Consejos para cuidar las articulaciones
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Las articulaciones son las uniones entre dos o más huesos. Dado que los huesos son rígidos, en la mayoría de articulaciones estas uniones son las que permiten el movimiento. Por lo tanto, cuidar las articulaciones será de vital importancia, tanto si queremos mantenernos en forma como simplemente para completar nuestras actividades cotidianas sin molestias.
Estructuras implicadas
Podemos movernos libremente sin que cada hueso vaya por su cuenta gracias a una serie de estructuras que envuelven los espacios que los separan. Las principales estructuras de las articulaciones son las siguientes:
- Cápsula articular: es una membrana que recubre toda la articulación y ayuda a prevenir que se mueva en exceso.
- Líquido sinovial: está dentro de las cápsulas articulares y ayuda a nutrir el cartílago y a prevenir el roce entre los huesos en la articulación.
- Ligamentos: situados por fuera de la articulación, estas bandas fibrosas limitan el movimiento de esta para que no haya movimientos anormales.
- Los músculos y sus tendones: estas estructuras son las que, al fin y al cabo, mueven los huesos y, por tanto, las articulaciones. Una musculatura entrenada y tendones resistentes contribuirán al funcionamiento correcto de las articulaciones.
Cabe aclarar que hay cientos de articulaciones en el cuerpo humano, incluyendo las uniones de los huesos del cráneo o la sínfisis del pubis, las cuales permiten un movimiento nulo o muy limitado.
Este artículo será de aplicación principalmente a las articulaciones sinoviales, las cuales poseen los elementos anteriormente mencionados. Entre ellas encontramos articulaciones tan importantes como las del codo, la muñeca, la cadera, la rodilla y el tobillo.
Cuidar las articulaciones
El primer punto que hay que tener en cuenta para cuidar las articulaciones será realizar una carga de ejercicio físico adecuada. Demasiado ejercicio o una rutina muy intensa puede deteriorar sus estructuras o cargar un exceso de peso sobre estas.
Por otro lado, la falta de ejercicio hará que los músculos no sean capaces de absorber las fuerzas que les exijamos, lo cual obligará a trabajar en demasía a los ligamentos y dejará desprotegida la cápsula articular. Así, una cantidad correcta de ejercicio conllevará una musculatura capaz y unos tendones tensados y preparados.
Además, al realizar ejercicio también ayudamos a que los huesos se hagan más fuertes, gracias al proceso de absorción de células viejas y la producción de nuevas que las reemplazan. Se trata de un proceso que depende en gran medida de que sea estimulado mediante el movimiento y la absorción de cargas.
Para proteger las articulaciones, también es esencial realizar un calentamiento correcto. Tener los músculos listos para los esfuerzos que van a tener que realizar también hará que absorban ellos la carga en vez de los ligamentos u otros tejidos blandos.
Otro punto importante es respetar los tiempos de recuperación. Los procesos que estimula el realizar ejercicio físico necesitan su tiempo para completarse; si lo hacemos demasiado muy seguido, las articulaciones no se habrán recuperado de un primer esfuerzo cuando ya le estaremos exigiendo el próximo.
¡A comer!
Otro punto que se ha de tener en cuenta para las articulaciones es la alimentación. Una dieta equilibrada que no sea muy rica en grasas le proporcionará a nuestras articulaciones los nutrientes necesarios para poder recuperarse tras el esfuerzo realizado. Frutas como las cerezas o la piña son dos grandes aliados a la hora de combatir dolores articulares.
En tanto, las vitaminas A y C ayudarán a regenerar tejidos dañados; por ende, para fortalecer los huesos también debemos tomar vitamina D y calcio. Sin embargo, es importante aclarar que el proceso por el cual los huesos absorben el calcio es complejo.
Para que el hueso pueda utilizar el calcio y fortalecerse, además de ingerir estos dos elementos también debemos realizar ejercicio físico moderado y tomar sol. Esto último es significativo porque hay pocos alimentos que proporcionan vitamina D, mientras que el cuerpo la produce de forma natural al exponernos al sol.
En definitiva, ya sabes: para cuidar las articulaciones, haz ejercicio físico moderado, calienta bien, reposa lo que tu cuerpo necesite, come bien y toma el sol. ¡Todos son hábitos muy beneficiosos!
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