La microbiota: todo lo que debes saber
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El sistema digestivo del cuerpo humano es uno de los más complejos. Entre sus características más impresionantes está el hecho de que casi un tercio de todas las neuronas de nuestro cuerpo se alojan aquí y forman plexos nerviosos. Pero quizás la más importante es que en nuestro intestino grueso convivimos con millones de bacterias en simbiosis. Estas bacterias forman lo que conocemos como flora intestinal o microbiota, y son imprescindibles para mantener nuestra salud.
La microbiota
La microbiota o microbioma es un conjunto de microorganismos presentes de forma natural en diferentes partes del cuerpo humano. Encontramos bacterias en condiciones normales en sitios tan distintos como la piel, la faringe, la uretra o el esófago.
No obstante, donde de verdad hay un completo ecosistema de bacterias que conviven con nosotros sin perjudicarnos es en el colon: hasta 100 billones de microorganismos unicelulares. Son más numerosos que el total de las células de nuestro cuerpo, y aun así su peso en un individuo adulto es únicamente de un kilo y medio.
Aunque existe la creencia de que las bacterias son malas para nuestra salud, nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que estas bacterias son inofensivas y tenemos una relación de hospedador comensal con ellas.
Nosotros les aportamos alimentos en forma de sustancias que no podemos digerir, como algunos vegetales. Ellas lo digieren por nosotros y nos ayudan a eliminarlos, además de otras muchas funciones.
Composición de la microbiota
La composición de la microbiota es muy variable en función de la localización en el cuerpo. Es importante recalcar que cada bacteria suele tener un lugar de hospedación, y que si modificamos su hábitat podrían convertirse en patógenas.
Esto ocurre, por ejemplo, con el Staphylococcus aureus, una bacteria muy común en nuestra piel que puede introducirse por heridas en la sangre y provocar infecciones. En el colon, donde más abundan estas bacterias, se encuentran las bacterias del género Lactobacillus, que compone casi la totalidad de nuestra flora intestinal.
Una de las más conocidas es el Lactobacillus casei, que encontramos en muchos complementos alimenticios, tanto en supermercados como en farmacias. Esta bacteria, junto con otras que abundan en nuestro intestino, se comercializan como probióticos. Mejoran nuestra salud intestinal y nos ayudan a digerir los alimentos.
Funciones de la microbiota
La microbiota tiene numerosas funciones, aunque en este artículo vamos a destacar algunas de las más importantes, ya que este tema da para un libro entero.
Función de nutrición
Como ya adelantábamos antes, la microbiota juega un papel fundamental en la digestión de algunos compuestos. Por ejemplo, la fibra alimentaria favorece la proliferación de la microbiota, ya que la celulosa que nosotros somos incapaces de digerir será utilizada por las bacterias como alimento.
Además, estas bacterias colaboran en la síntesis de numerosas vitaminas como la B12 a nivel del colon. Sin ellas, sería muy difícil sintetizar las cantidades que necesita el organismo.
Función de defensa
Tiene una función de defensa doble. En primer lugar, ocupan un espacio que podría ser ocupado por bacterias patógenas. Esto es especialmente importante en la piel, ya que el crecimiento de un tipo de bacteria puede desplazar colonias de otras que podrían provocarnos enfermedades.
Esto lo consiguen teniendo una tasa de recambio mucho mayor y consumiendo los nutrientes de nuestra piel, de forma que las bacterias patógenas se quedan sin alimento y mueren.
Otra forma muy importante es estimulando al sistema inmunitario. Muchas bacterias patógenas son de un género muy concreto, y las bacterias de nuestra microbiota que se asemejan a ella les ‘enseñan’ a atacarlas. Así, cuando entremos en contacto con las bacterias dañinas, nuestro sistema inmunitario estará listo para combatirlas.
Previene las alergias
El contacto con bacterias de la microbiota ha sido relacionado en algunos estudios con un menor número de alergias a alimentos y enfermedades mediadas por el sistema de la imnugloblina E, que está relacionado con las reacciones de hipersensibilidad.
Esto se debe a que hacen que nuestro sistema inmunitario reconozca muchos alérgenos y no se produzcan estas reacciones que pueden desembocar en procesos alérgicos y episodios de anafilaxia.
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