¿Deberíamos comer como un atleta de élite?
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La alimentación mueve las relaciones sociales y está presente en la vida laboral de algunas personas. Para un atleta de élite, el deporte es su trabajo y la alimentación, una de las materias sobre las que tiene que estar pendiente. ¿Qué problemas se encuentran los atletas profesionales con respecto a este tema?
Hoy en día, con la divulgación de las dietas para deportistas en medios y redes sociales, muchas personas intentan adoptar este estilo de vida. El principal motivo es que se lo considera ‘saludable’.
Sin embargo, hemos de tener en cuenta que los atletas de élite cuentan con profesionales que supervisan su actividad de manera constante. Además, sus requerimientos no son los mismos que los de una persona que se dedica a otra actividad. ¿Vale la pena alimentarse igual que ellos, entonces?
Los centros de alto rendimiento para el atleta de élite
Son muchos los atletas que viven en residencias de alto rendimiento, y los que no, es probable que hayan pasado por una de estas al principio de su trayectoria. Las residencias para deportistas suelen contar con servicios de restauración encargados de la comida. Este hecho tiene sus ventajas y desventajas.
A favor
El hecho de tener a alguien encargado de la alimentación ahorra tiempo y quebraderos de cabeza. No tener que decidir qué alimentos comer puede favorecer a aquellos atletas de élite que no saben ni tienen intención de cocinar.
Además, está alimentación estará ajustada a los períodos de entrenamiento y descanso. De esta manera, se optimiza la ingesta de nutrientes al máximo.
Por otro lado, es probable, aunque no siempre sucede así, que la dieta este supervisada por un dietista-nutricionista. Si sucede así, se tendrán en cuenta las preferencias individuales y la tolerancia a los distintos alimentos y existirá un mayor control de la ingesta antes, durante y tras los entrenamientos.
Otra de las ventajas, aunque no es aplicable para todos los deportistas, es la adaptación de los menús en función de alergias e intolerancias individuales.También se contempla la posibilidad de adaptar el menú ante cualquier patología. Por ejemplo, el aporte de fibra estará controlado en un deportista con colon irritable.
En contra
Por desgracia, los argumentos a favor no siempre se cumplen, ya que a veces no existe un dietista-nutricionista encargado de cada centro. Así como desde el 2011 se aprobó la ley de 5 de julio, de Seguridad Alimentaria y Nutrición, por la que se obliga a que los menús de los comedores infantiles estén supervisados por este perfil profesional, no sucede igual con otros centros.
Asimismo, las empresas de colectividades tienden a minimizar gastos. La consecuencia directa de esto son menús monótonos, con poca variedad de alimentos.
Cuando la residencia es pública, el contrato sale a concurso y la empresa contratada ha de cumplir con los requisitos establecidos en el pliego -una especie de contrato. Sin embargo, en el caso de centros privados, el servicio de comidas depende únicamente de la dirección del centro.
Una de las principales consecuencias de abaratar costes es el uso de aceites de peor calidad para cocinar. Es común encontrar centros donde el aceite destinado para cocinar es el de girasol en vez del aceite de oliva virgen extra.
¡No saben cocinar!
Un atleta de élite apenas tiene tiempo libre. Su vida gira en torno a los entrenamientos, los torneos y las concentraciones. Esta es la principal razón por la que muchos no saben cocinar ni muestran interés en ello.
Frente a esto, se pueden tomar distintas medidas por parte de los preparadores y las federaciones de deportistas, como organizar cursos de cocina. Otra medida que no requiere tanta inversión económica es facilitar a los deportistas recetarios sencillos.
El atleta de élite y la competición
El objetivo de los entrenamientos es llegar en el mejor estado físico y mental a la competición. Durante las prácticas, se han de ensayar también las estrategias nutricionales, con el fin de evitar problemas de última hora en el gran día. Sin embargo, en ocasiones, factores externos juegan un papel decisivo y tiran por tierra el trabajo previo.
Estrés
El estrés es el mayor enemigo de un atleta de élite el día de la competición. Las molestias digestivas son frecuentes en estos casos, pero no siempre se deben a la alimentación. Si bien es cierto que ingerir una alta cantidad de carbohidratos de alto índice glucémico puede provocar una ‘pájara’, no tienen por qué ser los alimentos los responsables.
Un ataque de pánico justo antes de salir a competir puede derivar en molestias gastrointestinales e incapacitar al deportista durante la competición. Enseñar a manejar los nervios antes de la competición es igual de importante que garantizar el aporte energético.
Viajar
Viajar es muy común en algunas disciplinas deportivas, como el surf o el tenis. En estos casos, el dietista-nutricionista del atleta de élite queda encargado de la elección de los alimentos. Modificar la dieta los días de la competición puede acarrear consecuencias negativas en el rendimiento deportivo.
En esos casos, investigar sobre la cultura culinaria del país de destino o contactar con el servicio de restauración del alojamiento son estrategias fundamentales para analizar las opciones alimentarias del destino. En caso de duda, siempre será mejor recurrir a alimentos básicos antes que consumir otros nuevos.
Además, competir en distintas zonas horarias puede alterar el estado hormonal del deportista. La melatonina es la hormona responsable de los ritmos circadianos; suplementarla para minimizar los efectos del jet lag es un buen aliado.
Conclusión: ¿alimentarse como atleta de élite o no?
Alimentarse como un atleta de élite no debería ser un objetivo de la población general. Los deportistas están expuestos a altas cargas de entrenamiento y estrés, y aplicar las mismas pautas nutricionales a un sujeto no deportista lo conduciría probablemente a un estado de ansiedad.
El control extremo de la alimentación en disciplinas como la gimnasia artística puede repercutir negativamente en cualquiera, y más en personas no preparadas para ello. Por lo tanto, lo más aconsejable es que cada individuo planifique con un nutricionista una dieta basada en sus necesidades y objetivos.
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