Causas y síntomas del dolor de las cervicales
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El dolor de las cervicales es muy incómodo puesto que nos va a afectar siempre que movamos la cabeza. Ya sea conducir, hablar con varias personas o incluso comer, siempre trabajan los músculos que traccionan a nivel vertebral para mantener la cabeza erguida.
A continuación vamos a profundizar en las causas y los síntomas específicos de este tipo de dolor tan limitante en el día a día que puede generar incapacidad en quienes lo sufren.
Causas del dolor de las cervicales
Primero hay que aclarar que por “cervicales” nos estamos refiriendo a las primeras siete vértebras de la columna vertebral. Vale destacar que la zona de transición en la espalda donde acaban las vértebras cervicales y comienzan las dorsales es fácilmente identificable. La última vértebra cervical, C7, es prominente, y es la que más se nota al tacto en la base del cuello debido a su morfología. Con lo cual, cuando hablamos de cervicales, hablamos de las siete vértebras que hay desde esa que se toca fácilmente hasta el cráneo.
Los estudios muestran que la primera causa del dolor de las cervicales son las malas posturas sostenidas en el tiempo. Esto puede ser durmiendo con la almohada incorrecta o pasarse horas frente al ordenador sin movilizar el cuello activamente.
Cualquier momento en el que estemos varias horas en una misma postura hace que las estructuras que estén tensionadas lo estén todo ese tiempo. En el caso de dormir en mala postura, a mantener la postura le añadimos un componente dañino. Pero en ambos casos lo que ocurre es que los músculos se engarrotan, se contracturan, y esto causará que cualquier movimiento en el que participen duela.
En segundo lugar está la situación opuesta: darle demasiado trabajo a los músculos del cuello. Si practicamos un deporte de de forma repetida, también podemos sobrecargar todos los músculos, incluyendo los que se originan o insertan en las cervicales.
El dolor cervical también puede aparecer por problemas estructurales. Si es un dolor constante que no empeora con el movimiento o si has recibido tratamiento muscular y no mejora, debes realizarte pruebas radiográficas. Es la única forma de ver si hay algún problema con la vértebra, compresión de disco, dos vértebras que se rozan e incluso descartar una fractura o fisura.
Una zona compleja
Hay que remarcar que no solo tenemos músculos en la zona cervical. Es una parte del cuerpo por la que pasan grandes vasos sanguíneos y nervios. También tenemos multitud de ligamentos y cápsulas articulares que ayudan a que las estructuras funcionen de manera armoniosa. Y también están los tendones de los músculos mencionados anteriormente.
Todas estas estructuras pueden provocar dolor cervical si se dañan. Este daño puede ser súbito (un golpe, una caída, un movimiento brusco) o gradual (debilidad, microtraumatismos, malas posturas).
Tener tantas estructuras distintas en una parte relativamente pequeña del cuerpo hace que el diagnóstico sea clave. Es decir, debemos descartar multitud de problemas potenciales para asegurarnos de dar con la causa real del problema. De hecho, los estudios muestran que hay tratamientos que pueden ser eficaces y otros que no lo son, por ser un problema potencialmente complejo.
Síntomas de dolor cervical
El ejemplo sintomático más frecuente es el dolor. Si tiene un origen muscular o tendinoso, empeorará con el movimiento, especialmente en la dirección donde predomina la acción muscular. Si es ligamentoso, el dolor será más fuerte durante los movimientos que tensionen dicha estructura. El dolor por fricción de huesos puede estar siempre presente debido a la inflamación resultante. Y un dolor por atrapamiento o afectación nerviosa se puede irradiar por el brazo de la zona afectada producto del plexo braquial.
Otro síntoma común a todas las patologías es la limitación de la movilidad. El dolor de las cervicales se recrudecerá con unos movimientos u otros, lo cual nos hará evitar movernos mucho para no empeorar la sintomatología. Es importante que esta restricción sea real, es decir, porque tengamos dolor, y no porque pensemos que nos va a doler. Si es lo segundo, podemos desarrollar un cuadro crónico por evitación del dolor, lo cual puede prolongar la dolencia de manera indefinida.
Además de estos síntomas comunes, pueden haber otros dependiendo de la estructura afectada. Si es nervioso, podemos notar hormigueo o entumecimiento en el cuello o los brazos, síntoma conocido como parestesia. Si está comprometido el paso de un vaso sanguíneo, podemos notar mareos.
Un problema frecuente, pero con diagnóstico complejo
De todo lo anterior se entiende que lo más importante con esta patología es averiguar la causa. Una vez tengamos la estructura localizada, será cuestión de tiempo hasta que remitan los síntomas.
Es por esto que la cervicalgia es una patología tan común, porque puede ser provocada por múltiples factores. Mantén la calma, busca ayuda y apela a la rehabilitación para reducir los síntomas y retornar a la plenitud cuanto antes.