¿Cuáles son las causas de las contracturas?
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Todos hemos sufrido contracturas musculares alguna vez. Sin embargo, pese a haberlas padecido, quizás haya mucha gente que no se ha parado a pensar en las causas de las contracturas.
Se trata de una lesión realmente común, que se suele asociar con el simple hecho de realizar un gran esfuerzo físico. Sin embargo, esto no es siempre así. Por lo tanto, vamos a ver las razones por las que puede aparecer esta molesta lesión y qué podemos hacer para evitarlas.
¿Qué son las contracturas?
Como explica la literatura académica sobre el tema, las contracturas musculares ocurren cuando un músculo se contrae fuertemente y no es capaz de relajarse. Es decir, este permanece constantemente contraído.
Por un lado, esto nos causará dolor, a menudo al intentar movernos, pero también puede doler en reposo. Asimismo, la presencia de una contractura limitará el rango de movimiento.
Al estar en una situación de reposo, el músculo tiene toda su capacidad de estiramiento y contracción intactas. No obstante, estando contraído ya no tiene apenas recorrido para contraerse, y no se dejará estirar. Por lo tanto, la capacidad de movimiento de verá significativamente limitada.
Posibles causas de las contracturas
Las causas que desemboquen en una contractura muscular pueden ser muy diversas. A continuación, enumeraremos algunas de las más frecuentes:
Ejercicio físico desmesurado
Como hemos visto, y como la mayoría de la gente sabe, la principal razón por la que aparecen contracturas es por un sobreesfuerzo. Ya sea por pasar de no hacer apenas deporte a realizar sesiones intensas o por querer mejorar de manera rápida y sin paciencia para mejoras graduales.
Asimismo, simplemente puede darse al llevar una vida sedentaria e intentar subir toda la compra al cuarto piso. En todas estas situaciones, le estamos pidiendo a los músculos que hagan esfuerzos para los que no están preparados. Les exigimos que hagan algo que no pueden, y una posible respuesta para protegerse es la contractura.
Por último, con relación al ejercicio físico, cabe mencionar que un golpe también puede provocar una contractura.
El frío
Todos hemos oído hablar del calentamiento y de su utilidad para prevenir lesiones. Pues bien, este concepto de «calentar» también se aplica en términos de temperatura.
Cuando están fríos, los músculos tienden a contraerse. Por lo tanto, si encima les exigimos un esfuerzo estando a bajas temperaturas, estamos empeorando el problema.
De este modo, en épocas en las que bajan las temperaturas, es incluso más importante calentar. Debemos ayudar a los músculos para que fluya la sangre, que ganen elasticidad y que se calienten.
Mala alimentación
Otra de las causas de las contracturas es la mala alimentación. Para contraerse y relajarse de manera natural, los músculos necesitan ciertas sustancias. Si no tenemos suficiente cantidad de estas sustancias, este ciclo se interrumpirá y eso dará lugar a contracturas.
Por lo tanto, una dieta equilibrada que incluya todos los nutrientes esenciales es vital para prevenir su aparición. En este apartado también debemos incluir la hidratación. Beber la suficiente agua y mantener el organismo hidratado también es importantísimo. Recuerda que es positivo beber antes, durante y después del ejercicio físico.
Estrés, otra de las causas de las contracturas
El estrés emocional del día a día también puede ser una de las causas de las contracturas. En general, cuando estamos constantemente preocupados, ocupados o afligidos, nos encontramos en tensión. Esta tensión constante se puede acabar convirtiendo en contracciones musculares.
Por lo tanto, será importante tratar de buscar momentos del día para relajarnos, o bien realizar sesiones de meditación, aunque sea simplemente sacar un poco de tiempo para andar y despreocuparnos. Todas estas soluciones ayudarán a aliviar el estrés.
Malas posturas
Las posturas inadecuadas o mantenidas en el tiempo son el último gran causante de contracturas. Si trabajamos frente al ordenador muchas horas, lo más probable es que apenas movamos el cuello y los hombros. Si estamos mucho tiempo en el sofá, en cambio, pasaremos mucho tiempo con la espalda redondeada.
Cualquier postura en la que el cuerpo tiene que trabajar de una manera incorrecta puede dar lugar a contracturas. De igual modo ocurre si no nos movemos, es decir, si no le proporcionamos estímulos.
Las causas de las contracturas se pueden prevenir
De todo lo anterior se desprende que las contracturas se pueden prevenir. Para ello, es importante controlar los esfuerzos físicos que realizamos, calentar y entender que debemos mejorar gradualmente. También tenemos que comer bien, cuidar las posturas y tratar de bajar los niveles de estrés.
Si somos capaces de conjugar todo esto, no deberíamos tener problemas. En caso contrario, como los expertos de la Universidad Técnica de Ambato explican, nos esperan varios días de molestias y sesiones de frío o calor, estiramientos, masajes y demás terapias físicas.
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