Azúcares naturales: ¿cuál es la mejor opción?
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En los últimos años, se ha intentado reducir el consumo de azúcares o sustituirlo por opciones más saludables. Un alto consumo de azúcar aumenta el riesgo de padecer enfermedades como la diabetes o algunos tipos de cáncer. Además, su ingesta está relacionada con la obesidad y con problemas cardiovasculares a mediano o largo plazo [1][2].
Añadir azúcar a los alimentos suele fomentar el apetito y la sensación de comer sin control, lo que aumenta significativamente la ingesta calórica diaria. Sin embargo, prescindir del sabor dulce en la dieta es una tarea ardua para muchos. Por este motivo, se utilizan ciertas estrategias para endulzar los platos sin recurrir al azúcar blanco común.
Azúcares naturales presentes en la fruta
Se trata de la mejor opción para conseguir sabor dulce sin poner en riesgo la salud. La fruta contiene una cantidad de azúcares, aunque lo que más abunda en su composición es el agua. De este modo, se puede utilizar para mejorar la calidad organoléptica de las preparaciones sin que la ingesta de azúcar sea demasiado alta.
Además, en su composición abundan las vitaminas y los antioxidantes, lo que es interesante para luchar contra los radicales libres y para maximizar la eficiencia del metabolismo energético.
A pesar de ello, cada tipo de fruta tiene una cantidad de azúcar distinta. Los dátiles, por ejemplo, se caracterizan por ser muy ricos en este nutriente, mientras que las manzanas son prácticamente agua y fibra. Según el dulzor que pretendamos conseguir, podemos utilizar una variedad u otra.
En la actualidad, hay marcas comerciales y restaurantes que ofrecen opciones de preparaciones dulces utilizando azúcares naturales. Normalmente hacen uso del plátano, los dátiles o la calabaza en su composición para aportar esta propiedad organoléptica sin enturbiar el estado de salud.
Sin embargo, esta tendencia todavía no ha llegado a los hogares, donde el azúcar de mesa sigue siendo la principal opción para endulzar las preparaciones.
Miel, sirope de arce y otros azúcares
Existe una cierta tendencia a sustituir el azúcar de mesa por miel u otra sustancia edulcorante similar. Este tipo de productos contienen una alta cantidad de azúcares en su composición y el efecto de estrés que producen en el páncreas poco se diferencia del que puede producir el azúcar de mesa.
La industria pretende convencernos de que además aportan otras sustancias como antioxidantes. No obstante, para conseguir beneficiarnos de su consumo, tendríamos que realizar unas ingestas enormes de estos productos. Por lo tanto, son poco prácticos. No quiere decir esto que no se puedan utilizar, pero siempre de manera controlada, del mismo modo que el azúcar de mesa.
Reducir el consumo de azúcar no es tarea fácil
El azúcar ejerce sobre nuestro organismo un poder de dependencia que algunos autores comparan con el de ciertas drogas. Por ello, suspender su ingesta de manera repentina podría ser poco sostenible y conllevar cambios a nivel emocional y energético.
Una de las mejores decisiones para comenzar a reducir su consumo es sustituir los productos procesados por alimentos naturales. La industria peca de utilizar de manera demasiado frecuente el azúcar en sus productos, y en muy altas cantidades.
Por ello, eliminar estos productos de la dieta contribuirá a reducir de manera significativa la ingesta de este nutriente.
Otra opción muy interesante es endulzar los alimentos con azúcares naturales como fruta cortada o batida u opciones artificiales como la sacarina o la stevia. A pesar de todo, con los edulcorantes artificiales todavía es necesario tener cierto cuidado, pues no se sabe el efecto que pueden provocar en el organismo a medio o largo plazo.
Azúcares naturales: conclusión
Reducir la ingesta de azúcar de mesa resulta crucial para mejorar la salud. La mejor opción es introducir la fruta en las preparaciones como elemento endulzante. En algunas ocasiones, se puede utilizar algún producto como la miel, pero no es recomendable abusar de ella.
Más allá de esto, es interesante reducir progresivamente el consumo de azúcar y la dependencia a esta sustancia. Para ello, hay que sustituir el consumo de alimentos procesados e industriales por productos frescos.
De esta manera se mejorará la salud de la población y se minimizará la incidencia de muchas enfermedades complejas a medio y largo plazo.
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