Cómo descansar el cerebro después de una conmoción cerebral
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Tanto durante la práctica deportiva como en nuestro día a día, estamos expuestos constantemente a accidentes domésticos que, en la mayoría de las ocasiones, son leves. En este artículo vamos a centrarnos en uno bastante poco frecuente, pero que debemos tener muy en cuenta para tratarlo y prevenirlo de la mejor manera. Se trata de los traumatismos cerebrales leves o conmoción cerebral.
¿Qué es una conmoción cerebral?
Una contusión cerebral o conmoción cerebral es la forma más leve y benigna de los traumatismos cerebrales. Ocurre de forma relativamente frecuente en algunos deportes, aunque no son muy habituales en los accidentes domésticos.
Es importante reconocer los síntomas para diferenciarlas de traumatismos más graves, que podrían ser peligrosos para nuestra salud.
La conmoción cerebral ocurre cuando sufrimos un impacto en la cabeza. El propio impacto puede lesionar levemente el tejido cerebral, aunque lo más frecuente es que sea el rebote del cerebro contra el hueso lo que lo produzca. Por ello, la lesión se encontraría en el polo opuesto al que recibe el golpe.
Como hemos dicho, es más frecuente en algunos deportes en los que estamos más expuestos a los golpes en la cabeza. Estos son los deportes de contacto, como el bóxeo o kárate, o deportes de equipo, como el baloncesto o el rugby.
Síntomas de una conmoción cerebral
Es importante saber reconocer los síntomas de la conmoción cerebral, tanto si la padecemos nosotros como alguien cercano. La actividad física debe detenerse temporalmente para reposar el cerebro, ya que un segundo traumatismo podría desencadenar un síndrome de segundo impacto, que es potencialmente mortal.
Los principales síntomas son los siguientes:
- Visión borrosa o doble.
- Mareos o pérdida de conocimiento.
- Náuseas y vómitos.
- Dolor de cabeza intenso. No siempre está presente, especialmente en las formas más leves.
Después de reconocer que estamos ante una conmoción cerebral, especialmente si la sufrimos practicando deporte, es importante acudir a un médico. Este profesional será el encargado de evaluar el alcance de la lesión.
En ocasiones, dependiendo de la intensidad de los síntomas, podrá pedir una tomografía computarizada o una resonancia magnética para ver si existe una lesión objetivable en el cerebro. Si es así, estaríamos ante una lesión más importante, ya que las conmociones cerebrales no se ven en estas pruebas.
Tratamiento y reposo después de una conmoción cerebral
Debemos tener en cuenta que las conmociones cerebrales, aunque sean lesiones leves, necesitan de un tiempo de reposo adecuado. Esto implica parar todas las actividades que podrían dañar nuevamente la zona lesionada y provocar un síndrome de segundo impacto, que es una situación potencialmente grave. Veamos unas pautas generales para reposar el cerebro después de una conmoción cerebral:
Dormir el tiempo adecuado
El descanso es muy importante en nuestra vida, pero es crucial si hemos padecido una conmoción. Durante el descanso, se reduce la actividad cerebral y el consumo energético, por lo que es más fácil sanar la zona afectada.
También es recomendable dormir siestas un poco más largas, ya que aumentando las horas de sueño también evitamos que el cerebro se exponga a estímulos potencialmente dañinos.
Evitar actividades que supongan un esfuerzo mental
Es importante que el cerebro tenga la menor actividad posible, a fin de que sane la zona afectada, como explicábamos en el punto anterior. Para ello, es conveniente reducir al mínimo el tiempo que estamos frente a pantallas, tanto viendo la televisión como con nuestro teléfono móvil. También es recomendable evitar la lectura durante los primeros días después de la conmoción.
Alimentarnos correctamente
Como decíamos con el descanso, una correcta alimentación siempre es importante. Si alimentamos correctamente a nuestro cuerpo durante el tiempo de recuperación, este será más efectivo y rápido.
Evitar la práctica deportiva
Es muy importante reducir al máximo la exposición a nuevas lesiones, y para ello debemos dejar de practicar deporte durante unas semanas. La actividad física debe ser eliminada por completo durante uno o dos días.
Con el paso de los días, podemos ir aumentando la intensidad progresivamente, siempre siguiendo las pautas que nos dé el médico que esté valorando nuestro caso. En algunos deportes de contacto como el boxeo, el tiempo que tendremos que estar sin practicarlo puede incrementarse a varios meses.
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