Tipos de hidratos de carbono: ¿realmente importa?
Habitualmente, clasificamos los alimentos en función del nutriente que poseen en mayor proporción. No obstante, debes saber que estos nutrientes no siempre son iguales y tienen varias versiones. Esto ocurre con los tipos de hidratos de carbono: no basta con conocer la proporción que contienen, sino a qué categoría pertenecen.
Cuando pensamos en este nutriente, lo primero que nos viene a la cabeza son los cereales. Sin embargo, son muchos más los alimentos que lo contienen. De hecho, te vas a llevar más de una sorpresa al analizar los diferentes tipos de hidratos de carbono; comprobarás como no todos son iguales.
Además, te darás cuenta de que es muy importante saber elegir los adecuados, dependiendo del momento del día y las necesidades de cada persona.
Tipos de hidratos de carbono
A continuación, vamos a describir los diferentes tipo de hidratos de carbono y cómo afecta a nuestro organismo cada uno de ellos. Además, también veremos cuáles son los alimentos que los contienen.
Hidratos de carbono simples
En primer lugar, encontramos los hidratos de carbono simples, o también llamados de asimilación rápida. Reciben este nombre porque están formados por una estructura química de uno o dos azúcares.
Al ser tan sencillos, el organismo no tarda en descomponerlos y los asimila rápidamente. Dentro de los hidratos de carbono simples, se diferencian dos tipos:
Monosacáridos
Su estructura química tan solo tiene un azúcar. Es por ello que poseen un sabor muy dulce, como es el caso de las frutas, las hortalizas como el tomate o los lácteos. Dentro del grupo de los monosacáridos, se encuentran la glucosa, la fructosa y la galactosa.
Disacáridos
Su estructura química está compuesta por dos azúcares. Es por ello que nuestro cuerpo tiene que descomponerlos en dos azúcares individuales. De todos modos, es un trabajo muy simple, que hace sin necesidad de realizar un gran esfuerzo.
El más conocido de todos los disacáridos es la sacarosa. Se extrae de la caña de azúcar y es muy utilizado por su poder endulzante. Además, existen la lactosa y la maltosa, las cuales se encuentran en los lácteos y en las semillas, respectivamente.
Hidratos de carbono complejos
Los hidratos de carbono complejos o de asimilación lenta están compuestos por cadenas de monosacáridos. Tal y como hemos comentado anteriormente, nuestro organismo debe descomponerlos hasta la forma más simple.
Es por esa razón que este tipo de carbohidratos se tarda más en asimilar. Dentro de los hidratos de carbono complejos, encontramos dos tipos.
El primero de ellos es el almidón, que se encuentra asociado a alimentos de origen vegetal. Algunos de los alimentos más ricos en este hidrato de carbono son la patata, los cereales o las legumbres.
Por otro lado, encontramos el glucógeno, el cual se encuentra en los cereales, las frutas o las legumbres. La función que realiza es muy importante, sobre todo para los deportistas.
El glucógeno actúa a modo de reserva y queda preparado para aquellos momentos en los que el cuerpo lo vaya a necesitar. Cuando se realiza un esfuerzo extra, el organismo lo libera y logra así un plus de energía.
¿Qué tipos de hidratos de carbono son mejores?
Después de leer este análisis de los diferentes tipos de hidratos de carbono, seguro que te estás preguntando cuáles debes ingerir. No hay por qué escoger entre unos y otros.
No existen hidratos de carbono sanos y otros perjudiciales. De hecho, lo más adecuado es combinar la ingesta de ambos tipos para lograr una vida saludable y la energía necesaria.
Lo único que tienes que tener en cuenta es que hay que tomarlos de forma moderada. Es erróneo pensar que un exceso de carbohidratos va a lograr aportar más energía. Lo que en realidad ocurre en estos casos es que los que no se queman pasan a ser grasa. Como consecuencia, se produce un aumento de peso.
En síntesis, toma la cantidad adecuada dependiendo de si necesitas energía para varias horas o para un rato. Además, ten en cuenta que hay que consumir los nutrientes en la misma proporción en la que los vayas a quemar. Así, no deben ingerir la misma cantidad las personas que realizan deporte de alta intensidad que aquellas que llevan a cabo una vida sedentaria.
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