario asegurar la ingesta de lípidos mediante la alimentación para reducir el riesgo de enfermar.
No todas las grasas son iguales
Las grasas mono y poliinsaturadas, presentes en pescados azules, aceites vegetales y frutos secos, se consideran saludables. Entre ellas destaca el ácido graso omega 3, que ayuda a prevenir las enfermedades relacionadas con el sistema cardiovascular. Se trata de un lípido con propiedades antinflamatorias beneficioso para la salud.
En el otro extremo nos encontramos con las grasas trans. Estas se obtienen a partir de someter aceites vegetales a altas temperaturas. Son características de los alimentos industriales y poseen propiedades inflamatorias. Por este motivo, se desaconseja rotundamente su consumo.
La literatura científica vincula la ingesta de esta clase de ácidos grasos con el aumento del riesgo de enfermedades metabólicas y complejas. Por lo tanto, resulta positivo para la salud restringir su ingesta.
A su vez, las grasas saturadas, presentes en muchos productos de origen animal, han sido catalogadas como perjudiciales durante varios años. Actualmente se comienza a dudar de su potencial dañino sobre la salud. Existe cierta controversia al respecto. No obstante, se conoce con un grado de evidencia sólida, que son necesarias para la vida humana en cierta cantidad. Por ello se recomienda su aporte regular, aunque con cierta prudencia.
Grasas o lípidos, un nutriente esencial
Las grasas, junto con las proteínas, son los nutrientes que más funciones diferentes desempeñan en el organismo. Intervienen en varios procesos hormonales y contribuyen en garantizar el correcto aporte vitamínico. Asimismo, algunas de ellas poseen propiedades antiinflamatorias necesarias para el correcto funcionamiento del sistema cardiovascular.
Por este motivo, se trata de un nutriente esencial que debe aparecer a diario en la dieta. Restringir su consumo de manera general trae consecuencias negativas para la salud. Si bien es recomendable limitar la ingesta de alimentos ricos en grasas trans, el resto de lípidos han de ser incluidos en la alimentación de forma regular.
Finalmente, en cuanto a las grasas saturadas, la mejor recomendación es la prudencia. Su consumo es necesario, pero, dado que se discuten sus efectos a largo plazo, lo mejor es ingerirlas con moderación.
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