Cómo afecta al cuerpo dormir poco

Dormir poco es un hábito propio de nuestra cultura actual, donde el estrés, las tecnologías y el sedentarismo, tienen un efecto negativo sobre nuestro horario biológico
Cómo afecta al cuerpo dormir poco
Fernando Clementin

Escrito y verificado por el periodista deportivo Fernando Clementin.

Última actualización: 24 marzo, 2022

Las costumbres han cambiado radicalmente en los últimos años por diversos factores. Sin dudas, una de las prácticas que se pierde poco a poco es la de descansar lo que nuestro cuerpo nos exige. Las constantes distracciones y el ritmo de vida frenético nos llevan a dormir poco, y esto genera un deterioro en nuestra salud.

Los móviles, los ordenadores, la televisión y la imposibilidad de desconectarnos del estilo de vida apurado y sin pausa que llevamos está atrofiando nuestra capacidad de descansar. Está comprobado por la Asociación Mundial de Medicina del Sueño que el 45% de las personas padecen un trastorno del sueño, según un informe periodístico.

De hecho, los índices ya están llegando al nivel de epidemia. Cada vez menos gente cae en la cuenta de que dormir es tanto o más importante que alimentarse. Además, quienes lo saben a menudo no lo ponen en práctica. ¿Cuáles son las consecuencias de dormir poco para nuestra salud? A continuación ahondaremos en ese asunto.

¿En qué nos afecta dormir poco?

¿Cómo afecta dormir poco?

Los efectos negativos de un descanso inadecuado son muchos y pueden generar trastornos mayores. Entre los más frecuentes, se destacan:

  • Desgaste cerebral: cuando dormimos, el cerebro regenera células que le permiten ‘recuperar energías’ y prevenir enfermedades. Si descansamos poco, no puede limpiar las proteínas que causan las placas del Alzheimer o la demencia.
  • Pérdida de masa corporal: las personas que descansan menos de cinco horas por noche sufren reducciones en su Índice de Masa Corporal. El promedio que se pierde ronda el 3,6% y se debe a las carencias en los procesos metabólicos que se dan por las noches.
  • Desorden alimenticio: generalmente, la gente que descansa mal, come peor. Cuando dormimos, generamos leptina, una hormona que provoca saciedad y regula la grasa corporal. Si se reduce su producción, la consecuencia será la alimentación a deshoras y acumulación de grasa corporal. Esto, además, favorece el desarrollo de afecciones como la obesidad y la diabetes.
  • Falta de reflejos: el rendimiento cognitivo y la coordinación motora disminuyen notablemente cuando una persona no ha dormido lo suficiente. Según la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA, en inglés) de Estados Unidos, más de cuarenta mil personas sufren lesiones año a año por problemas ligados a la falta de sueño.
  • Menor rendimiento: como consecuencia de la falta de lucidez y energía, al dormir poco, nos exponemos a que nuestras capacidades se reduzcan considerablemente. Quienes no descansan lo suficiente suelen rendir menos en el ámbito laboral o escolar.

¿Por qué dormimos cada vez menos?

Las raíces de este padecimiento, propio de la cultura del siglo XXI, son varias. La primera que podemos enumerar es sobre los málos habitos de sueño. Esto incluye prácticas como el uso del teléfono o el ordenador hasta minutos antes de acostarnos, así como ver la televisión hasta caer dormidos.

El uso del teléfono o el ordenador hasta minutos antes de acostarnos, así como ver la televisión hasta caer dormidos afectan nuestro descanso.

El motivo es que se atrofia la percepción de las células ganglionares, que están situadas en la retina e informan a nuestro cerebro sobre si es de día o de noche. Como son muy sensibles a las luces de onda corta (como las de los móviles o las tabletas), el reloj biológico de la persona puede verse afectado ante la confusión sobre el horario en el que se encuentra.

Por otra parte, el sedentarismo también juega su papel en esto. Dado que el estilo de vida de la mayoría de las personas no incluye la actividad física de treinta minutos diarios recomendados por la OMS, la necesidad de descansar no es imperiosa

Finalmente, también debemos mencionar a la alimentación como un factor relevante. El excesivo consumo de cafeína, alcohol o el tabaquismo pueden conducir a alteraciones en el ritmo de sueño. Por lo tanto, se recomienda moderar su ingesta o, de ser posible, directamente anularla.

Consejos a la hora de dormir

Si eres una de esas personas que acostumbran a dormir poco, estos consejos pueden ser de gran ayuda en el desafío de cambiar ese mal hábito:

  • No pospongas tu descanso: no trabajes horas extra si puedes dejarlo para otro día. Cuando tu cuerpo pide un descanso, es importante brindárselo y retomar con más energías al día siguiente.
  • La deuda de sueño no es recuperable: la creencia de ‘dormir de más’ los fines de semana para recuperar lo perdido entre semana es falsa. El ritmo de sueño debe ser cotidiano, no puede pagarse en una sola vez.
  • Evita comer demasiado por las noches: en primer lugar, porque esa energía no se consume y se almacenará en forma de grasa. Además, las funciones vitales se retardan al dormir, por lo que la digestión se hará menos eficientemente y pueden aparecer inconvenientes gástricos.
Receta de cena ligera para después del gimnasio.
  • Desconéctate: una o dos horas antes de irte a la cama, deja de lado el móvil, el ordenador o cualquier otro dispositivo electrónico que te mantenga en vigilia. Por el contrario, es mejor leer o hacer alguna otra actividad que nos relaje.

Las consecuencias de dormir poco son diversas y muy claras. Es importante, por ende, tomar los recaudos necesarios y modificar nuestros hábitos para favorecer el buen descanso. A la larga, notarás la diferencia en tu día a día y tu organismo te lo agradecerá ampliamente.

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