Carne de ave: ¿cuáles son sus características?
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Existe un dicho que dice: “ave que vuela, a la cazuela”. Y es que las aves se han consumido siempre a lo largo de la historia de la humanidad. Las aves del campo en general eran cálidas y secas, por lo que se recomendaba consumirlas con salsas. Te explicamos todo lo que debes saber sobre la carne de ave.
Definición y clasificación de la carne de ave
Se considera carne la parte comestible de los músculos de los bóvidos, óvidos, suidos, carpidos, équidos y camélidos sanos, sacrificados en condiciones higiénicas. También se aplica esta definición a la de los animales de corral, caza y mamíferos marinos.
Dependiendo a que se atienda, se puede diferenciar:
- Atendiendo a la clase de canal, es decir, el cuerpo del animal sin vísceras, se diferencian tres categorías: extra, primera o segunda.
- Dependiendo de cómo se dividan las regiones anatómicas y se formen las piezas, se conocen como distintas categorías. El lomo o el solomillo son algunas de estas.
- Con base en el color, se habla de carne blanca, roja o negra. Esta última atiende a la carne de caza.
- En función de la forma de conservación, se puede encontrar carne fresca, refrigerada o congelada.
Valor nutritivo de la carne de ave
El componente mayoritario de la carne es el agua; concretamente, supone más del 50 % del total. La característica fundamental de la carne, por la que se la dota de interés nutricional, es su contenido en proteína de alto valor biológico.
En lo que respecta a su contenido en grasa, este varía mucho en función de la especie, el sexo, la edad, la alimentación y la zona anatómica del animal. Las carnes más grasas son las de cordero y cerdo; en contraposición, las menos grasas son las de pavo, conejo y pollo.
En cuanto a su contenido en vitaminas y minerales, se destaca su alto contenido en hierro tipo hemo —más biodisponible que el presente en alimentos de origen vegetal.
Carne de ave: diferentes tipos
Pollo
La carne de pollo es la carne blanca por excelencia y una de las más consumidas a nivel mundial. Su producción industrializada es la responsable de su bajo precio.
En lo que concierne al valor nutricional, 100 gramos de pollo contienen 32 gramos de proteína y tan solo 5 gramos de grasa. Por lo tanto, se trata de una de las carnes magras más recomendadas.
Gallina
Las gallinas ponedoras dan entre 150 y 200 huevos al año. La gallina constituía antiguamente la cena y el desayuno básico de la población del interior de España, ya que cuando dejan de poner huevos se destinan a consumo humano. Son animales fáciles de criar, ya que son omnívoros y comen restos de comida humana.
El valor nutritivo de esta ave es similar al del pollo en lo que respecta al contenido proteico. Sin embargo, contiene más grasa. Esta característica la dota de mayor sabor, por lo que se suele emplear para la elaboración de caldos más que para consumo de su carne directamente.
Pavo
La carne de pavo es prácticamente igual de proteica que la de pollo. Una ración de 100 gramos de pechuga de pavo aporta 24 gramos de proteínas y unos pocos gramos de grasa. Además, es una buena fuente de minerales y vitaminas.
Es una buena alternativa a la carne de pollo, sobre todo para variar las dietas de los deportistas que buscan una mejora en la composición corporal.
Pato
La carne de pato —en portada de este artículo— es más oscura que la del pollo y el pavo. Este tipo de carne puede provenir de patos criados o de aquellos que son cazados en su hábitat natural.
Esta carne presenta también un elevado contenido en proteínas, una ración de 100 gramos aporta 25 gramos de proteína. Al igual que la gallina, su contenido en grasa es superior al de las otras aves, pero puede reducirse de forma significativa al retirar la piel.
Avestruz
Finalmente, la carne de avestruz se consume con menor frecuencia que las anteriores. Es considerada una carne roja con sabor y textura parecida a la de caza.
Tiene aún menos cantidad de grasa que la carne de pollo y pavo, por lo que, junto con su elevado aporte proteico, se sitúa como una de las carnes más completas nutricionalmente.
De forma general, es recomendable favorecer el consumo de carnes magras frente a carnes rojas o grasas. En este sentido, el consumo de aves puede suponer una buen cambio.
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