¿Cuáles son las causas de la elongación muscular?
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Conocer las causas de la elongación muscular es útil porque, pese a tratarse de una patología menor, puede desembocar en otras dolencias más graves que nos alejen de nuestros entrenamientos durante un tiempo mayor.
Por lo tanto, a continuación vamos a ver un poco más acerca de esta patología, así como sus causas desencadenantes.
Elongación muscular
Una elongación muscular o distensión es una patología que aparece cuando el músculo es estirado de forma anormal dadas sus características. Es decir, el músculo está acostumbrado a un determinado tipo de trabajo. Pero en un momento determinado, se estira de manera brusca o demasiado intensa y el músculo no es capaz de soportar semejante tracción.
Cuando esto ocurre, pueden romperse algunas fibras musculares o solo quedar dañadas, pero sin romperse, lo que sería el mejor pronóstico. Si se rompen más fibras ya podemos hablar de una distensión muscular, el paso siguiente en cuanto a gravedad. Pero si hablamos de elongación, nos limitamos a analizar la patología en la que las roturas o bien no existen, o son ínfimas.
Causas de la elongación muscular
Hemos visto un poco más sobre la patologia en cuestión y ahora toca analizar las causas que motivan su aparición. Como hemos dicho anteriormente, la lesión se debe a un sobreestiramiento, pero son los motivos que causan ese estiramiento exagerado los que analizaremos en este apartado.
Calentamiento defectuoso
Reiteradas veces hemos hablado sobre la importancia del calentamiento. Es el gran factor que ayuda a prevenir lesiones cuando vamos a practicar algún deporte o realizar cualquier ejercicio físico exigente.
El calentamiento avisa a los músculos del esfuerzo que se les viene encima. Por lo tanto, debemos hacer un calentamiento en el que se trabaje, a mucha menor intensidad, los gestos o grupos musculares que vayamos a realizar después. Al preparar al músculo con estímulos, cuando llega el momento del deporte, están listos para activarse: tienen el aporte sanguíneo necesario, la conducción nerviosa es la correcta, tiene la tensión necesaria, etc.
Y si no calentamos apropiadamente, el músculo no está preparado para el esfuerzo. A poco que vayamos a hacer un gesto brusco o repentino, es probable que causemos una lesión al músculo en cuestión. También vale la pena recordar que no hay que calentar demasiado, ya que puede tener un efecto contraproducente generando una fatiga que repercute directamente sobre la coordinación neuromuscular.
Músculo sobrecargado
Aunque calentemos correctamente, siempre deberemos asegurarnos de que la carga deportiva se ajuste a nuestras posibilidades. Es decir, de nada sirve calentar y después pensar que podemos enfrentarnos a todo.
Siempre debemos ajustar la sesión de entrenamiento a lo que nuestro cuerpo esté acostumbrado a hacer. En cualquier deporte se mejora realizando una progresión gradual. Nadie se levanta y corre como un velocista, ni levantará el mismo peso que cuando lleve unos meses haciendo sus series y repeticiones con diligencia.
Musculatura tensa
Otra razón por la cual puede aparecer una elongación muscular es tener los músculos tensos. Esto ocurre, por ejemplo, cuando tenemos regiones que están sufriendo una contractura y nos ponemos a practicar deporte. En este caso, las probabilidades de sufrir una lesión como una elongación aumenta muchísimo.
Una de las maneras de combatir esta tensión es el calentamiento, pero también debemos reposar lo suficiente entre sesiones y llevar una vida activa fuera del deporte. Lo cual nos lleva al…
Sedentarismo
Otra de las causas de la elongación muscular es la falta de ejercicio físico. Si tenemos al cuerpo acostumbrado a estar sentados o acostados, sin apenas movimiento, la musculatura también se adapta a esta situación. La musculatura se acorta, pierde elasticidad y fuerza y, en general, será más propensa a lesionarse.
Desequilibrio muscular
Si no tenemos un buen equilibrio entre “agonistas” (los músculos que realizan un cierto movimiento) y “antagonistas” (los que hacen el movimiento opuesto), nos exponemos a sufrir elongaciones.
Cabe recordar que siempre que hacemos un movimiento, unos músculos se contraen y otros son estirados. Cuando estiramos el codo, el tríceps se contrae, y el bíceps se tiene que dejar estirar. Ahora pongamos que jugamos al tenis y solo trabajamos los golpes con la raqueta, ignorando el bíceps. No sería extraño que en alguno de esos golpes, la fuerza con la que el tríceps extiende el brazo haga que se rompan algunas fibras del debilitado bíceps.
Otro ejemplo es el fútbol, ya que los estudios apuntan que la musculatura isquiotibial suele estar acortada, lo cual predispone a lesionarse, especialmente durante los cambios bruscos de velocidad.
Hidratación
La última de las causas de la elongación muscular que vamos a ver es la hidratación insuficiente. Para realizar un correcto ciclo de contracción-relajación, el músculo necesita una serie de sustancias. Y una de esas sustancias, para la flexibilidad, es el agua. Si no le damos el suficiente agua, cualquier vez que le exijamos un estiramiento fuerte, estamos arriesgándonos a sufrir una elongación.
Como verás, los factores que pueden desembocar en una elongación o distensión muscular son variables y debes tenerlos a todos en cuenta a la hora de planificar una rutina deportiva.
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