¿Cómo mejorar tu dieta baja en carbohidratos con aceite de coco?
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Mejorar una dieta baja en carbohidratos es posible añadiendo aceite de coco. Hablamos de un alimento con alto contenido en triglicéridos de cadena media, compuestos beneficiosos para mejorar la salud cardiovascular. Es una de las grasas de mayor calidad que se pueden incluir en la dieta, mejor que muchas opciones procedentes de semillas.
Antes de comenzar hay que destacar que una pauta baja en azúcares ha de estar bien planteada para conseguir generar adherencia. De lo contrario podrían experimentarse una serie de síntomas gastrointestinales, sobre todo al principio, que pusiesen en riesgo el seguimiento de la misma.
Las grasas en la dieta baja en carbohidratos
Como podrás imaginar, la dieta baja en carbohidratos se compone fundamentalmente de proteínas y grasas, con un aporte de azúcares no superior a 50 gramos diarios en el más flexible de los casos. En líneas generales, se recomienda que las proteínas supongan al menos el 15 % de las calorías de la dieta, incluso más en algunas ocasiones.
Eso sí, habrá que elegir con cautela las fuentes de lípidos que se introducen en la pauta. Conviene optimizar el aporte de ácidos grasos de la serie omega 3. Estos elementos han demostrado ser antiinflamatorios y necesarios para que la fisiología del organismo funcione de manera eficiente. Por eso es clave que los pescados azules se consuman de manera frecuente.
Ahora bien, la ingesta de grasas ha de ser variada. No solo se pueden obtener a partir de alimentos de origen animal, sino que hay vegetales, como el coco o el aguacate, capaces de aportar un puñado de lípidos de muy alta calidad. Incluso podrían consumirse en ayunas, a primera hora de la mañana, para así estimular la oxidación del tejido adiposo y mejorar el estado de composición corporal.
Aceite de coco en la dieta baja en carbohidratos
Según hemos comentado, el aceite de coco es un alimento beneficioso para incluir en el contexto de una pauta baja en carbohidratos. Se ha especulado mucho sobre su impacto en la salud cardiovascular en los últimos años, por su perfil de ácidos grasos saturados. Lo cierto es que las evidencias actuales defienden su consumo y lo consideran seguro, pudiendo provocar ciertos efectos positivos.
De acuerdo con una investigación publicada en la revista Journal of the Science of Food and Agriculture, el aceite de coco puede tener propiedades antidiabéticas, antiinflamatorias y antioxidantes. Además es un comestible positivo para la salud de la piel, tanto a través de su ingesta como a partir de su aplicación de forma tópica.
Se trata de un producto que se combina en muchas ocasiones con el café cetogénico para mejorar las propiedades del mismo. Ahora bien, no debemos perder de vista que es bastante energético, por lo que se debe incluir en la pauta con moderación. De lo contrario, se podría experimentar un incremento del peso corporal a partir de un desequilibrio en el balance energético.
Por otra parte, el aceite de coco, por su perfil de ácidos grasos, es un elemento bastante útil para incluir en la cocina. Soporta relativamente bien las altas temperaturas, siendo más estable que muchos aceites de semillas, como el de sésamo. Si bien es cierto que conviene evitar las frituras en la dieta regular, a la hora de cocinar con grasas siempre habrá que elegir las más adecuadas para evitar en la medida de lo posible la génesis de lípidos trans.
Incluye aceite de coco en la dieta baja en carbohidratos
Como has podido comprobar, el aceite de coco es un producto beneficioso que se puede incluir en la dieta baja en carbohidratos para mejorar la composición de la misma. Aporta triglicéridos de calidad que protegerán el sistema cardiovascular y que ayudarán a mantener bajo control los mecanismos inflamatorios y oxidativos en el medio interno. No solo sirve para cocinar o consumir en crudo, sino que se puede aplicar de forma tópica para cuidar la piel.
Para terminar, es clave recordar que será determinante mantener un buen balance de omega 3 y omega 6 en la dieta. Con este objetivo es preciso limitar el consumo de alimentos procesados industriales, además de preferir siempre los alimentos procedentes de animales que han sido criados en libertad. El modo de vida y la pauta dietética de los mismos afecta a su perfil lipídico.
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